Hubo un tiempo en el que nuestros prohombres del regeneracionismo y del 98, al abordar la realidad y la historia de nuestro país, adoptaban la actitud melancólica del “Me duele España”. No poca literatura se ha escrito sobre el qué sea, en qué consista lo que somos, desde entonces. Un hito en tal itinerario lo marcó la polémica, si así puede llamársela, entre las posiciones de Américo Castro y Claudio Sánchez Albornoz.
Aquella actitud elegíaca del “me duele España” está ahí, es ya historia, si es que no se ha vuelto arqueología. Pero no ha muerto, ni mucho menos, la reflexión ensayística, plural y muy variada, sobre el ser de los españoles (tal y como el propio Américo Castro indicara).
Hoy, se ha de abordar tal cuestión de otro modo. Y así lo hace Agustín Sánchez Vidal, en su muy recomendable ensayo titulado (no sin cierta dosis de desenfado e ironía) Pero… ¡en qué país vivimos!, que lleva el significativo subtítulo de Una celebración del cine y la cultura popular española; publicado por Espasa, en Barcelona, este mismo 2024.
Para empezar, hemos de notar el radical cambio de perspectiva a la hora de abordar lo que somos. Ya no parte el autor de la consabida y hasta desgastada perspectiva del me duele España. Sino que adopta esa otra, más positiva, de “una celebración”.
¿Hemos de celebrar lo que somos? Agustín Sánchez Vidal, desde un ingente conocimiento de los territorios que aborda, celebra esos dos polos de la dualidad que nos constituye: lo popular y lo culto; la cultura popular de masas, como se la ha llamado desde hace décadas, y el cine, esto es, una manifestación contemporánea privilegiada de lo culto como es el cine, en el que es uno de los más consumados especialistas en nuestro país.
Estamos ante un libro denso y, al tiempo fascinante. Como signos de la cultura popular española, que tantas veces se asoma al cine, analiza el autor desde la música de masas (de la copla o el cuplé al ‘rock and roll’; en su momento, publicaría un libro sobre el dúo norteamericano Simon and Garfunkel, por ejemplo), hasta el tebeo o cómic, sin olvidar aquella irrupción de lo moderno como fuera en los sesenta la cultura yeyé o la del porompompero, de ese tiempo en el que las familias comenzaban a salir de la reducción de un tiempo cerrado a través del ‘seat’ seiscientos.
A través del hilo del cine (lo culto, impregnado por lo popular) y de tal cultura de masas, Agustín Sánchez Vidal nos introduce en claves de nuestra historia contemporánea (sobre la que traza un cierto panorama), de lo que todos hemos vivido y seguimos viendo: desde el otro 27, pasando por las checas, el francisco hasta derivar en un tiempo democrático que nos trajo, entre otras aberturas, la de la socialdemocracia.
Todo un complejo y fascinante caleidoscopio para adentrarnos en lo que somos, a través de esos variados signos que se polarizan, siempre, entre lo culto y lo popular, que se interconectan de modo muy sutil y continuo. Y tal caleidoscopio, o tal cartografía, si queremos, nos está arrojando una imagen, en tono celebrativo y reflexivo, nunca abordando el estéril lamento, de la que es, de lo que está siendo la España contemporánea.
Aunque tal perspectiva no se ha abordado aún de modo global, está por establecerse, entre nosotros, el panorama de esa generación de españoles que podríamos llamar de los ‘novísimos’ o ‘del 68’, o como quiera llamarse. Agustín Sánchez Vidal pertenece por derecho propio a ella.
En esta obra, se sirve de dos claves que José María Castellet apuntaba como rasgos de los poetas ‘novísimos’, en su ya célebre antología: la utilización del cine y de la cultura de masas como elementos de que se sirven, entre otros, a la hora de abordar la creación de sus poemas.
Es lo que hace en esta obra, desde el rigor y el conocimiento, Agustín Sánchez Vidal, siguiendo su propio itinerario interpretativo, ensayístico, sobre lo que somos, que ya abordara, también, por ejemplo, en Sol y sombra (1990), de otro modo; siguiendo el paradigma analítico de las ‘mitologías’ de Roland Barthes. Pues otro rasgo de los ‘novísimos’ y también, por ello, de nuestro autor, es el conocimiento y el influjo que reciben del estructuralismo europeo, acaso el primer movimiento intelectual que contribuyera ya, desde los años sesenta, a la apertura mental de los intelectuales y profesores de nuestro país.
Agustín Sánchez Vidal, desde los años setenta hasta hoy mismo, ha ido desarrollando una obra docente universitaria, intelectual y estudiosa, ensayística, al tiempo que también narrativa, sin prisa pero sin pausa –como pidieran Goethe y Juan Ramón Jiménez–, con una coherencia admirable, cuyos frutos están ahí para nuestro disfrute, como ocurre con este su último libro que comentamos y que recomendamos a todos: Pero… ¡en qué país vivimos! Una celebración del cine y la cultura popular española (Barcelona, 2024).
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