Las calles Azafranal, Toro y Zamora superan los 30 locales vacíos y el panorama es aún más desolador en otras vías cercanas, también en el centro de la ciudad
Llamativos carteles anuncian en algunos céntricos escaparates de Salamanca “Liquidación por cierre”, “Se alquila”, “Cierre por jubilación”, “Todo hasta el 50%”. Es el último mensaje que empresas cercanas y populares mandan a sus clientes antes del adiós definitivo a una relación que, en algunos casos, se había prolongado durante décadas.
La crisis del comercio de cercanía en Salamanca se agrava con la inminente despedida de emblemáticas tiendas que han formado parte de la historia de la ciudad. Ejemplos destacados son Muebles Huebra, el establecimiento más antiguo de la capital con 188 años de trayectoria, y Almacenes ARA, que ha servido a los salmantinos durante más de seis décadas. Otros comercios igualmente representativos, como la Zapatería Paco Rascón y la única sombrerería de la ciudad, Bombín, también se preparan para bajar la trapa definitivamente.
En un paseo por algunas de las vías más céntricas y comerciales de la capital charra, pude confirmar el preocupante panorama: 12 locales vacíos en la calle Azafranal, 11 en la calle Toro y 8 en la calle Zamora, es decir, más de 30 espacios desocupados en solo tres de las principales arterias comerciales del corazón de la ciudad, ya que en otras vías cercanas, menos transitadas, el panorama es aún más desolador.
En la actualidad, Salamanca capital cuenta con 1.308 establecimientos, mientras que en la provincia se registran 3.101, sumando un total de 4.409 comercios. Sin embargo, desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, el paísaje de este sector ha cambiado drásticamente: uno de cada diez autónomos dedicados al sector del comercio ha cerrado sus puertas. Este descenso es alarmante y refleja las dificultades que enfrenta el comercio local.
El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) reveló que, en agosto de 2024, había 5.473 trabajadores por cuenta propia en el sector comercial de la provincia, una cifra notablemente inferior a los 6.069 registrados al inicio de la crisis sanitaria. Este descenso de casi 600 autónomos en un período tan breve es un claro indicativo del impacto negativo que ha tenido la pandemia en el comercio de cercanía, que ya venía sufriendo la competencia del comercio electrónico.
La situación para los comerciantes salmantinos es cada vez más insostenible, y los cierres de estos negocios emblemáticos son un reflejo de una crisis que amenaza con borrar parte de la identidad y tradición de la ciudad.
La presidenta de la Asociación Salmantina de Empresarios de Comercio Vario (ASECOV), Soledad Gómez, ha manifestado su preocupación por la situación actual del comercio en la ciudad, pero también ha expresado su firme convicción de que la crisis del pequeño comercio es reversible, ya que a pesar de las dificultades que enfrentan varios sectores, especialmente la ropa y el calzado, hay oportunidades para revitalizar este pilar económico.
Gómez señala que, aunque el comercio de alimentación se mantiene relativamente estable, la percepción social sobre los autónomos ha disminuido. "La figura del autónomo está siendo menos apreciada a nivel social, a pesar de ser una de las mayores fuentes de ingresos del Estado", afirma. A su juicio, es crucial implementar campañas informativas que resalten la importancia del comercio local y la necesidad de simplificar la burocracia que rodea la apertura de nuevos negocios.
La presidenta de ASECOV también destaca las ventajas del pequeño comercio en comparación con las grandes multinacionales. “Ninguna inteligencia artificial puede suplir la atención personalizada”, enfatiza, resaltando que la empatía y la conexión humana son aspectos que los clientes valoran enormemente. Además, añade que el comercio de cercanía no solo ofrece calidad, sino que también actúa como un punto de encuentro social.
“Merece la pena pagar algo más y tener el comercio cerca de casa. La rapidez de bajar al al lado de tu casa, donde ya saben lo que compras, que seguro te guardan o reservan ese producto que coges a diario o periódicamente. Personas que te reciben con una sonrisa porque realmente se alegran de verte por allí, te llaman por tu nombre y se interesan si no te han visto en días. Además, conocen los gustos de sus clientes y se aseguran una calidad. No hay que coger el coche por lo que ya ahorramos, y tardamos muchísimo menos tiempo en hacer la compra, que dado el momento en que vivimos, ya es una gran ventaja”,
Por último, Soledad Gómez hace un llamado a la comunidad salmantina, recordando que "juntos hacemos Salamanca". Su mensaje es claro: apoyar al comercio local no solo beneficia a los emprendedores, sino que también enriquece el tejido social y económico de la ciudad, generando empleo y promoviendo una economía más sostenible y cercana.
Por su parte, Benjamín Crespo, presidente de la Asociación de Empresarios Salmantinos del Comercio (AESCO), considera que el cierre de tiendas no es solo una tendencia local, sino un fenómeno que se repite a nivel nacional, impulsado por la falta de relevo generacional y el esfuerzo extremo que requiere esta profesión: “Los autónomos trabajan prácticamente las 24 horas, todos los días del año, y muchos optan por buscar otras actividades que les permitan conciliar mejor su vida personal y laboral”.
En este sentido, señala que, a pesar de que algunos comercios han sido solventes y han generado beneficios, afrontan serios desafíos para continuar. “Es muy complicado mantener un negocio de proximidad en estas condiciones, especialmente cuando no se encuentran trabajadores dispuestos a unirse al sector”, añade.
El incremento de las ventas online tras la pandemia ha cambiado el panorama, y aunque Crespo reconoce que esta modalidad ha venido para quedarse, también defiende la calidad y el servicio personalizado que solo el comercio local puede ofrecer. “El comercio de proximidad no solo brinda un producto, sino también un asesoramiento y un servicio únicos que la compra online no puede igualar”.
La pérdida de comercios no solo afecta a los empresarios, sino que también transforma el paisaje urbano de Salamanca, debilitando su atractivo tanto para locales como para turistas. “La vida en la ciudad depende de la hostelería y del comercio. Si seguimos perdiendo locales emblemáticos, también perderemos nuestra identidad”, avisa al tiempo que indica que “esa pérdida de comercio influye mucho también en el atractivo que la ciudad puede generar en las agencias turísticas”.
Crespo concluye instando a las instituciones a redoblar esfuerzos para apoyar al comercio local, señalando que “no debemos permitir que desaparezca, ya que es el sector que más empleo genera en la provincia”.