El 25 de noviembre se celebra el Día internacional por la lucha en contra de la violencia de género. Dicha violencia sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más habituales y graves hacia las mujeres en todo el mundo.
Lucía Almendros Zaragozá y Ana Paula de Arruda Ribeiro Ríos
Defensoras de los Dderechos humanos
Desde 2003, fecha en que empezaron a contabilizarse las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España, se han registrado 1.285. También cabe recalcar que hace poco se superó la cifra de 100.000 mujeres que, hasta la fecha, han necesitado protección policial por la violencia machista, dato verdaderamente alarmante. Y estas cifras todavía se incrementarían mucho si, como establece el Convenio de Estambul (Convenio del Consejo de Europa sobre la Prevención y Lucha contra la Violencia contra la Mujer de 2011), se computaran todo tipo de violencia ejercido por cualquier hombre contra las mujeres por el mero hecho de serlo.
La situación de inseguridad generalizada de las mujeres es todavía más preocupante. De entrada, las mujeres que no denuncian no forman parte de los registros de violencia de género. Por ello, las cifras subestiman el problema real. Además, el Registro Oficial de violencia de género no recoge a las víctimas de violencia de género física y/o sexual perpetrada por hombres con los que no mantenían una relación, ni a las mujeres que vieron destrozadas sus vidas cuando sus parejas o exparejas asesinaron a sus hijos para causarles aún más daño, que es lo que se entiende como violencia vicaria. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirma que el agresor, en gran parte de los casos, es la pareja con quien la víctima mantuvo una relación sentimental (42 % de los casos según un informe del Ministerio del Interior). Pero no siempre es el caso, también se da violencia de género cuando la víctima no tenía relación con el agresor (50 %), o dentro de la propia familia de la víctima (6 %). Los estudios de la ONU añaden que una de cada tres mujeres de 15 a 49 años confiesa haber sufrido violencia física y/o sexual por su pareja.
Por otra parte, el Pacto de Estado en materia de Violencia de Género aprobado por el Congreso en 2017 establece que se empezarían a contabilizar, a partir de 2019, todas las víctimas de violencia machista, independientemente de su relación con el agresor. En los últimos cinco años, según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, una de cada dos mujeres residentes en España de 16 o más años han sufrido violencia a lo largo de sus vidas por el hecho de ser mujer. Dicha cifra representa más de 4,9 millones de niñas y mujeres que han sufrido violencia sexual en algún momento de su vida, lo que corresponde a un 24,4 % de las residentes en España. Cabe recalcar también la edad cada vez más temprana de las jóvenes víctimas de violencia de género, con casi más de 8.000 abusos sexuales denunciados por jóvenes menores de edad en 2023, lo que representa hoy un 44,5 % de las víctimas registradas de violencia de género.
A día de hoy sigue siendo necesaria una mayor y mejor formación a todos los niveles para mejorar el trato institucional que reciben las víctimas en ámbitos policiales y judiciales. Además, la concienciación social efectiva y consistente es un objetivo fundamental en el que los medios de comunicación podrían jugar un papel clave. Según el ministro Marlaska, han aumentado los delitos sexuales un 12 % entre 2021 y 2022, no solamente por el aumento de los delitos en sí, sino también porque ha habido políticas de concienciación y reducción de la tolerancia frente a este tipo de hechos delictivos, que incitan a las víctimas a denunciar. Pero a las mujeres no les basta únicamente con ser valientes y denunciar, pues a la hora de hacerlo, se encuentran con impedimentos desde el inicio de la denuncia. En ocasiones, por falta de profesionalidad o credibilidad de la policía, las someten a procesos que suponen invasión de su intimidad, además de pasar por continuos juicios de valor por parte de una sociedad que, no en pocas ocasiones, las cuestiona y pone en duda su situación y veracidad. Por otra parte, también se trata de la tardanza de los procesos judiciales, que hacen sentir a la víctima que su juicio no necesita respuesta rápida, aunque su vida esté en riesgo por ello. Fue el caso de Raquel Díaz, una mujer apaleada y tirada de un balcón por su marido, que estuvo esperando una respuesta de los juzgados durante 1.273 días. Este plazo tan largo pudo haber afectado a su vida, ya que corría el riesgo de ser agredida de nuevo por su ex-marido que logró salir de la cárcel bajo fianza.
Del mismo modo, la Fundación Igual a Igual, del Ministerio de Igualdad contra la Violencia de Género, investigó a las víctimas de violencia machista y declaró que tardan ocho años y ocho meses, de media, en denunciar la situación que sufrieron. El estudio probó que hay diferentes motivos de tardanza, como el miedo a la reacción del agresor (50 %), otras víctimas pensaban que podían resolver el problema solas y el 36 % no se reconocían como víctimas. Un 32 % de las encuestadas aseguró sentirse culpable y responsable de la situación, y un 29 % dijo sentir pena por el agresor. Las circunstancias personales son importantes a la hora de denunciar, por ejemplo, por la falta de recursos (el 64 % de las mujeres dependían económicamente de su agresor cuando se inició el maltrato), por la edad, la maternidad (las madres suelen denunciar menos que las víctimas que no tienen hijos) y el nivel de formación (tardan menos tiempo en denunciar las mujeres con una carrera).
La violencia se manifiesta en forma de maltratos, intimidaciones, coacciones, persecuciones, amenazas y la terrible violencia vicaria. De hecho, en nuestra sociedad, la violencia de género en los agresores se da cada vez más pronto, los modos de ejercer esa violencia han cambiado y las cifras siguen aumentando. También ha habido un aumento de los delitos sexuales cometidos por dos o más personas, que pasaron de 573 en 2021 a 632 en 2022. Cabe recalcar también el perfil-tipo del agresor, 90 % de los detenidos o acusados son hombres, 64,2 % de nacionalidad española y entre 41 y 64 años (32 %) aunque también hay un número importante de menores (1.031 entre 14 y 17 años), lo que representa el 8,8% de los agresores totales.
Finalmente, queremos señalar que hay caminos para mejorar el combate contra la violencia de género: un aumento de los centros de acogida para las víctimas, una formación eficaz del personal para atenderlas, una atención particular a la situación y una mayor insistencia en las campañas contra la violencia para alentar a las víctimas a denunciar.
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