Un salmantino desplegado en Líbano: “Sabemos dónde venimos. Más que miedo, hay mucho respeto a la situación”

Las Fuerzas Armadas españolas desplegaron en Líbano en septiembre de 2006 con el objetivo de vigilar el cese de hostilidades entre Hezbollah e Israel, y acompañar y asistir a las Fuerzas Armadas libanesas en el sur del país y a lo largo de la separación entre ambos países denominada Línea Azul. Los militares españoles, entre los que se encuentra nuestro protagonista, también deben garantizar el acceso humanitario a las poblaciones civiles.

Dentro de esta operación denominada ‘Libre Hidalgo’, de la que forman parte más de 10.000 soldados procedentes de 50 naciones, se encuentra el salmantino A.F., quien habla para SALAMANCArtv AL DÍA días antes de que se desatase una guerra total en este territorio. En su primera misión, este militar salmantino lleva desplegado en Líbano desde el pasado mes de mayo, y ya descuenta los días para su ansiado regreso a España, que se producirá a mediados del mes de noviembre: “Se hace pesado el estar tan alejado de casa. Hay momentos en los que se echa mucho de menos poder hacer un viaje con la familia o tomar algo con los amigos”.

La situación en la base ‘Miguel de Cervantes’ en Marjayún, que es donde se encuentran los soldados españoles, ha empeorado con la sucesión de acontecimientos que ha tenido lugar en los últimos días, tal y como A.F. describe: “En cuanto se prevé algún peligro, por mínimo que sea, nos meten en el búnker hasta que se considera que hay la seguridad necesaria para seguir con nuestras actividades diarias”. Este tiempo puede ser “unas horas o incluso algún día entero, como está pasando últimamente”. El propio militar salmantino explica cómo son estos búnker en los que se refugian de los ataques, aunque éstos no vayan dirigidos directamente hacia ellos: “El búnker es un habitáculo enterrado o semienterrado, protegido con varias capas de Hesco Bastion (una especie de contenedor de malla de alambre plegable y tejido pesado) que se rellenan con grava y se refuerzan con hierro y hormigón. Dentro cabemos unas 50 personas aproximadamente. Para facilitar la comodidad existen bancos y ventiladores para el calor, pero poco más…”.

El hecho de estar en plena frontera entre Líbano e Israel en medio de una guerra “se lleva con precaución, con muchísimas medidas de seguridad y procurando mantener la calma”, explica el salmantino, quien añade: “Más que miedo, tenemos mucho respeto a la situación. Cada persona lo vive de manera diferente, pero sabemos dónde venimos y nos preparamos mucho tiempo para venir aquí. También es cierto que hasta que no se está aquí no se sabe lo que es esto. Es muy difícil de describir con palabras”.

El día a día en la base ‘Miguel de Cervantes’ se centra en realizar mejoras en la propia base o en distintos puntos. Además, algunas unidades se dedican a patrullar por el territorio, tal y como explica A.F., quien antes de finalizar nuestra conversación manifiesta que tienen totalmente prohibido salir de la base militar: “No podemos salir bajo ningún concepto, pero aquí disponemos de gimnasio, pista de pádel y un polideportivo cubierto. Además, tenemos la posibilidad de acudir de forma voluntaria a clase de idiomas para aprovechar esos ratos libres. Los sábados suelen ponernos una película en un salón de actos que tenemos”.