“Esto es un verdadero desastre, el agua ha arrasado con todo y nadie nos ha ayudado”. Este es el doloroso testimonio de la macoterana Belia Guerras y que reside en Catadau, muy cerca de Paiporta, otra de las localidades duramente castigada por la Dana, la que ya es la peor catástrofe natural del siglo y probablemente de la historia moderna de España.
Belia ha vivido con miedo y la mirada puesta en el cielo a cada instante desde que el rio Magro se desbordara, arrasando con todo a su paso, algo que se ha vivido tanto en Catadau como en Llombai y Alfarp, tres municipios unidos, y que también han sido duramente golpeados por la situación.
“Aquí no ha llegado ayuda de ningún tipo, estamos incomunicados. Son los agricultores con sus tractores y los vecinos con lo poco que pueden tener los que están abriendo y limpiando las calles. Ningún equipo de salvamento ha venido aquí hasta ayer a echar una mano” explica.
Una complicada situación, que nuevamente pone de manifiesto la solidaridad ciudadana en una complicada situación, agravada por la falta de suministro de luz y agua, algo que, por fin, este viernes, parece poco a poco irse retomando.
Mientras, la vida diaria se ha complicado ya que, tal y como asegura, “las tiendas del pueblo están dando lo que pueden, lo que han podido salvar y esta en buen estado, mientras que en la panadería hay colas inmensas de gente esperando para poder coger pan, que están realizando los panaderos continuamente”
“No paramos de limpiar, ya que los bajos de las casas han quedado arrasados por el agua. A esto le sumamos la falta de luz…en estos días encontrábamos una antigua radio a pilas y gracias a ella hemos podido ir sabiendo algo de lo que estaba pasando….esta siendo muy duro” asegura.
Todo ello ocasionado tras desbordarse el rio, llegando a tener una crecida que, tal y como recuerda, “jamás habíamos visto subir tanto el nivel, eran metros y más metros por encima de lo que conocíamos y lo arrasaba todo a su paso….hay tierras de cultivo que literalmente han desaparecido ya que ha llegado a llevarse de cuajo grandes extensiones tierra, arrancándolas a su paso…eso por no hablar de las cosechas de fruta, todas perdidas por completo”.
Hoy, con la luz del sol y la mirada continuamente puesta en las nubes, continúan el proceso de limpieza de sus hogares y con el balance de daños originados, que todo apunta a que será multitudinario, mientras sigue pidiendo ayuda. “Entre los vecinos estamos logrando poco a poco limpiar las casas, pero ahora mismo, además de la ayuda que comienza a llegar desde los Ayuntamientos, siguen haciendo falta alimentos o agua principalmente”.