En mi último y reciente estudio realizado sobre la vida y personalidad de Miguel de Cervantes, he llegado a la conclusión de que Cervantes fue un hombre cuyo proceso vital enseña mucho a las teorías psicológicas sobre resiliencia y sobre la importante función que desempeña la creatividad artística en la consecución de un equilibrio psíquico que resuelve las contradicciones que se dan siempre en el psiquismo del sujeto creador.
Este estudio, previo a la escritura de una obra teatral sobre nuestro gran genio ( tercera publicación sobre su vida familiar y de escritor) revela cómo en los momentos de su vida adulta, en los que sufre más golpes en su autoestima, Cervantes sale con paso firme de este sufrimiento a través de su extraordinaria creatividad.
Los tres momentos explorados como heridas incisivas en la batalla de su vida y la sociedad son: su encarcelamiento de seis meses de duración en la siniestra cárcel sevillana, condena dictada por un juez, Gaspar de Vallejo, sin la menor prueba que acusara a Cervantes, recaudador del Tesoro, de ser el responsable de la desaparición de una cantidad de dinero, proveniente de sus recaudaciones en Vélez-Málaga y región ( y con la prueba de que el negociante portugués Simón Freire huyó llevándose la mayor parte del dinero de su banco). Cervantes logra salir de la lóbrega prisión utilizando su pluma, es decir, escribiendo una carta al Rey explicando lo ocurrido. Y logra sobrevivir a las condiciones infrahumanas de la cárcel con su imaginación creadora: dando vida dentro de él al proyecto de escribir la novela más famosa de la literatura europea, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.
El segundo momento más doloroso para su dignidad fue el ocurrido en Valladolid, el asunto Ezpeleta; acusado él y toda su familia del crimen cometido por Melchor Galván contra Ezpeleta, amante de la mujer de M. Galván , cuando lo único que hicieron fue haberle atendido, aún herido y depositado a las puertas de la casa de Cervantes. Fueron encarcelados un par de días y posteriormente soportaron los bulos creados en la ciudad sobre “las malas costumbres” de Cervantes y sus hermanas. La salida de Valladolid coincide con la publicación de la primera parte del Quijote, y con la fama extendida de los dos personajes, Don Quijote y Sancho. Y, sobre todo, con la toma de conciencia de Miguel de su identidad de escritor y de un futuro lleno de creatividad literaria.
El tercer momento vital analizado fue su razonable pretensión de ser nombrado miembro de la comitiva del Conde de Lemos, nombrado virrey de Nápoles, y la negativa recibida por el secretario Argensola, arguyendo “su vejez avanzada” para ir a vivir a Nápoles. Su vuelta de Barcelona ( paralela a la de su personaje Don Quijote, al final de la segunda parte) es la vuelta de un “derrotado”, que se convierte en el escritor más famoso del reino de España seguido por miles de lectores en todo el continente europeo.
Cervantes no fue ningún “perdedor”, ningún masoquista, en una larga vida, dura y de pocas concesiones, pues su intensa creatividad se instaló en el centro de su vida, ofreciéndole el placer de la creación y el respeto y fama , aunque tardías, por su obra inmortal.
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