"Que bonito es ayudar a alguien que va a valorar el esfuerzo de querer caminar juntos"
En esas mañanas de invierno, valoro mucho más poner el despertador 10 minutos antes para disfrutar un ratito más en la cama, apreciando el calor de mi edredón, y acurrucándome hasta que no me quede otra que emprender mi día. Sin embargo, en la última estación del año me tomo las mañanas con mucha más calma. Ese olor a café recién hecho, lo disfruto el doble. Poso mis manos sobre la taza caliente un ratito antes de dar el primer sorbo. Ese primer sorbo, lo doy con los ojos cerrados. Y me encanta. Lo saboreo como si pudiera quedarme todo el día ahí sentada, calentita, en pijama, en calma, con mucha paz en mi cuerpo.
¿Y mientras? El mundo se ha parado. Solo existo yo. Pero no. No es así. Cuando ya estoy mentalizada de la imposibilidad de quedarme en mi casa todo el día, con el calefactor dándome el calor necesario, y sin responsabilidades; salgo de casa. Y es ahí cuando puedo corroborar que el mundo no se para. En el portal de mi casa siempre duerme un hombre rodeado de cajas de cartón. Duerme en un saco de dormir que debe hasta caminar solo. Y siempre lleva la misma ropa. Uno de los pocos días que no iba pensando solo en mi mundo interior, me percaté de que esa mañana me había despertado con un frío horrible, y pude remediarlo. Y me imaginé cómo haría este pobre señor para resguardarse de esos 2 grados bajo cero en plena Gran Vía.
Él no lo sabe, pero pedí perdón a todas esas personas. Porque yo he podido salir con mi abrigo que me llega hasta los pies, y unas botas de lluvia que me salvan de los charcos helados, ellos no. Soy consciente de que no es mi culpa, pero al menos así pude valorar y entender lo afortunada que soy. Ahora, cada mañana, la veo como un regalo, y la disfruto el triple.
Es por ello, que en Cáritas también me enseñaron que son conscientes de la gravedad de este asunto, y que mucho antes de que yo me diera cuenta, ya había dos centros - Centro de Día Espacio Abierto y la Casa de Acogida Padre Damián - donde acogen a personas sin hogar y las ayudan a reinsertarse en la sociedad. Esto no lo hacen solo por ellos, sino por todos nosotros, para hacernos entender todo el trabajo que hay detrás, pero lo bonito que es ayudar a alguien que va a valorar el esfuerzo de querer caminar juntos. Por tanto hoy, Día Mundial de las Personas sin Hogar, “caminemos juntos”. Haciendo honor al lema de la campaña de este año, que ha contado con una acción en la calle para darles voz y hacer valer sus derechos el 24 de octubre en la Iglesia de San Juan de Sahagún; y un Círculo del Silencio dedicado a ellos y ellas el mismo día a las 20:00 en la Plaza San Marcos.
Ser consciente es el primer paso.
Clara Ravelo, estudiante de periodismo y voluntaria de Cáritas Salamanca.
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