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Ruta de los 15 Conjuntos Históricos en la provincia de Salamanca: un viaje a través del tiempo y la cultura
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TURISMO

Ruta de los 15 Conjuntos Históricos en la provincia de Salamanca: un viaje a través del tiempo y la cultura

Actualizado 05/12/2024 13:46
María Fuentes

Estos pueblos han logrado conservar su patrimonio y rasgos de identidad a lo largo de los siglos, integrando su historia con la vida cotidiana

La provincia de Salamanca se presenta como un destino turístico fascinante, especialmente a través de su ruta de los Conjuntos Históricos. Esta ruta abarca quince municipios, además de la capital provincial, y está conectada por la histórica Calzada de la Plata. Estos pueblos han logrado conservar su patrimonio y rasgos de identidad a lo largo de los siglos, integrando su historia con la vida cotidiana.

La mayor concentración de Conjuntos Históricos se encuentra en el sur de la provincia, en el entorno de la Sierra de Francia. Localidades como La Alberca, Mogarraz, San Martín del Castañar, Sequeros, Miranda del Castañar y Villanueva del Conde han preservado su arquitectura y tradiciones gracias a su aislamiento histórico y al esfuerzo de sus habitantes.

La Alberca, el primer Conjunto Histórico declarado en España en 1940, destaca por su excepcional entramado urbano y su variado calendario de fiestas. Situada en el Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia, está protegida por el santuario de la Peña de Francia y sirve como antesala al misterioso valle de las Batuecas. Este entorno la ha convertido, tras la capital, en el principal destino turístico de la provincia.

Miranda del Castañar es otra joya de la ruta. Rodeada por sólidas murallas, la localidad destaca por las torres del Homenaje de su castillo y la de las Campanas. La antigua plaza de armas de la fortaleza, transformada en coso taurino durante las festividades y la antigua alhóndiga, conducen al interior de la villa a través de la puerta de San Ginés. Sus calles, repletas de historia, permiten descubrir casas con escudos nobiliarios que recuerdan la influencia de culturas como la árabe y la judía.

Mogarraz invita a los visitantes a perderse por sus calles y rincones, donde se puede apreciar una bella arquitectura de entramado y originales dinteles, frecuentemente grabados con alusiones religiosas. Este pueblo es un reflejo del esfuerzo por mantener vivas las tradiciones y la cultura local.

San Martín del Castañar, rodeado de frondosos arbolados y fértiles huertos, presenta un caserío donde sobresale la espadaña de la iglesia y la figura recortada de la antigua torre del homenaje del castillo. Este patrimonio se disfruta al pasear por sus calles y la antigua plaza de toros, que ocupa lo que fue la plaza de armas del castillo.

Sequeros es otro de los municipios que merece la pena visitar. Sus rincones, plazuelas y calles parecen haberse detenido en el tiempo, ofreciendo un espacio de tranquilidad para viajeros y paseantes. La Ruta Urbana señalizada permite descubrir un trazado sinuoso que lleva a la Ermita del Humilladero y al Santuario de Nuestra Señora del Robledo, donde se fusionan naturaleza y espiritualidad.

Villanueva del Conde, vista desde lo alto, destaca por la gran manzana que forman sus casas y edificaciones, creando un recinto amurallado perfectamente cerrado con un considerable espacio interior, conocido como “huertitas”. Recorrer sus callejuelas es un divertido juego que invita a explorar.

En la frontera con Portugal, encontramos Ciudad Rodrigo, que ha sido históricamente la capital militar de la provincia. Sus murallas medievales y barrocas delimitan uno de los perímetros urbanos más bellos de Castilla y León. La ciudad invita a pasear y disfrutar de sus celebraciones, como el Carnaval del Toro y la Feria de Teatro de Castilla y León, que se celebran a finales de agosto. Su tamaño, asequible para el visitante, permite descubrir rápidamente los hitos más relevantes de su arquitectura, como la Catedral, que combina estilos románico y neoclásico, y el castillo medieval, que hoy alberga un Parador Nacional. En sus alrededores, la estación arqueológica de Siega Verde, considerada el mayor enclave de grabados paleolíticos de España, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

San Felices de los Gallegos, dominada por su castillo, abre las puertas al Parque Regional de Las Arribes, un espacio natural esculpido por el río Duero a lo largo de 125 kilómetros de frontera con Portugal. Este entorno natural es un atractivo adicional para los amantes de la naturaleza.

En el sureste de la provincia, la Sierra de Béjar y Candelario forman un paisaje declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Béjar, capital histórica de la comarca, combina su pasado industrial con una moderna estación de esquí. Entre sus monumentos se encuentran el Castillo de los Duques y el Museo judío, así como la ruta de las antiguas fábricas textiles. Candelario, situada en las faldas de la montaña, ofrece un paseo por calles empinadas, donde el rumor del agua y el aroma de la chacina evocan su rica tradición.

Montemayor del Río ha sido históricamente un centinela defensivo de los caminos del sur. Situado en un valle frondoso, su espectacular castillo se ha convertido en un centro de interpretación de la Edad Media, permitiendo a los visitantes adentrarse en la historia de la región.

El último en incorporarse a esta zona es Puente del Congosto, que destaca por sus Bienes de Interés Cultural, como el Castillo de los Dávila y su famoso puente. Este municipio añade un valor histórico y cultural a la ruta.

Cerca de Salamanca, siguiendo el río Tormes, se levanta Ledesma, una antigua villa señorial que ha experimentado una notable transformación en los últimos años. Con un enfoque en la preservación del patrimonio y la mejora de su entorno urbano, Ledesma se ha convertido en un lugar atractivo para los visitantes. La propuesta de señalización turístico-patrimonial de la Diputación de Salamanca permite disfrutar de la villa de forma ordenada. Ledesma también es la puerta de entrada a dos paisajes característicos: el Campo Charro y las Arribes del río Duero.

En el noreste de la provincia, las localidades de Peñaranda de Bracamonte y Alba de Tormes destacan por su rica historia. Peñaranda, unida a los destinos de los condes de Bracamonte, sugiere un paseo tranquilo por sus numerosas plazas, donde se pueden admirar capiteles platerescos. La gastronomía local, como el tostón, es un atractivo adicional. En este Conjunto Histórico, es imprescindible conocer la fundación del conde Gaspar de Bracamonte y el convento de las Madres Carmelitas Descalzas, que alberga una de las mejores colecciones de pintura napolitana de la región.

Alba de Tormes, por su parte, está marcada por su conexión con los duques de Alba y Santa Teresa de Jesús, quien fundó el Convento de la Anunciación en 1571. Este convento alberga el Museo Carmus, que ofrece una interesante colección de arte religioso barroco. La torre del homenaje del castillo de Fernando Álvarez de Toledo, el gran duque de Alba, es un recordatorio del esplendor cultural de la familia nobiliaria más importante de España.

La ruta de los Conjuntos Históricos de Salamanca permite a los viajeros disfrutar de la tranquilidad y la belleza de estos tesoros escondidos. Cada pueblo cuenta con su propia historia, arquitectura y tradiciones, lo que convierte esta experiencia en un viaje enriquecedor a través del tiempo y la cultura.