Asegura que la normalización del consumo de sustancias como el alcohol, el hachís o la cocaína “está causando graves estragos en el desarrollo humano y social de las personas”
En un mundo donde las adicciones han tomado diversas formas y se han normalizado en la vida cotidiana, la labor de organizaciones como Proyecto Hombre se vuelve esencial. Manuel Muiños, sacerdote gallego afincado en Salamanca, ha estado al frente de Proyecto Hombre Salamanca desde su creación en 1997 (fue reconocido oficialmente en 2024 dentro de la Red de Castilla y León) y además, desde hace un año, asume la presidencia a nivel nacional.
En una entrevista para SALAMANCArtv AL DÍA, Muiños reflexiona sobre los orígenes de la organización, los cambios en el perfil de los consumidores y los retos que enfrentan tanto los usuarios como el equipo de profesionales y voluntarios que trabajan incansablemente para brindar apoyo y reinserción.
En estos más de 20 años, Proyecto Hombre Salamanca ha sido un faro de esperanza para muchas personas que luchan contra las adicciones, “ofreciendo un espacio seguro y un enfoque integral para la recuperación”. Sin embargo, a medida que la sociedad avanza, también lo hacen las adicciones, y con ellas, los desafíos que enfrentan tanto los afectados como los que trabajan para ayudarles. Muiños destaca que “el problema de las adicciones ha cambiado y se ha invisibilizado, lo que hace que su labor sea aún más crucial en la actualidad”.
¿Cómo fueron esos orígenes y cómo ha evolucionado Proyecto Hombre Salamanca?
Los comienzos de Proyecto Hombre Salamanca fueron difíciles, ya que iniciar algo nuevo siempre presenta retos, especialmente en un ámbito tan delicado como el de las adicciones. En sus inicios, la sociedad no estaba tan preparada para abordar este tema de manera solidaria. La solidaridad suele surgir de situaciones impactantes, como muertes o familias destrozadas, y en aquel momento, la realidad de las adicciones era visible y dolorosa. Sin embargo, con el tiempo, el problema se ha invisibilizado. Hoy en día, uno de los grandes retos es poner sobre la mesa la realidad de las adicciones, que existen tanto en sustancias como en comportamientos. El perfil del consumidor ha cambiado drásticamente, y es fundamental que la sociedad reconozca que las adicciones no son un problema del pasado, sino una realidad que sigue afectando a muchas personas.
¿La percepción de la solidaridad ha cambiado?
Mucho, así es. En la actualidad, se genera más que un rechazo, una normalización del consumo. Hemos normalizado el uso de ciertas sustancias, como el alcohol, que está causando duros estragos en nuestra sociedad. El consumo de hachís, cocaína y el tiempo excesivo frente a las pantallas, las apuestas, etc. están afectando gravemente a nuestros jóvenes y no tan jóvenes. Esto dificulta su capacidad de relacionarse y afecta su rendimiento académico y familiar. La falta de conciencia sobre la gravedad de estas adicciones es un obstáculo que debemos superar para poder ofrecer un apoyo efectivo a quienes lo necesitan.
¿Cuál es el panorama actual de las adicciones?
El panorama actual de las adicciones es preocupante. El alcohol sigue siendo la sustancia más consumida, seguido del hachís y la cocaína. Además, como te decía, las nuevas tecnologías han introducido un nuevo tipo de adicción que afecta a personas de todas las edades. La adicción a las pantallas y a las redes sociales está generando un aislamiento social que impacta negativamente en la salud mental de los jóvenes y adultos. Es fundamental que la sociedad tome conciencia de estos problemas y que se implementen estrategias efectivas para abordar las adicciones en todas sus formas.
¿Cómo es un día a día en Proyecto Hombre Salamanca?
El día a día en Proyecto Hombre es dinámico y estructurado. En el Centro de Día, ofrecemos atención y primeras entrevistas para orientar a las personas que llegan en busca de ayuda. Realizamos un diagnóstico para ubicarlas en programas ambulatorios o en la comunidad terapéutica. En la comunidad terapéutica, la dinámica es más estructurada, con actividades y terapias acompañadas por terapeutas y voluntarios. Los usuarios participan en terapias grupales e individuales, así como en actividades recreativas y formativas que les ayudan a desarrollar habilidades sociales y emocionales. En la casa de reinserción, los usuarios comienzan a buscar empleo y conviven con personas de la calle, lo que les permite reintegrarse gradualmente en la sociedad.
¿Hay un perfil de usuarios?
Cada uno de ellos tiene una historia única y un camino diferente hacia la recuperación. Es importante recordar que detrás de cada número hay una persona con sueños, miedos y esperanzas. El perfil de los usuarios de Proyecto Hombre ha evolucionado con el tiempo. Actualmente, son personas con una larga trayectoria de consumo, con una media de 17 años. No son necesariamente personas desestructuradas; muchos tienen familia y trabajo, pero llegan a un punto en el que el consumo les impide mantener una convivencia adecuada. A menudo, estas personas han estado lidiando con su adicción en silencio, ocultando su sufrimiento a sus seres queridos. Es fundamental que la sociedad comprenda que las adicciones pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su situación socioeconómica o su entorno familiar.
¿Qué papel tiene la prevención?
La prevención es crucial y debe abarcar no solo a los niños, sino también a los adultos y en el ámbito laboral. La educación y la sensibilización son herramientas clave para prevenir el consumo de sustancias y promover estilos de vida saludables. Es fundamental que se implementen programas de prevención en las escuelas, en el ámbito laboral y en la comunidad en general.
¿Cómo describiría el proceso de curación?
La curación es una carrera de fondo. La llegada a Proyecto Hombre requiere valentía, y aunque la estancia es relativamente cómoda, la reinserción es un proceso gradual que puede llevar tiempo. La clave está en la paciencia y el compromiso tanto de los usuarios como del equipo de trabajo. Cada pequeño avance es un paso hacia la recuperación, y es importante celebrar esos logros, por pequeños que sean.
¿Cómo es el equipo de trabajo en Proyecto Hombre?
El equipo de trabajo en Proyecto Hombre está compuesto por una veintena de profesionales altamente capacitados que son un referente para los nuevos usuarios. Estos profesionales no solo cuentan con la formación necesaria, sino que también poseen una gran empatía y comprensión hacia las personas que llegan en busca de ayuda. Es importante lanzar un mensaje de que no podemos deshumanizar nuestra respuesta; somos una ONG y debemos mantener nuestra esencia, a pesar de la necesidad de adoptar dinámicas empresariales que nos quieren imponer. La atención personalizada y el enfoque humano son fundamentales en nuestro trabajo.
¿Qué papel juegan los voluntarios?
Los voluntarios son fundamentales en nuestra labor; son el oxígeno para todos en el centro. Su generosidad y testimonio de vida son esenciales para el proceso de recuperación. Actualmente, contamos con unos 80-90 voluntarios, aunque siempre necesitamos más. Los voluntarios aportan una perspectiva fresca y un apoyo emocional que complementa el trabajo de los profesionales. Sin ellos, sería inviable llevar a cabo muchas de nuestras actividades y programas.
¿Qué es lo más gratificante de este trabajo?
Lo más gratificante es ver el cambio en las familias, la sonrisa de una madre o el cambio en el rostro de un padre al ver que su hijo ha mejorado. También es muy satisfactorio ver a una persona reinsertada de forma feliz y sana. Cada historia de éxito nos motiva a seguir adelante y a luchar por aquellos que aún están en el camino de la recuperación.
Alguna historia que destacar…
Hay muchas historias que me llenan de orgullo. Por ejemplo, un chico que ahora tiene su propia empresa de camiones; estuvo con nosotros en un proceso arduo, ahora está totalmente rehabilitado y se ha puesto recientemente en contacto conmigo para cedernos gratuitamente sus camiones para ayudar al envío de material a Valencia. También es bonito ver que algunos de los voluntarios han pasado por el proceso ahora contribuyen a la comunidad. Estas historias son un recordatorio de que la recuperación es posible y que, con el apoyo adecuado, las personas pueden reconstruir sus vidas.
Y cuál es la parte más difícil…
Lo más duro es recibir la noticia de que alguien ha fallecido. Hemos visto muchos casos trágicos, y es devastador, especialmente cuando hemos trabajado con ellos y estaban en proceso de rehabilitación. La pérdida de una vida es un recordatorio doloroso de la gravedad de las adicciones.
¿Qué desafíos ve en la actualidad en la sociedad?
Son muchos. Mi obsesión es abordar no solo las adicciones, sino también la salud mental, ya que estamos enfrentando un serio desafío con personas de todas las edades que atraviesan situaciones difíciles. Como sociedad, no estamos preparados para esto; nos sentimos superados y desbordados.
Es crucial que desarrollemos herramientas efectivas para ayudar a las personas de verdad. No basta con querer ayudar; necesitamos saber acoger y acompañar. En Proyecto Hombre Salamanca, afortunadamente contamos con el apoyo de una psiquiatra y un médico que nos asisten semanalmente. Sin embargo, me pregunto: ¿qué sucede con aquellos que viven solos? ¿Quién se encarga de su proceso de acompañamiento?
Además, hay un problema adicional que debemos considerar: la percepción de la mujer en nuestra sociedad. Se espera que la mujer sea esposa y madre, y se presupone que no puede tener problemas de adicción, pero la realidad es que muchas lo tienen. La dependencia de sedantes, ansiolíticos y alcohol se vuelve común, especialmente en ciertas etapas de la vida, como una forma de evadir una realidad difícil. Esto nos lleva de nuevo al vacío existencial y asistencial, un vacío que refleja la falta de crecimiento interior en nuestra sociedad. Hoy, cada vez somos más individualistas, y es urgente que abordemos estos problemas con seriedad.