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No rompan mi infancia
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No rompan mi infancia

Actualizado 27/08/2024 08:15
Isaura Díaz Figueiredo

Y Disney lo ha vuelto a hacer. Cada nueva revisión de un cuento de los clásicos viene acompañado de la recomposición moral del cuento Voy a llamarles los nuevos censores políticos unidos a los/las/les activistas del colectivo LGTB. Han convertido la herencia de inocencia y divertimento en su disparatada forma de adaptarlos a sensibilidades muy concretas. ¿Qué pensaría Disney si levantara la cabeza? ¿Y los hermanos Grimn?

¿Y la voz de mi madre, leyéndome a mis pocos años aquellos cuentos que, junto a la moraleja que ella inventaba, me hacían dormir y soñar? Estoy segura de que todos volverían a la tumba.

Detrás de cada cuento se oculta una vida; en el caso de Blanca Nieves, fue muy cruel.

Los hermanos Grimm llevaron al papel esta historia y un grupo de investigadores alemanes se preguntaron quién pudo ser su musa. La respuesta fue clara: la princesa alemana María Sophia.

Entre distintas teorías, la más probable apunta que Blanca Nieves está basada directamente en la vida de María Sofía Margarita Catalina Von Erthal.

En 1729 en Lohr (Alemania) nació Maria Sophia Margarita Catalina Von Erthal.

Su padre era el Príncipe Philipp Christoph Von Erthal Condestable de Kurmainz. Siendo niña, Maria Sophia se quedó parcialmente ciega a causa de la viruela. Y para sumar más tragedias, en 1741 muere su madre. El 15 de mayo de 1743 su padre contrae nuevas nupcias con la Condesa Imperial de Reichenstein, Claudia Elisabeth Maria Von Venningen.

Esta tenía dos hijos de su anterior matrimonio. Y parece ser que tenía más miramientos hacia ellos que hacia la pobre Maria Sophia.

Era querida por las gentes de Lohr. Ya que siempre intentaba ayudarlos. Además, Maria Sophia pasaba más tiempo con Claudia y sus hijos que con su padre. Ya que este se ausentaba de Palacio en cacerías y tratados sobre negocio por temporadas interminables.

El pueblo de Lohr era conocido y afamado por su industria de vidrio. Maria Sophia poseía un juguete que se fabricaba en esta ciudad. Era un «espejo parlante» que producía un efecto de eco cuando se hablaba delante.

La amistad con los enanitos, que en realidad no eran enanos, sino niños, era algo común, entonces, el empleo de gente menuda para llegar a lugares de difícil acceso para los adultos. Llevaban gorros para protegerse de los golpes en la mina y del frío. Estos niños se convirtieron en sus compañeros de juego.

Por todos estos motivos, los hermanos Grimm se inspiraron en ella para escribir el famoso cuento sobre una princesa alemana del siglo XVIII que sufrió los desprecios de su cruel madrastra.

María Sophia, la princesa ciega querida por todos

La salud de la princesa tampoco era buena, lo que pudo dar lugar a alguna enfermedad que la obligara a guardar cama en distintos periodos, a la vez que perdió gran parte de la visión debido a la viruela. Lo que, sin embargo, no ocurrió es que fuese envenenada por una manzana o quedara en coma a la espera del beso de un príncipe en su ataúd de cristal. En lo referido a este ataúd de cristal, podría tener su raíz en la importante industria del vidrio de la zona. Todavía hoy se pueden encontrar algunos ejemplos, especialmente en iglesias católicas, de urnas y ataúdes hechos de cristal.

Contrario a la historia que ha llegado hasta nosotros, María Sofía falleció a una edad temprana, alrededor de los 21 años.

Fue la habilidad narrativa de los Hermanos Grimm la que transformó la vida de María Sofía en el cuento de Blancanieves y ha capturado la imaginación del mundo. No obstante, la base de la historia estuvo siempre allí, en la vida y las experiencias de una joven princesa alemana que fue querida y recordada por su comunidad.

La joven princesa es más que un personaje de ficción; es un legado que captura las complejidades de la vida real. Su historia, aunque embellecida por la imaginación de los narradores, se fundamenta en una realidad que es tan trágica como hermosa. Blancanieves se convierte en un fascinante mosaico donde la historia y la mitología se entrelazan de manera inolvidable.

Disney esquivó el sadismo de todos los personajes de sus cuentos, el fin era que el niño tuviera felices sueños o dejara volar su imaginación.

Dejen de utilizar los que ustedes llaman cultura "woke" —despertar—, dejen que los niños sigan siendo niños que tiempos vienen en que la infancia cada vez es más corta e infeliz. Y el castillo al que volver cuando las circunstancias son adversas... o no existe o está cada vez está mucho más lejos.

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