"Pequeñas cosas que te pueden importar a ti son una nimiedad al lado de lo que le puede pasar a otra gente"

El primer equipo de voluntariado de Cruz Roja Salamanca, compuesto por cinco personas voluntarias, ha regresado a la ciudad charra tras cuatro intensos días de trabajo en zonas devastadas por la DANA en Paiporta, Catarroja, Albal, Picaña, Masanasa, Sedaví, Benetúser y Alfafar, en la provincia de Valencia. Su misión: brindar apoyo humanitario a los afectados por las inundaciones que han dejado a su paso un rastro de destrucción y desesperanza.

Al llegar se encontraron con una realidad impactante. "Fue por la noche y ya vimos en la autopista los grandes destrozos, y al día siguiente todos los coches que se habían visto en la tele. Impresiona más estando allí, claro, pero nada comparado con ver a los vecinos afectados trabajando por su futuro", explicaba a SALAMANArtv AL DÍA el jefe del citado equipo.

"Escuchamos sus historias"

Durante su estancia, el equipo realizó diversas labores, desde la distribución de comida y agua hasta la limpieza de calles y casas. "Nos organizaban en equipos y nos mandaban a hacer diferentes funciones. También atendimos a personas que necesitaban asistencia sanitaria o simplemente compañía", comentaba. Además, colaboraron con otras instituciones y el ayuntamiento para clasificar y distribuir mercancías.

Uno de los momentos más difíciles fue el contacto con los afectados. "Hablábamos con los vecinos y nos remitían a otros que necesitaban ayuda. Hicimos curas, llevamos comida y escuchamos sus historias", relataba. La tristeza y el miedo por el futuro eran palpables en el ambiente, y el equipo se encontró con situaciones desgarradoras, como la pérdida de vidas en la comunidad.

Atención psicológica

La preparación del equipo no se limitó a la formación técnica en emergencias. Antes de partir, recibieron una preparación psicológica para afrontar la magnitud de la situación.

A pesar de la dureza de la experiencia, estos voluntarios lograron desconectar en las horas de descanso. "Teníamos un horario de trabajo de 6:00 a 21:00 horas, y aprovechábamos para hacer una vida lo más normal posible y comentar otras cuestiones que no eran de la intervención", nos cuenta, ya que esta desconexión fue crucial para mantener la salud mental de los voluntarios.

En comparación con otras intervenciones, como el terremoto de Lorca, destacaba que "no hay apenas diferencia en la organización. Los afectados están tristes y temen por su futuro, y nosotros estamos allí para consolarles en la medida de lo posible".

La experiencia también dejó una profunda huella en el equipo. "Estas experiencias te hacen madurar y te preparan para la vida. Te das cuenta de que pequeñas cosas que te pueden importar a ti son una nimiedad al lado de lo que le puede pasar a otra gente", reflexionaba el jefe del equipo.

Finalmente, estos voluntarios de Cruz Roja Salamanca regresan a casa con la satisfacción de haber ayudado a quienes más lo necesitaban, y con la esperanza de que su labor haya contribuido a aliviar un poco el sufrimiento de los afectados por la DANA en Valencia. Su compromiso y dedicación son un ejemplo de solidaridad y humanidad en tiempos de crisis.