, 03 de noviembre de 2024
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Un responso en el silencio. El impactante rol del Grupo de Exequias en el cementerio de Salamanca
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REPORTAJE

Un responso en el silencio. El impactante rol del Grupo de Exequias en el cementerio de Salamanca

Actualizado 28/10/2024 12:17
Toni Sánchez

Este grupo de hermanos del Cristo del Amor y de la Paz reza un responso cuando llegan los cuerpos de los fallecidos a la entrada del cementerio

Uno de los momentos más duros para cualquier persona es el momento de dar el último adiós a un ser querido por su fallecimiento. En ese amargo trance se antoja fundamental la labor del Grupo de Exequias de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, que desde hace más de veinte años se encarga del rezo del responso a la llegada del cadáver al cementerio, además de otros servicios de acompañamiento a la familia que detalla Nacho Pérez de la Sota, uno de los componentes de este grupo, a SALAMANCArtv AL DÍA.

Había problemas en el cementerio porque solo había un capellán que no podía atender todos los responsos y el obispo Braulio, como nosotros tenemos allí en culto el Cristo de la Liberación, nos pidió que nos involucrásemos y que realizásemos alguna actividad que no fuese exclusivamente de Semana Santa”, explica nuestro protagonista. Así se crea el Grupo de Exequias de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz hace más de veinte años, al que nuestro protagonista forma parte desde hace más de quince años. “En un inicio solo atendíamos los entierros de los fines de semana y los festivos porque es cuando el capellán tenía que ir a dar misa a los pueblos, pero desde hace un par de años también atendemos esta labor de lunes a viernes, sobre todo gracias a la labor de Fran y Marisa, aunque cuando ellos no pueden nos avisan y vamos el que podemos”, manifiesta Nacho.

Del grupo original no queda nadie, pero en la actualidad somos ocho personas si no me equivoco. De hecho nos hemos ido incorporando en tandas a lo largo de los años en función de las necesidades”, explica, recordando que en su día recibieron un pequeño curso de formación para orientarles en la función a realizar en el cementerio. “Nuestra labor principal es la de rezar un responso cuando llegan los cuerpos de la gente fallecida a la entrada del cementerio”, detalla Nacho, quien explica el procedimiento: “Tenemos un par de fórmulas hechas un poco más generales y alguna más específica para gente joven, madres de familia o monjas”. Además, cuando pueden acompañan al cuerpo del fallecido junto a su familia hasta la sepultura, aunque no siempre es posible por la acumulación de tareas: “Muchas veces tenemos varios servicios seguidos y no podemos ir rezando hasta la sepultura porque no nos da tiempo”.

Además de esta función principal también suelen rezar en el tanatorio cuando se trata de personas conocidas o miembros de alguna cofradía de Salamanca, e incluso con sus familiares. Estos cofrades de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz también realizan labores de acompañamiento a familiares en circunstancias excepcionales, tal y como explica Nacho: “Solo he tenido que hacer este servicio una vez. Imagina que una persona viene de vacaciones a Salamanca o que tiene un accidente en la provincia y fallece aquí. Nosotros tenemos que acompañar al familiar en todos los sentidos porque en esos momentos se le viene el mundo encima”. El acompañamiento en este caso no es solo espiritual, sino que también les ayudan “a resolver determinadas situaciones como buscar un hotel, arreglar los papeles de la funeraria, o en mi caso particular que era una familia de Portugal, ayudarle a hacer trámites con el consulado”.

Para formar parte de este Grupo de Exequias es necesario “tener una cierta disponibilidad y evidentemente una madurez psicológica y personal, además de una formación litúrgica y oracional”, según detalla Nacho, quien recuerda servicios de una dureza extrema como el funeral de un niño de siete años: “¿Qué le dices a los padres? Es durísimo. Se necesita un aplomo muy grande y una cierta experiencia. También he tenido que enterrar al padre de algún delincuente que estaba interno en Topas y lo trajeron esposado y bajo custodia al funeral porque había riesgo de fuga, e incluso se llegó a pensar en que vendría una banda a liberarlo en ese momento. Hay que estar preparado para muchas cosas. También hay casos en los que llegas a rezar el responso y te encuentras el cuerpo solo porque esa persona no tenía a nadie a su alrededor y mueren en la más absoluta soledad. Es muy triste pero es así. Hay que volcarse en cada una de las situaciones”.

Este hermano de Amor y Paz continúa haciendo un repaso por sus servicios funerarios más crudos: He enterrado a chavales de veinte años y llega toda la pandilla, su novia, sus padres… Te puedes imaginar la situación. Hay gente que llega destrozada a esos momentos y lo único que puedes hacer es intentar consolarlos y estar muy cerca de ellos en todos los sentidos”. La organización corre a cargo del tanatorio, quien les da aviso cuando tienen que realizar algún servicio: “Les pedimos que nos avisen con el mayor tiempo posible pero a veces no es posible. A mí me han sacado de la cama algún día para que esté en el cementerio a las diez de la mañana”, comenta Nacho.

Antes de terminar nuestra conversación, hablamos sobre el agradecimiento de las familias hacia esta labor absolutamente desinteresada: “La inmensa mayoría son muy agradecidas, incluso hay gente que nos dice que si nos debe algo de dinero. Podría decir que 7 de cada 10 personas se despiden de nosotros dándonos las gracias junto a un beso y un abrazo. Es nuestra mayor satisfacción. Pese a este sentir general, también hay casos en los que se viven momentos incómodos: “En la otra cara de la moneda encontramos a gente que pasa absolutamente de todo. Estás rezando y nadie contesta, y tenemos que contestarnos a nosotros mismos. Es muy violento, pero seguimos adelante con el rezo por respeto al difunto”.