No faltó la degustación de carnes de distintas partes del cerdo, todo amenizado por la música de una charanga
Después de 14 ediciones, la Fiesta de la Matanza Tradicional de Saucelle presentaba este año algunas novedades, la principal era su carácter solidario, pues las piezas extraídas del cerdo eran rifadas “por lotes” entre los propietarios de las papeletas, previamente adquiridas bajo precio de 2 euros, y cuyos beneficios serán destinados a los damnificados por las inundaciones en Valencia. “No sabemos cómo le haremos llegar el dinero, pero lo recibirán”, aseguraba el alcalde de Saucelle David Sánchez, este año muy activo en las labores matanceras.
La segunda novedad consistía en que el desarrollo del programa matancero ocuparía un solo día y no dos como venía siendo habitual, postergando a la segunda jornada la comida.
En esta edición de la Matanza Tradicional de Saucelle, incluida desde 2019 en el calendario de la Fiesta de la Matanza Tradicional promovido por la Diputación de Salamanca, hubo otra novedad, y esta fue la sustitución de los sones de la gaita y el tamboril por la animación de una charanga. La misma encargada de tocar el Cumpleaños feliz a Macu por su 50 cumpleaños, un momento que también vivió con gran alegría la procuradora socialista en las Cortes autonómicas, Rosa Rubio, natural de esta localidad.
Pasadas las 11:30 de la mañana, la protagonista del evento entraba ya inerte en la plaza del frontón, lugar en el que le aguardaban los matanceros, en esta ocasión bajo el mando de Maximiliano Martín después de que el tradicional matarife de Saucelle, Paco ‘el carnicero’, sufriera un desvanecimiento que le obligó a guardar reposo.
Junto a los matanceros y ayudantes no faltaron las mujeres integrantes de la Asociación Rural de Saucelle (ARUSA) y más vecinos, que colaboraron en cada una de las tareas matanceras al más puro estilo de las Arribes.
Tras el chamuscado de la marrana, de buen porte, la protagonista de la mañana era levantada por un tractor para facilitar a Maximiliano, y a su grupo de ayudantes, el despiece del animal, carne que pasaría a sus nuevos propietarios tras la rifa.
Entre tanto, el grupo de mujeres procedía al reparto de dulces, vino y aguardiente, además de preparar la comida, que en esta ocasión prevista finalizada la matanza. En estas labores también participarían varios colaboradores para asar a la lumbre panceta, lomo y tocino, que con chichas, empanadas y hornazos compondrían el menú.