En tiempos de generalizadas inestabilidades muchos ciudadanos buscamos cobijo psicológico en las costumbres de cada día; en lo que observamos y vivimos en nuestro barrio, o en el centro de nuestra ciudad, en aquellas acciones y ordenanzas que nos reaseguran que la vida diaria sigue igual.
Cuando percibimos que los administradores dudan, o transmiten confusión, aunque sea en “pequeños” asuntos, sentimos con más temor esas dudas, esas pequeñas inseguridades. Lo mismo nos sucede si vemos que alguna conducta social está cambiando claramente, aunque sea a la vez paulatinamente, en nuestros vecinos o comunidad ciudadana.
Pongo un solo ejemplo (por falta de espacio en este artículo semanal) de pequeño cambio dentro de mi hábitat cercano, que, junto a otros, transmite confusión e inseguridad:
Durante años, una gran jardinera ubicada en el centro de una de las entradas peatonales al Paseo Fluvial ha servido para disuadir y señalizar a los vehículos la prohibición de acceder al Paseo, excepto a peatones. A veces, cuando se celebraba una carrera que pasaba por ese punto, previamente se desplazaba la jardinera y al día siguiente o a los pocos días se volvía a reponer en su sitio de costumbre. Pero desde hace unos largos meses esta sencilla indicación ha variado, tal confusamente que no se puede apreciar cuál va a ser el paso siguiente. Hemos pasado 2 ó 3 meses sin jardinera y eso ha hecho que poco a poco muchos vehículos la utilicen como puerta de salida del Paseo Fluvial o, con más riesgo para peatones sorprendidos, como puerta de entrada. Hace unos días vimos allí una nueva jardinera sustituta de la anterior, pero, aún hoy, sigue puesta al margen, sin hacer la esperada función de señalización de no acceso a vehículos.
Estos hechos en torno a una jardinera a muchos les parecerán sin ninguna importancia, comparados con sucesos y problemas más acuciantes. Pero lo que señalo no es la importancia objetiva del hecho, sino la inseguridad que produce en muchos ciudadanos que vivimos en los alrededores ese vaivén o falta de seguridad en las decisiones del responsable o responsables de Jardines o Tráfico. Quizás, como hipótesis o fondo, esté la inseguridad sobre si ir poniendo o no más barreras en la invasión de nuestra querida ciudad, a ese dios coche, que hasta ahora “todo lo puede”: incluso hacer de una ciudad como Salamanca, que por su tamaño y su ausencia de industrias contaminantes, puede ser, sin esfuerzos, una ciudad de aire limpio y sano, en otra ciudad más, contaminada, insana, en el especial riesgo de calentamiento global que atravesamos.
Hay bastantes ejemplos, (similares al ejemplo que hemos puesto de la jardinera del Paseo Fluvial) en otros ámbitos, sanitarios, culturales, históricos, en Salamanca: problemas que se quedan sin solución y transmiten indecisión e inseguridad a muchos ciudadanos.
A veces los pequeños detalles revelan más que los grandes temas, como los Presupuestos, o como los principios rígidos de muchas ideologías políticas.
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