Miércoles, 15 de enero de 2025
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Salamanca Acoge, empatía y acompañamiento a inmigrantes. “La solución no es ponerle barreras a la gente que llega”
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REPORTAJE

Salamanca Acoge, empatía y acompañamiento a inmigrantes. “La solución no es ponerle barreras a la gente que llega”

Actualizado 15/01/2025 13:45

Atienden a personas provenientes de unas 50 nacionalidades y los países más representados son Venezuela y Colombia

En Salamanca Acoge llevan más de dos décadas ayudando a las personas que llegan a Salamanca desde diversos países del mundo. “Nuestra principal labor es apoyar los procesos de integración de las personas migrantes que llegan a nuestra ciudad, así como acompañar a las personas refugiadas que solicitan protección internacional”, explica Lucía de la Peña, coordinadora. "Les brindamos apoyo durante su proceso vital inicial en Salamanca, ayudándoles a adaptarse a su nuevo entorno, aprender el idioma y recibir asistencia, especialmente en temas jurídicos, para que puedan comprender su situación en términos de extranjería”, añade.

Desde que comenzó su labor en 2001, “hemos evolucionado mucho”, recuerda. “Empezamos como un grupo de voluntarios con el objetivo de aprender lo máximo posible para poder ayudar a las personas que llegaban a la ciudad. Queríamos ayudarles a orientarse en su nuevo entorno, ya fuera en la búsqueda de empleo o en temas legales. Con el tiempo, hemos adaptado nuestra labor a las necesidades específicas de las personas que atendemos, ya que hemos ido observando que muchos de ellos se encuentran en situaciones de alta vulnerabilidad”.

Muchas de las personas que llegan proceden de contextos de conflicto bélico y situaciones de explotación, lo que hace que su proceso de adaptación sea más complejo. Sin embargo, “creo que la migración debe verse como una oportunidad, ya que muchas de estas personas tienen habilidades y capacidades que podrían contribuir enormemente en los puestos de trabajo que, por diversos motivos, siguen siendo rechazados por la población española”.

En cuanto a los países de origen, atienden a personas provenientes de unas 50 nacionalidades diferentes a lo largo del año. Actualmente, los países más representados son Venezuela y Colombia, aunque se ha notado una disminución en la llegada de personas de Marruecos. “En muchos casos, estas personas llegan acompañadas de menores o forman parte de familias completas. Además, contamos con alojamientos disponibles para aquellos que están dentro del sistema de protección internacional”, afirma.

Las principales barreras que encuentran estas personas al llegar a Salamanca son diversas. En primer lugar, la salud mental de muchos migrantes se ve afectada por el trauma de su situación, también la vivienda y la falta de conocimiento sobre los derechos fundamentales. “Esto lleva a que algunas personas no sean conscientes de que tienen acceso a la salud, por ejemplo, cuando en realidad es un derecho que les corresponde”.

“Escuchar las historias de sufrimiento y lucha de tantas personas puede ser muy impactante”

Lucía asegura que el trabajo que realizan en Salamanca Acoge “es muy complejo y emocionalmente agotador. Escuchar las historias de sufrimiento y lucha de tantas personas puede ser muy impactante. Además, la sociedad a menudo no valora adecuadamente este tipo de trabajo, lo que añade más presión a nuestra labor”. En este sentido, cree que es “necesario que la sociedad reflexione sobre lo que realmente significa la migración y cómo podemos apoyar a las personas que llegan a nuestro país buscando una oportunidad”.

A pesar de los momentos difíciles, hay muchos aspectos gratificantes. “Es increíble ver cómo muchas de las personas que pasan por nuestra asociación logran superar sus dificultades y rehacer sus vidas. A menudo digo que no hace falta viajar al extranjero para conocer el mundo, porque en Salamanca he tenido la oportunidad de conocer historias de vida impresionantes, llenas de lucha, esperanza y resiliencia”.

El gran sueño para Salamanca Acoge es que “no sea necesario nuestro trabajo porque se haya alcanzado una convivencia plena y respetuosa entre todas las personas, sin distinción. Me gustaría que la sociedad comprendiera que la solución no está en poner barreras a quienes llegan, sino en encontrar formas de integrarlos de manera efectiva. En un contexto como el de la despoblación, la integración de las personas migrantes podría ser una oportunidad para revitalizar nuestras ciudades y comunidades. Desde Salamanca Acoge, seguimos luchando para seguir ayudando a quienes más lo necesitan, a pesar de las dificultades. Queremos que las personas que pasan por nuestra asociación lo hagan con la dignidad que merecen, alcanzando sus derechos y construyendo una vida mejor”, concluye.