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Final de año sin Presupuestos, con lío en las Cortes y un 2025 que se antoja movido
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Final de año sin Presupuestos, con lío en las Cortes y un 2025 que se antoja movido

Actualizado 29/12/2024 09:10

2024 finaliza con la no presentación de los Presupuestos para 2025 en las Cortes, con lío en el último pleno y las incógnitas del futuro liderazgo del PSOE autonómico y quién relevará a Mañueco en el PP tras las próximas elecciones.

Finaliza el año y, con ello, el plazo para haber aprobado en tiempo y forma los presupuestos autonómicos para 2025, habiéndose mostrado la Junta de Castilla y León incapaz ni tan siquiera de presentar el proyecto de Presupuestos en las Cortes autonómicas, siendo prorrogados los de 2024.

Y es que en los últimos meses hemos vivido un verdadero paripé en la política autonómica, con una Junta en la que escaseaban las ganas de aprobar nuevos presupuestos, por mucho que el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, insistiese en que tenían un gran interés en aprobar las cuentas.

No obstante, lo cierto es que o ha habido falta de interés por parte de la Junta, o el Partido Popular se ha mostrado profundamente incapaz de cara a pactar los nuevos Presupuestos. O ambas cosas, porque sabedores de ello, la Junta no llegó a presentar el proyecto de Presupuestos, sino que se sacó de la manga la jugada de presentar un anteproyecto presupuestario, que al no pasar de anteproyecto, no ha tenido que debatirse y votarse en las Cortes y, con ello, no ha podido evidenciar con su rechazo la situación de minoría del PP en el hemiciclo.

Sin embargo, hay que reconocer que mediáticamente esta jugada del PP ha sido tremendamente hábil para vender titulares, en el sentido de que le ha permitido a Mañueco hacer la gira de promesas por provincias, prometiendo inversiones que recogía en un anteproyecto que no ha pasado de eso, de anteproyecto. Así, sin demasiada voluntad de negociar y llegar a acuerdos con otros partidos para aprobar las cuentas, le ha permitido sacar el dedo acusador de que hay proyectos que no van a ver la luz por culpa de que la oposición no da su apoyo a cambio de nada para que el PP lleve a debate un proyecto de Presupuestos para 2025 en las Cortes.

También es cierto, y hay que reconocerlo, que la situación no ha sido la más propicia para tomar ciertos acuerdos, al hallarse el PSOE autonómico en plena guerra interna por ver quién dirigirá esta formación a nivel autonómico, después del órdago de Tudanca a la dirección federal del que tuvo posteriormente que recular, apuntándose desde los sectores más afines a Pedro Sánchez que prefieren que el mando autonómico socialista lo tome el actual alcalde de Soria, Carlos Martínez, y que Tudanca vaya haciendo las maletas.

De este modo, a la espera de si Tudanca decidirá presentarse o no para repetir cargo en el PSOE autonómico, se antojaba una jugada extremadamente peligrosa con las primarias socialistas de Castilla y León en febrero que Tudanca y sus acólitos se aventurasen a pactar unos Presupuestos con el PP, pues podría costarles muy caro en el cónclave socialista de la comunidad autónoma ante la disyuntiva de exponerse a ser calificados como ‘colaboradores’ de Mañueco.

Tampoco las aguas están precisamente calmadas en otra de las vías que podría explorar el PP para aprobar las cuentas, que sería la de Vox, tras haberse dinamitado en verano el pacto de gobierno que mantenían en la Junta los populares con los ultraderechistas. Y es que si la posición inicial de Vox tras la ruptura fue suave en las Cortes autonómicas, manteniendo un colaboracionismo con el PP, este se vio roto tras el debate de la toma en consideración de la polémica Ley de Concordia que habían impulsado PP y Vox cuando cogobernaban la Junta, y que fue rechazada en las Cortes por el PP ya una vez roto el gobierno autonómico.

Este hecho marcó un antes y un después entre PP y Vox, pasando los de García-Gallardo a ejercer de oposición y girando hacia unas posiciones más extremas, en torno al núcleo duro más afín a Abascal en el grupo parlamentario de Vox Castilla y León y más escorado hacia la ultraderecha que representan procuradores como Juan García-Gallardo, David Hierro, Miguel Suárez Arca o Carlos Menéndez. Un sector ‘radical’ con el cual se ha evidenciado una cierta brecha de la parte más moderada de Vox del grupo parlamentario, que representarían nombres como Ana Rosa Hernando, Fátima Pinacho o un Javier Teira enfrentado con Menéndez en la delegación salmantina de Vox.

Asimismo, con un perfil menos extremista que los ‘Gallardo boys’ se encontraría Carlos Pollán, a la sazón Presidente de las Cortes, que se viene esforzando en dar una imagen más moderada e institucional, frente a la de ‘tirarse al monte’ que ejerce Gallardo. Un Pollán que, por otro lado, en el último pleno de las Cortes del año se hizo un lío él solito, creando una nueva polémica.

Y es que en la votación de la terna para designar una plaza de magistrado en el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Pollán dio más vueltas que un tiovivo, evidenciándose que estaba a uvas. En este aspecto, en la Junta de Portavoces y Mesa de las Cortes se acordó previamente que sería elegida la terna más votada, siguiendo el procedimiento recogido en la Resolución de 4 de febrero de 1999, en que se apuntaba que “la votación será secreta, por terna completa, resultando elegida la terna más votada”.

Sin embargo, viéndose agobiado por la procuradora socialista Rosa Rubio, que pidió en el pleno antes de la votación a Pollán que aclarase en base a qué tipo de mayoría iba a votarse la terna, el Presidente de las Cortes respondió que sería “por mayoría”, para apuntillar seguidamente, tras ser corregido desde un costado de la Mesa por la popular Rosa Esteban, que la votación se basaba en el “número de votos favorables”, como también remarcó posteriormente al hacer uso de la palabra el portavoz del PP, Ricardo Gavilanes. Pero esas palabras de Pollán de “por mayoría” ya habían creado el lío.

Para colmo, a la hora de recoger la votación por parte de la Presidencia de las Cortes, no se computaron los votos de cada terna (aunque solo se presentase una en este caso), sino que se hizo la votación recogiendo votos a favor y en contra de la terna presentada por el PP, y no recogiéndose solo los votos favorables como en teoría establecía la resolución de 1999 en la que se basaba la votación, lo que expuso la imagen de que hubo más votos en contra que a favor, hecho que dio alas al PSOE para tildar de cacicada la votación, aun y cuando por Reglamento resultaría “elegida la terna más votada”, con lo que habiéndose presentado solo una le hubiese bastado con un solo voto a favor.

Pero es más, en un último giro de los acontecimientos, Pollán acabó rematando el despropósito diciendo que “el error ha venido al someter la votación cerrada, cuando al ser cerrada hay que utilizar la votación a mano alzada”. Un hecho que fue contestado por el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Fernández, alegando que la votación “si es secreta no puede ser a mano alzada”, recordándole además a Pollán que “acaba de decir que es por mayoría”, hecho que fue contestado gestualmente desde la Mesa por la popular Rosa Esteban señalando que no era por mayoría, sino la terna con mayor número de votos, sin entrar en posibles mayorías. Pese a ello, Pollán, superado por las circunstancias, no fue capaz de explicar este hecho, por lo que remató el tema señalando simplemente que “no voy a entrar en ese debate”.

Final de año sin Presupuestos, con lío en las Cortes y un 2025 que se antoja movido | Imagen 1

Para entonces, su compañero de partido, García-Gallardo, ya hacía rato que había abandonado con su camarilla el hemiciclo, al decidir el grupo parlamentario de Vox no participar en la votación de la terna para el Tribunal Superior de Justicia de la comunidad autónoma, habiéndose quedado en el hemiciclo solamente los dos procuradores de la formación de Abascal que forman parte de la Mesa de las Cortes, que sin embargo no votaron este punto del orden del día, pese a lo cual Pollán acabó siendo el gran protagonista.

De este modo, esta polémica votación protagonizó el último pleno del año de las Cortes, quedando en un segundo plano el hecho de que la Junta no haya sido capaz de presentar antes de finalizar el año un proyecto de Presupuestos en el parlamento autonómico, repitiendo días después el consejero Carriedo, eso sí, la cantinela de que el PP sigue con la mano tendida para que le apoyen las cuentas a cambio de nada. Y es que, aun a sabiendas de que con PSOE y Vox el acuerdo no se antoja fácil, el PP ni tan siquiera ha sido capaz de ofrecer al margen de lo recogido en el anteproyecto más proyectos para León, Salamanca y Zamora que atrajesen a UPL a un posible acuerdo presupuestario, y otro tanto podría decirse para Soria de cara a buscar el apoyo de Soria ¡Ya!, o para Ávila para buscar recabar el del procurador de Por Ávila.

Sin embargo, el caso de Castilla y León es precisamente en el que el PP está menos preocupado por una prórroga de los Presupuestos, al estar previstas las próximas elecciones autonómicas en poco más de un año, siempre y cuando a Mañueco no le dé por adelantarlas, como se afanan en decir una y otra vez desde PSOE y Vox, que hace meses anunciaban que serían antes de finalizar el año y ahora dicen que en primavera.

No obstante, esa potestad le corresponde a Mañueco, y tras haber sufrido el PP un bajón en las encuestas tras la gestión de Mazón en la DANA de Valencia, habiendo crecido Vox en los sondeos tras dicha catástrofe, será difícil que los populares se aventuren a tirarse tan pronto a la piscina de adelantar las elecciones, al menos hasta que no se desinfle nuevamente Vox y se rearmen los populares en las encuestas al nivel previo a la DANA, pues del último adelanto electoral Mañueco habrá sacado la lección de que las elecciones las carga el diablo, y uno puede quedarse lejos de la anhelada mayoría absoluta por mucho que los sondeos predigan que no esté muy lejos.

De este modo, será difícil que veamos un adelanto electoral antes de otoño, teniendo cada vez más posibilidades la opción de que Mañueco decida prolongar hasta el final su mandato y que pasemos por las urnas en febrero o marzo de 2026, hecho que ha afirmado reiteradamente, aunque en política este tipo de declaraciones no hay que tomárselas demasiado en serio, a tenor de lo visto hace tres años.

En todo caso, lo que sí está claro es que sería el último mandato de Alfonso Fernández Mañueco si nos atenemos a lo recogido por la Ley 3/2016, del Estatuto de los Altos Cargos de la Administración de la Comunidad de Castilla y León, salvo que éste fuese capaz de reformar su Disposición Adicional Primera, que establece que “Las personas que hayan ostentado durante ocho años la presidencia de la Junta de Castilla y León […] no podrán ser propuestas para su reelección en la misma”. Un periodo que en el caso de Mañueco se cumpliría el 12 de julio de 2027, por lo que sí le permitiría presentarse en 2026 a su reelección, pero no en unas elecciones más allá de 2027, por lo que teóricamente este sería su último mandato al frente de la Junta, salvo que una mayoría absoluta le permita reformar dicha Ley.

Asimismo, esto abre una incógnita sobre el futuro liderazgo del PP de Castilla y León, pues en teoría los populares tendrán su congreso autonómico en enero de 2026, aunque seguramente este se adelante o se demore unos meses en función de la conveniencia al coincidir prácticamente con las próximas elecciones autonómicas. De este modo, en este congreso de los populares leoneses y castellanos todo lleva a pensar que Mañueco será reelegido al frente de la Presidencia del PP autonómico, y que su futuro sucesor posiblemente sea quien dé el salto a la Secretaría General, de la que saldría Paco Vázquez, teniendo una buena posición para dicho cargo quien desde verano es la Vicepresidenta de la Junta, Isabel Blanco.

No obstante, entre los populares de Castilla podría crear cierto resquemor que el PP autonómico pasase a tener su más alta cúpula exclusivamente en el Reino de León, con un presidente de Salamanca, una posible secretaria general de Zamora y un portavoz parlamentario de León. Sin embargo, puestos a ser imaginativos, Mañueco podría plantear el harakiri de la comunidad de Castilla y León mediante una reforma estatutaria que alumbrase autonomías separadas de la Región Leonesa y Castilla la Vieja, lo que le abriría una puerta que le permitiría sortear la Ley 3/2016 para volver a presentarse a presidente autonómico en la siguiente legislatura, aunque en ese caso de la Región Leonesa. En realidad, le bastaría con los votos de PP y PSOE para dicha reforma, y a ver cómo se negaba el PSOE a ello tras haber aprobado una moción para tal fin en la Diputación de León. Curioso que el futuro de Mañueco como presidente autonómico tras la legislatura 2026-2030 pueda pasar por configurar una autonomía del Reino de León y por poder convertirse así en el primero en haber presidido dos autonomías distintas. Cosas más raras se han visto.

En todo caso, volviendo al presente y a una realidad más tangible, una vez entrados en el año 2025 y prorrogados ya los Presupuestos de la Junta, el debate sobre la no presentación del proyecto de las cuentas en las Cortes irá remitiendo con el paso de los meses, con un PP que se centrará en vender logros antes de pulsar el botón de nuevas elecciones, un PSOE que con el más que probable cambio de líder autonómico se centrará en vendernos sus bondades para que tenga buen cartel en los próximos comicios, un Vox que buscará no resquebrajarse internamente mientras seguirá tirado al monte para marcar diferencias con el PP, y unos UPL, Soria ¡Ya! y Por Ávila que seguirán reclamando un mejor trato para León, Zamora y Salamanca en el caso de los regionalistas leoneses, y para Soria y Ávila respectivamente en el caso de los provincialistas sorianos y abulenses, buscando tener la mejor posición posible para cuando Mañueco decida que volvamos a las urnas. No obstante, para entonces estará más que sobrepasado el debate sobre la no presentación del proyecto de Presupuestos de 2025.

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