Miércoles, 15 de enero de 2025
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“Gracias a los clientes y amigos que han compartido tanto conmigo estos 45 años en el bar”
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FERNANDO MARTÍN, GERENTE DEL HISTÓRICO BAR HERMANOS MARTIN

“Gracias a los clientes y amigos que han compartido tanto conmigo estos 45 años en el bar”

Actualizado 15/01/2025 09:46

Este conocido establecimiento peñarandino, por el que han pasado varias generaciones de vecinos y visitantes, echa el cierre tras casi medio siglo de actividad y vivencias acumuladas

“Me tengo que despedir, dejo el bar. Hablaremos”. Con estas escuetas pero contundentes palabras me anunciaba Fernando Martín su punto y final a más de 45 años de vocación y entrega tras la mítica barra de madera sobre la que se ha escrito la historia personal y emocional de no pocas generaciones de peñarandinos y vecinos de la comarca en el Café-Bar Hermanos Martín, histórico establecimiento que echaba los cierres en la calle Ricardo Soriano de Peñaranda en el comienzo de la Navidad debido a los problemas de salud y la posterior jubilación de quién ha sido su alma y gerente, Fernando Martín.

Hoy, tras casi finalizar el triste desmontaje del local que ha sido sede para abuelos, padres, hijos y nietos, recuerda con emoción sus orígenes, explicando en una emotiva charla que “yo tenía 20 años cuando empecé en el oficio de la hostelería, allá por el verano del año 1979. En aquel entoces estaba trabajando fuera y mi hermano Tasio empezó a dar vueltas a la idea de montar un bar. No me lo pensé dos veces y me lancé a montarlo con él. Un tiempo después entraba otro de mis hermanos, José, aunque unos años después abrimos el Rivers, en el que se quedaba el y luego la discoteca con Tasio”.

Desde aquellos duros comienzos han pasado décadas y no pocas vivencias personales. “Han sido 45 años de trabajo y vida detrás de la barra” mientras que recuerda con gran cariño como Isidro Bustos, director de la sucursal del Banco Bilbao Vizcaya, era su gran mentor, quien le enseñaba a ‘tirar’ buenos cafés. Lo recuerdo con gran cariño, nunca podré olvidar aquellos momentos”.

Pero además de la barra, Fernando ha sido uno de esos hosteleros de siempre, de los que además de servir gentil y sonriente las consumiciones, también se prestaba de consuelo y a veces hasta de paño de lágrimas para clientes que ya se han convertido en parte casi de su casa, algo que le ha dejado innumerables anécdotas. Entre ellas recuerda especialmente a un peñaradino que “cada vez que tenía problemas con su mujer venía por las noches y se desahogaba conmigo, me hacía participe de su casa como si fuera de ella” o “un hombre, padre de un hijo, que también venia y me contaba sus problemas con el chaval…ya hubo un día que le dije ‘ten cuidado con el niño que se tuerce’…hasta hoy ha seguido viniendo el hijo y aún recuerda con aprecio aquel consejo que le dio a su padre.

Por los Hermanos Martín han pasado varias generaciones de peñarandinos y vecinos de la comarca. “Puedo decir que han venido chicos y chicas que se han casado, han venido con sus hijos y estos hijos han regresado ya con los suyos, ósea con los nietos de los primeros…esto es un orgullo que me emociona cada vez que me encuentro con ellos y recordamos momentos y vivencias”.

“Hay clientes que son más que familia, es el mejor regalo que me ha podido dejar este oficio” explica Fernando y añade que durante esta vida tras la barra “he aprendido muchas cosas y muy buenas, más que malas. Creo que es mejor que una universidad, porque al final conoces a la gente de verdad, la vida de verdad”.

“El bar ha sido mi vida. Si no te gusta esto es mejor que lo dejes, eso hay que tenerlo muy claro” asegura, y añade que “me encanta el relacionarme con la gente, tratarme con los clientes con toda la cercanía…eso es la hostelería de verdad, ya que los que trabajamos en esto debemos tratar de que el cliente disfrute en tu bar y vuelva”.

Pero tras tanto vivido llegaba el momento del final por jubilación, algo desencadenado antes de tiempo principalmente por la salud y sus problemas de garganta, de los que hoy se está tratando medicamente con total normalidad y sin nada sobre lo que alarmarse. “Llegó un momento en el que la voz ya no me permitía continuar. Tuve una operación a finales del pasado año y fue ya el detonante para tomar la decisión de cerrar”.

Tras ello, la nueva rutina de Fernando hoy, tras echar el cierre, como el dice, “es un no parar” compaginando los recados de la vida diaria con los quehaceres en casa, la lectura y los paseos. “Puedo decirte que hoy me canso más que cuando estaba en el bar” explica sonriendo Fernando, quién asegura que “no dejan de pararme por la calle para preguntarme por como estoy y hablar de bar…siempre hay anécdotas nuevas que me van dejando, es increíble”.

“A todos los clientes, muchos de ellos ya amigos, solo puedo darles las gracias por haber venido a mi casa y haber compartido tanto conmigo. Que sepan que si algo necesitan o en algo puedo ayudarles que sepan que cuentan conmigo” asegura emocionado Fernando, quién además hace un llamamiento para que Peñaranda y la hostelería sigan adelante y no decaiga. “Es algo que se debe hacer entre todos, instituciones y vecinos”.