Como todos los años en marzo y octubre este fin de semana ha tocado cambiar los relojes. Cambiar de horario en los dos cambios de estación es ya tan obligado como cambiar de armario. La diferencia es que cambiar de ropa en invierno y en verano es algo tan útil y necesario que nadie tiene que recordárnoslo; nos avisa el sol, la lluvia y las bajas temperaturas. Pero cambiar de hora es algo tan absurdo y tan inútil que si no empezaran a recordárnoslo ocho o diez días antes a todos se nos olvidaría porque la medida en cuestión no tiene ninguna ventaja y sí muchos inconvenientes.
Ventajas
Nos vendieron para que no protestáramos que cada español ahorraría no sé cuánto de luz, pero como si se ve por las mañanas no se ve por las noches o viceversa, lo cierto es que las facturas de las eléctricas más que restar céntimos suman euros. Y no sé de nadie que esté a favor de esta medida.
Inconvenientes
Año tras año se repiten los mismos: Los niños, los enfermos y las personas mayores sufren trastornos en el sueño; las personas que trabajan de noche, que no son pocas, por cierto, se llevan la peor parte porque además suelen trabajar a turnos. Y los médicos opinan que estos cambios son enemigos de la salud.
Solución
Si mal no recuerdo creo que fue en 2008 cuando la Unión Europea decidió que cada país determinara el horario más conveniente para él y lo dejara permanente y hasta creo que fijó el año en el que debería estar resuelto. Pero en España, al menos, seguimos igual: perdiendo tiempo y dinero. Tiempo porque ¿qué demonios pintan los trenes una hora parados cuando hay que atrasar los relojes? Y dinero porque cuando hay que adelantarlos es cuestión de suerte que los trabajadores beneficiados sean los que antes tuvieran que trabajar una hora de balde. Y puestos a perder, pierden hasta ellos, porque si son incapaces de resolver algo tan nimio cómo vamos a creer que sean capaces de resolver otros problemas más complicados… Pero parece que esto no les importa demasiado y no queda otra que seguir protestando hasta que se enteren de una vez.
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