En este convulso año 2024 lleno de conflictos e incertidumbres, la reflexión ¿Quo Vadis, Europa? es de vital importancia. La salida de una pandemia letal y sus consecuencias, el avance de la extrema derecha en la mayor parte del mundo occidental, las guerras que no cesan y entre ellas la que hay en suelo europeo con la invasión de Ucrania y el genocidio que se está dando en Oriente Medio, las migraciones, la digitalización del mundo, la inteligencia artificial, las redes sociales, y las fake news o bulos, obligan a Europa no solo a una constante adaptación, sino a redefinirse como actor global geopolítico en el nuevo orden mundial que se está configurando.
Desde los diferentes ámbitos, sensibilidades y posturas, debemos reflexionar sobre una Europa geopolítica en el contexto actual y los escenarios futuros. Hay que hablar, llegar a los oportunos consensos y actuar en una política exterior común, una acción proactiva de la Unión Europea (UE) en el ámbito de la defensa con un uso conjunto de las fuerzas armadas, la lucha contra la desinformación, el establecimiento de una narrativa clara y definida de la UE, la búsqueda de la hegemonía tecnológica, el cambio climático, la geopolítica de la energía, las bondades y defensa de la paz frente al impacto de la guerra, la problemática de la inmigración y su aporte para el desarrollo económico y social, y la integración de Europa. entre otros aspectos.
"Quo Vadis" es una de las varias frases del latín que, a pesar del paso de los tiempos siguen presentes en nuestras vidas y que continúa significando: "¿A dónde vas?". Su origen se remonta al año 64 después de Cristo, durante la persecución de los cristianos por parte del emperador romano Nerón. Según cuenta el evangelio apócrifo el apóstol Pedro decidió abandonar la ciudad de Roma. En su camino por la Vía Apia se cruzó en una visión con Jesucristo que arrastraba la cruz. "Quo Vadis Domine" ("¿A dónde vas, Señor?"), le preguntó Pedro. La respuesta: "Romam vado iterum crucifigi" ("Voy hacia Roma para ser crucificado de nuevo") hizo cambiar a Pedro de opinión y regresar. En el caso que nos ocupa, salvando todas las distancias y creencias, nos atrevemos a decir: “Quo Vadis, Europa”. ¿A dónde vas en busca del nuevo orden internacional?, regresa a la defensa de tus valores humanitarios.
De la antigua Roma para acá, la frase "Quo Vadis" dio nombre a una película que cuenta con varias versiones: 1924, dirigida por Gabriello D'Annunzio i Georg Jacoby, Italia (cine mudo); 1951, dirigida por Mervyn LeRoy, EE. UU.; 1985, dirigida por Franco Rossi, Italia (serie de televisión). La de 1951, protagonizada por Robert Taylor y Deborah Kerr, revolucionó Hollywood y se convirtió en un clásico del cine. Logró obtener ocho nominaciones a los Premios Oscar, aunque ninguna estatuilla.
¿Quo Vadis, Europa? es también el nombre de una actividad académica que cada año viene organizando Josep Borrell, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad / Vicepresidente de la Comisión Europea, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander (España). Un encuentro para el debate sobre los asuntos que afectan a la UE y el futuro del mundo, buscando mejorar la eficacia de aquella y hacer realidad sus objetivos de ser un actor geopolítico. Recomendamos de interés su seguimiento, para todos los europeos.
Hay mucho sobre lo que reflexionar. En 2004 el español Guillermo de la Dehesa publicaba: ¿Quo Vadis, Europa?, reflexionando sobre el por qué la Unión Europea sigue creciendo más lentamente que Estados Unidos. Recientemente y con el mismo título, el periodista y economista alemán Carsten Moser, se plantea analizar el papel de Europa en el mundo tras la crisis económica derivada de la Covid-19. Nosotros nos vamos a centrar en el asunto de la inmigración y la postura europea al respecto.
Para un europeísta convencido como lo es quien suscribe, el giro radical que en política migratoria ha dado recientemente la Unión Europea, o una parte significativa de sus estados miembros, normalizando las recetas de la ultraderecha, es como darse un tiro en los pies, cuando no traicionarse a sí misma.
Tras cuatro años de arduas negociaciones, El 10 de abril de 2024, el Parlamento Europeo votó a favor de las nuevas normas sobre migración, adoptadas formalmente por el Consejo de la UE el 14 de mayo de 2024, permitiendo a la UE abordar este complejo asunto con determinación e ingenio. Así, el Pacto de Migración y Asilo recibió el apoyo de las instituciones europeas. Su objetivo era, y es, reducir la conflictividad que se viene dando entre los Estados europeos desde la llamada “crisis de los refugiados” iniciada en 2015. El Pacto contempla que la UE cuente con fronteras exteriores sólidas y seguras, que se garanticen los derechos de las personas y que ningún país de la UE sometido a presión migratoria se encuentre solo. Para ello se establecía un sistema de gestión mucho más homogéneo y predictible que el que había y se contemplaban mecanismos de solidaridad, para repartir entre los Estados la carga de la atención al asilo de las personas.
Por fin teníamos en Europa un conjunto de normas nuevas para gestionar la migración y un sistema común de asilo en toda la UE, perfectamente engranado y, al mismo tiempo, arraigado en los valores europeos. Pero la complejidad del Pacto, la oposición persistente de algunos Estados y el relato de la extrema derecha sobre la inmigración “comprado” por una parte de la derecha clásica, han hecho que solo unos meses después y antes de que aquel Pacto se implementara, la política migratoria de la UE haya dado un giro radical, dejando de lado los acuerdos alcanzados y la defensa de los derechos humanos que son pilar, sustento y señas de identidad de la Unión Europea.
¿Quo Vadis, Europa? El giro dado supone normalizar las recetas de la ultraderecha contra la inmigración en Europa. Los ciudadanos europeos debemos preguntarnos qué ha pasado en el relato comunitario sobre la inmigración irregular, para que se haya endurecido de forma tan drástica y rápida, pasando del Pacto Migratorio que ya era de mínimos, a que la Comisión (brazo ejecutor) haga una propuesta para crear centros de deportación fuera de las fronteras de la Unión. Un modelo (al que España se opone) puesto en marcha por la ultraderechista Meloni en Italia y que ya en sus inicios da síntomas de fracaso. De seguir adelante, los Estados miembros de la UE han de ser conscientes que ese modelo ignora los derechos humanos, algo que hasta hace poco era considerado ilegal por las mismas instituciones que ahora lo impulsan. ¿A dónde vas, Europa?.
Escuchemos a Mónica Naranjo - Europa:
https://www.youtube.com/watch?v=a5qGId207xE
© Francisco Aguadero Fernández, 25 de octubre de 2024
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