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¿Palabra de Dios?
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¿Palabra de Dios?

Actualizado 06/12/2024 11:25
Manuel Rodríguez Fraile

El grupo del Partido Popular haciendo uso de su mayoría fue responsable de permitir que en la citada Cámara Alta tuviera lugar lo que a todas luces fue un cónclave de ultraconservadores que algunos, acertadamente, han denominado Cumbre Medieval, pues a la Alta Edad Media nos retrotrajeron muchas de las insensateces que se pudieron oír.

Entre los trasnochados “Señores Feudales” asistentes tan rancio cónclave destacaron el exdiputado ultraderechista chileno José Antonio Kast, admirador del dictador Pinochet y el secretario general de Vox, Ignacio Garriga. También estuvo presente el exministro del Interior y exaspirante a lendakari, Jaime Mayor Oreja, miembro de un grupo de presión ultraconservador denominado One of Us. Este grupo se opone al aborto, al matrimonio homosexual, a la eutanasia y a otros muchos derechos que consideran “pecados capitales” porque, textualmente, ponen en peligro los valores y principios que dieron lugar a nuestra civilización y cultura europea (¿?). El señor Mayor Oreja, además, preside la denominada Red Política por los Valores. Pero ¿de qué valores? Sería la pregunta.

Se afirmó que el aborto es una moda como en su día lo fue la esclavitud. Se propuso la pena de muerte para los homosexuales, la prohibición de la eutanasia y se negaron los derechos sexuales y la evolución de las especies. Todo esto parece que va en contra del creacionismo divino y la antropología cristiana según la cual el ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios. Vamos que se niegan algunos de los más importantes logros de los últimos siglos.

Pero al negar esto avances sociales y científicos también rechazan los principios democráticos que nos igualen a todos, los subsidios a las personas dependientes y en situación de vulnerabilidad, la jubilación, los derechos de las mujeres, las vacunas, los antibióticos, las terapias contra el cáncer, los tratamientos de diálisis o los trasplantes de órganos. Porque todo ello se basa en pactos sociales y en investigación científica y ellos deben tener suficiente con las palabras del Libro del Génesis 22·8 o de la Carta a los Filipenses 4:19-23 y de otros muchos textos bíblicos en que se afirma Mi Dios proveerá… porque Yahvé podrá a disposición a sus fieles todo lo que necesitan. Pero sólo de sus fieles.

Yo soy muy respetuoso con las religiones y con todos aquellos que sientes y viven sus creencias, pero las interpretaciones fundamentalistas de los textos que consideran sagrados es una irresponsabilidad ya que para unos dicen unas cosas y para otros otras, lo que ya nos ha costado y nos sigue costando muchas guerras y muchas vidas.

Un importante problema de estas lecturas fundamentalismos, en cualquier religión, es que no sólo se contradecir en muchos casos, sino que las seudo-razones con las que pretenden justificar sus posturas siempre son cíclicas ya que en la última explicación no les queda otro remedio que volver al principio: Porque es la palabra de Dios. Si no me creen pregúntenle a alguno de ellos.

El caso es que los fundamentalismos articulan la sociedad al menos en dos grandes grupos: los defensores de ‘lo natural’ y los que apuestan por ‘lo artificial’.

Los que defienden ‘lo natural’ creen que es natural la sumisión de la mujer, la superioridad de unos pueblos y linaje sobre otros, la legitimidad de los reyes o caudillos porque han sido elegidos por el Creador. Creen que lo natural es la existencia de castas y clases sociales superiores e inferiores, que dominar y sobreexplotar los recursos del planeta es natural ya que Dios los entregó a los seres humanos para su disfrute. Todo eso es natural, como también lo es que ellos hayan nacido en un país desarrollado, en una familia con recursos para atender sus necesidades y su formación y no en una aldea pobre y perdida de Somalia o Etiopía, en una etnia indígena de la selva amazónica o en un misero barrio de las afueras de Calcuta. Y aunque nada han hecho para merecerlo se creen elegidos para iluminar al Mundo e interpretar correctamente la palabra de Dios, de su Dios, el único, el verdadero, el eterno.

El filósofo, antropólogo y biólogo Ludwig Feuerbach, en su obra "La esencia del cristianismo[1]" afirmaba: Donde la moral se funda en la teología y el derecho en la institución divina, se pueden justificar y fundamentar las cosas más inmorales, injustas e inmorales

Los que defendemos ‘lo artificial’ pensamos que somos fruto de la evolución tanto genética como social, que nuestras normas de convivencia son el resultado del dialogo y el consenso, que todos los seres humanos somos iguales y gozamos de los mismos derechos, que la ciencia, aun sin ser infalible, es más confiables que las creencias. En definitiva, que somos libres y no estamos sometidos ni al destino ni a los dictados ni a las divinidades. Porque si así fuera estaríamos predestinados a actuar de determinadas maneras y tener fe ciega en ciertas obligaciones superiores a nuestra voluntad.

Los fundamentalismos siempre quieren imponer no convencer, porque no pueden, tal vez por eso el español y Doctor en Teología Juan José Tamayo dice en su obra Nuevo Diccionario Teológico que:

los fundamentalismos no forman parte de la esencia de la religión ni de los humanismos, y tampoco de la economía ni de la política ni de la cultura. Son fenómenos patológicos que deben erradicarse por el camino de una educación en la tolerancia y el diálogo.

Por cierto, esto trasnochados Señores Feudales se volverán a reunir dentro de poco en Argentina invitados por su Presidente, ese que sube al escenario para dar sus mítines con una motosierra.

[1] Publicada en 1848.

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