Sí, el miedo es útil. Es una respuesta biológica innata y primitiva y su función básica es la perpetuación tanto de los individuos como de las especies, de todas las especies, porque se trata de un sistema de protección ante un potencial peligro, siendo por tanto un lenguaje universal presente en los seres de todos los tiempos y todas las culturas y, si se utiliza de forma adecuada, no sólo es útil y positivo también muy rentable, como veremos.
La primera emoción que sintieron el primer hombre y la primera mujer aun estando Paraíso no fue la vergüenza, no fue la furia o celos, no fue la ansiedad o el deseo sexual, fue el miedo. Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto. Y el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás? Y él respondió: Te oí en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí (Genesis 3, 8-10)
El miedo, además de útil como he dicho, es también muy productivo, en realidad todo nuestro sistema económico y social se basa en el miedo. Las compañías de seguros no obtendrían resultados positivos sin nuestro miedo. Es el miedo a perder nuestro dinero lo que mueve las bolsas en todo el mundo (dicen que el dinero es incluso más miedoso que nostros). Es el miedo al dolor, a las arrugas, a la calvicie o la obesidad; el que engorda las fabulosas ganancias de la industria farmacéutica. El miedo a la muerte en pecado es lo que alimenta las religiones (¿qué sería de ellas sino no existiera el miedo al mal?). El miedo es lo que articula las ideologías de los partidos políticos, el miedo a que se rompa España, el miedo a que nos quiten el trabajo los inmigrantes o el miedo a que regresen dictaduras del pasado. Es el miedo a las leyes el que no hace cumplirlas y el miedo al rechazo el que hace que queramos ser como todo el mundo aceptando normas sociales en muchos casos absurdas, como la moda, o a aparentar lo que no somos en las redes sociales.
Es el miedo al cambio el que nos hace conservadores. El miedo a lo desconocido y lo diferente el que nos hace racistas, xenófobos o sexistas. El miedo al castigo el que nos hace sumisos y obedientes. El miedo a la inseguridad el que nos lleva a construir sociedades y dotarnos de leyes, reglamentos, normas, sanciones y prisiones, para garantizar nuestra seguridad y librarnos del miedo. Es el miedo el que hace posibles las dictaduras, las tiranías, la opresión, el acoso escolar y la violencia de género. Un miedo que puede llevarnos, incluso, a lugares que no deseamos ir.
El miedo es un elemento esencial en nuestras vidas, convivimos con él a diario pero no le prestamos atención, actuamos creyendo que lo hacemos de forma libre y asumiendo sin cuestionamientos poner esa libertad en manos de aquellos que nos prometen eliminar nuestro miedo a la violencia o la inseguridad. Como decía el filósofo inglés del siglo XVII Thomas Hobbes, con el fin de evitar la guerra de todos contra todos, los seres humanos han creado los Estados[1] a los que conceden el poder del uso exclusivo de la fuerza o coacción.
A lo largo de nuestra larga Historia siempre hemos demandado la libertad. Por ella se han librado muchas guerras, en su nombre se han organizado muchas revoluciones, muchos movimientos sociales, pero en estos tiempos en que creemos ya gozar de ella el filósofo y psicólogo social alemán E. Fromm nos dice que incluso a ella le tenemos miedo[2]. La libertad da miedo porque ser libres es una apuesta arriesgada que puede genera en nosotros inseguridad y sentimientos de desarraigo y soledad ya que es más fácil y estamos más acostumbrados a actuar según patrones preestablecidos, incluso democráticamente, y al perderlos nos sentimos desorientados y sentimos miedo. La libertad está en crisis en los tiempos en que más libres creemos ser.
Aristóteles dejó escrito: Un hombre puede destruir todo lo que tiene dentro de sí mismo, el amor, el odio y las creencias, incluso la duda; pero mientras se apega a la vida no puede destruir el miedo. Y el poeta romano del siglo I nacido en Córdoba, Lucano, llegó a decir “Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado.”
Muchos de nuestros miedos están producidos por malvados, sin duda ellos son los que dan sabor a la vida, pero de ellos hablaremos la próxima semana.
[1] (Hobbes lo llama ‘El Leviatán’)
[2] El miedo a la libertad. E. Fromm. Publicado en 1941.
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