Más de 100 pueblos afectados por el cierre de ocho Colegios Rurales Agrupados (C.R.A) en las dos últimas décadas
La provincia de Salamanca, como muchas otras áreas rurales de España, se enfrenta a un desafío crítico: la despoblación. Este fenómeno, que ha llevado a la pérdida de miles de habitantes en las últimas décadas, tiene un impacto significativo en la educación, ya que una de sus consecuencias es la clausura de numerosas escuelas y colegios. Según datos aportados por el sindicato educativo ANPE, en los últimos 20 años, cerca de 110 pueblos de la provincia han perdido sus espacios educativos. Frente a esta alarmante cifra, solo cinco localidades han abierto nuevas escuelas de educación infantil y primaria: Cantalapiedra, Galinduste, Castellanos de Moriscos, Monterrubio y San Cristóbal de la Cuesta.
La situación es aún más preocupante en el caso de los Colegios Rurales Agrupados (C.R.A). De los 44 que se registraron en el curso 2004-2005, actualmente, 8 de ellos ya no están en funcionamiento. Son los casos de:
Además, el municipio de Lagunilla, dentro de la comarca de Sierra de Béjar, se integra ahora dentro del C.R.A 2 Ruta de la Plata” tras cerrarse permanentemente el centro de ‘Los Enebros’.
Esta tendencia refleja la grave crisis que enfrenta la educación en las áreas rurales de Salamanca, donde la reducción de la población estudiantil ha llevado a la clausura de centros educativos que antes eran vitales para la comunidad.
El impacto de esta disminución en la educación es profundo y multifacético. Cuando una escuela cierra, no solo se pierde un espacio de aprendizaje, sino que también se elimina un lugar de encuentro para la comunidad. Las escuelas rurales a menudo sirven como el corazón de las localidades, facilitando no solo la educación, sino también la socialización y la cohesión comunitaria. La pérdida de estas instituciones puede llevar a un sentimiento de aislamiento y abandono, exacerbando aún más el gravísimo problema de la despoblación.
Además, el cierre de colegios obliga a los niños a desplazarse a escuelas más lejanas, lo que puede dificultar su acceso a la educación.
La administración educativa ha intentado abordar este problema, pero las soluciones han sido limitadas, según los vecinos de estas zonas rurales. En el año anterior, se cerraron escuelas en Cipérez, Sobradillo, Valdelacasa y Barbadillo, y se prevé que este curso cierren más colegios en Valero, Cilloruelo, Cabrillas, San Felices de los Gallegos y Cantagallo, según ANPE Salamanca. Esta continua reducción de la oferta educativa en el medio rural plantea serias dudas sobre el futuro de las comunidades afectadas.
El impacto de la despoblación en la educación también se ve reflejado en el cambio de la estructura de los colegios. La integración de municipios como Lagunilla en el C.R.A 2 Ruta de la Plata, tras el cierre del centro de 'Los Enebros', es un claro ejemplo de cómo la falta de alumnos lleva a la reestructuración y, en muchos casos, a la desaparición de instituciones educativas.
La lucha contra la despoblación se ha convertido en una prioridad para muchos municipios de Salamanca, que buscan a toda costa atraer a nuevos vecinos. Sin embargo, el camino hacia la revitalización de estas áreas es complejo y requiere un enfoque coordinado que involucre a diversos actores, incluidos gobiernos locales, asociaciones comunitarias y el sector educativo.
En este sentido, el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Eloy Ruiz, ha destacado la importancia de mantener los colegios abiertos como un incentivo más para nuestros pueblos. “En el curso que acaba de terminar, han funcionado en la provincia de Salamanca cinco unidades con tres alumnos cada una: Cilloruelo, Valero, San Felices de los Gallegos, Cabrillas y Cantagallo. Con 4 alumnos han terminado dos localidades: Peñaparda y Santiz. Somos conscientes del coste extra que esto supone, añadió, pero creemos que es bueno para los alumnos, para sus familias y para los municipios”, manifestaba.
Precisamente la Junta y la Diputación de Salamanca, han impulsado ayudas para las obras de reparación, conservación y mejora de los centros escolares en el medio rural para los años 2024-2025. Se trata de una convocatoria en la que cada institución se compromete a destinar 200.000 euros, y en la que consta la obligación de los ayuntamientos beneficiarios de aportar como mínimo el 20% del coste de la obra ejecutada en su respectivo municipio, por lo que eleva la inversión total en obra a más de 500.000 euros.
La creciente conciencia sobre la despoblación y sus efectos ha llevado a un mayor diálogo entre los residentes, las autoridades locales y las instituciones educativas. Y la necesidad de un enfoque integral que aborde tanto la educación como la repoblación es clara. Además, la educación debe ser vista como una inversión en el futuro, y las escuelas rurales tienen un papel fundamental que desempeñar en la revitalización de estas comunidades.