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Natalia García Freire presentará en Salamanca 'La máquina de hacer pájaros'
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su primer libro de cuentos

Natalia García Freire presentará en Salamanca 'La máquina de hacer pájaros'

Actualizado 13/11/2024 12:06

La autora ecuatoriana ha escrito un libro sorprendente lleno de alas

Tiene la prosa de Natalia García Freire alas y vuelo original y diferente que se alza sobre las espumas. Las de una editorial que apuesta por las voces diferentes y que tiene en esta recopilación de piezas breves una maestría que golpea al lector. Natalia García Freire, que dejó en su Cuenca natal, la de la eterna primavera, un jardín que sigue acompañándola, es profesora de Escritura Creativa, Relato breve y Novela. Suyo es el gato que contempla los pájaros que vuelan en sus páginas, páginas que son para el lector un vuelo de mujeres que se sobreponen al peso que intenta lastrar sus alas.

-Este libro es una pulsión del lenguaje, ese lenguaje que sorprende al lector…

-Creo que esa pulsión estuvo desde el primer momento de la escritura, había un deseo de ir a buscar a esos personajes que aparecían bastante confusos. Y la única forma de buscar esas historias era enredándome en el lenguaje y también en nuevas formas que antes no había probado tanto, como los diálogos, la ironía, los elementos fantásticos que irrumpen en el mundo de cada personaje, abren grietas y transforman un poquito sus historias. Quizá ahí también está esa pulsión del lenguaje, en esa fantasía que solo puede escribirse desde el lenguaje de la imaginación.

-Novela, relato ¿Cuándo saber cuál es el molde del fluir de la escritura?

-Para mí hay algo clave, aunque tampoco soy experta y es mi primer libro de cuentos, y es que siempre he tenido una sensación de que el cuento es el territorio de la epifanía, del suceso que lo cambia todo. En una novela uno va adentrándose en una historia, pero en un relato uno va a buscar algo parecido a una verdad, un secreto, una revelación. Esa es la clave. Lo que uno encuentra en el territorio del relato, para mí, es más parecido a lo que se encuentra en la poesía. De ahí que al empezar a escribir un relato tengo enseguida la noción de que es un relato, porque es casi como un relámpago que uno ve en un instante y no ve más. Y la escritura de ese relato es solo la forma de tratar de recordarlo.

-Las mujeres de tu narrativa parecen surgir enteras directamente de la nada y sobre todo, guardar siempre un atisbo de esperanza ante la violencia ¿Es una actitud vital de la autora o una forma de decir que nos sobreponemos pese a todo?

-Me parece que hay algo de actitud vital y de lo que he visto alrededor, en mi familia, en mis amigas. Tengo la sensación de que sobrevivimos a muchísimo, aunque tampoco eso me parece un gran consuelo. Muchos de los personajes, estas mujeres en los cuentos mantienen una esperanza fuera del mundo en el que habitan, o una esperanza en los vínculos pequeños (como las tres mujeres del cuento Hasta que desearas dejar tu corazón sin sangre) o en un vínculo con lo animal. No creo que nos sobrepongamos pese a todo, pero creo en los vínculos como forma de resistir, aunque estemos rotas.

-La empatía entre los personajes femeninos es casi brutal, estoy pensando en “Hasta que desearas dejar…” ¿Puedes hablarme de este aspecto de tu imaginario? Un imaginario lleno de elementos de la cultura popular –los chistes, la televisión, los personajes casi fantásticos…

-Es un imaginario muy de mi infancia. Crecí en ese imaginario un poco de revoltijo, veía muchísima televisión, y también leía todo lo que encontraba en casa (que no era mucho), enciclopedias, la Biblia o novelas, y siempre hubo algo de reírse en medio de la tragedia. Como dices, sobre todo, entre mujeres, con mis hermanas, con mi madre, con mis primas. Cuando no sabemos qué decir, cuando las cosas son muy terribles, hacemos chistes malos o nos reímos de nosotras mismas. Creo que es un imaginario del revoltijo y de contradicciones, de lo ordinario y lo extraordinario, de brillantina y espíritu de hombres ahorcados; pero para mí ese es el imaginario natural que habité siempre, donde los límites no estaban claros y lo sórdido estaba junto a lo bello y lo monstruoso y lo luminoso. No había terrenos sólidos o fronteras claras y he querido construir un poco esas atmósferas de infancia y familiares en estos cuentos.

-Las mujeres, las niñas, las jóvenes, perturbadoras y siempre al borde del peligro ¿Cómo captas este mundo de indefensión, de violencia siempre a punto de ser ejercida?

-Creo que como a cualquier personaje al margen o indefenso, esas niñas, jóvenes y mujeres de estos cuentos saben, sienten en su cuerpo, el instante antes de que la violencia explote. Creo que ser mujer, entre otras, cosas es eso, vivir con un miedo antiguo, con una especie de alarma constante. Y siempre he pensando que ese instante antes de que explote o se tuerza una situación, el instante antes de la violencia explícita, muestra bien lo metidas que vivimos en el miedo. Y lo terrible que es eso. He tratado de captar ese mundo pensando en eso, en el cuerpo que no sabe lo que es no sentir miedo.

-Las madres de tus historias intentan cuidar y asfixian, el cuerpo es de una exuberancia casi insoportable ¿Cómo captar todo esto a través del lenguaje?

-Me intriga mucho los afectos monstruosos, extraños, mutilados, entre madres e hijas. Creo que es muy complejo entrar en ese terreno con los personajes, el lenguaje no es el de la violencia explícita, sino que a veces para estos personajes es un lenguaje que habita en las fronteras y un lenguaje que parece nacer de cuerpos rotos. En Amor mío corazón de otro, por ejemplo, está todo el tiempo la frontera entre el amor y la pesadilla, entre el deseo de afecto y el terror. Ninguno de esos personajes tiene la capacidad de tocar al otro, son lenguajes rotos, y están terriblemente solas y creo que eso es lo que trataba de buscar con esos personajes, ese lenguaje de incapaz de conectar, ese lenguaje quebrado, roto, dislocado que surge de esos afectos monstruosos.

-¿Muchas ganas de venir a Letras Corsarias? ¿Cuál piensas que es el papel de las librerías ahora mismo?

-Las librerías han sido y son un sitio de resistencia, me parece, pero no creo que la palabra resistencia deba idealizarse porque el trabajo de las librerías es muy duro. Creo que son un sitio de vínculos y de resistencia. Resistencia a la velocidad de las cosas, resistencia a lo individual, resistencia a la novedad, sobre todo, de parte de las librerías independientes. Ese quizá es el papel que más valoro yo, como lectora, esa resistencia al tiempo acelerado y a la poquísima vida de los libros. El papel de mantener cierto equilibrio frente a un mercado saturado es fundamental. También los que escribimos y quienes frecuentamos las librerías independientes debemos repensar nuestro papel frente a eso, nuestro papel como consumidores y como parte de ese ecosistema del libro en el que creo que más que nunca precisamos valorar los tiempos de esas librerías independientes, sus esfuerzos y su papel no como un lugar de venta de libros, sino como lo que son, algo mucho más grande y que apuesta todo el tiempo por la palabra y por los lectores.

-Muchas ganas de verte ahí entonces, Natalia.

-Y muero de ganas por estar en Letras Corsarias. Las librerías son sus libreros, su esfuerzo y también esa pasión por la palabra, ese deseo de llevar a los lectores todo tipo de libros y trabajar mucho para hacerlo, esa capacidad de construir comunidad. En Letras Corsarias se nota el amor que tienen por lo que hacen y lo bien que lo hacen es admirable.

Natalia García Freire presentará 'La máquina de hacer pájaros' el viernes 15 de noviembre, a las 19:30 horas, en Letras Corsarias, Rector Lucena 1.

Natalia García Freire presentará en Salamanca 'La máquina de hacer pájaros' | Imagen 1

Charo Alonso / Fotografías María Fernanda García