, 22 de diciembre de 2024
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El fin de los tiempos V. Al otro lado del charco
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El fin de los tiempos V. Al otro lado del charco

Actualizado 23/08/2024 08:10
Manuel Rodríguez Fraile

En la actualidad una gran mayoría de los latinoamericanos se declaran cristianos bien católicos, bien protestantes o algunas de las diferentes modalidades de estos dos grupos desde evangélico a mormones, testigos de Jehová, baptistas, metodistas, adventistas, etc.; todo ello es herencia de las tres grandes potencias que colonizaron el continente americano: Portugal, España, Francia, Inglaterra y Países Bajos para ellos las creencias sobre el fin de los tiempos son las misma de religiones monoteístas que manejan un concepto lineal de tiempo con un principio y un fin en que todos seremos juzgados.

Otras, como vimos la pasada semana, llegaron desde África con los esclavos, pero antes de esto 4 fueron los principales pueblos que dominaron América Central y América del Sur: los olmecas, los aztecas, los mayas y los incas; cuyo concepto del tiempo era cíclico y por lo tanto sólo contemplaba la extinción seguida de un nuevo renacer. Ni tan siquiera los mayas, en su casi perfecto calendario, pudieron señalar el fin de los tiempos, como algunos han querido interpretar de forma errónea. Los mayas no pudieron vaticinar la llegada del fin del mundo, entre otros motivos porque en su cosmovisión no existía el concepto lineal del tiempo que se utiliza en Occidente, con una mentalidad apocalíptica heredada de la tradición judeocristiana, como bien señala Patrick Johansson, profesor del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Estas cuatro civilizaciones, que sobrevivieron hasta el siglo XV, tenían en común la adoración al Sol y el temor a los eclipses. Creían en la existencia de ciertos períodos de tiempo (que oscilan entre los 52 años mayas a los 500 incluso 800 de otros) que finalizaban con unos días de nemontemi o días baldíos, que no contaban en el calendario. En ello reinaba el caos, la destrucción y la angustia, tras lo cual se producía un nuevo renacer. Eso me parece sabio porque evita eventualmente que tengamos que esperar un fin catastrófico del mundo al final de los tiempos, como en el contexto cristiano, señala el profesor Johansson. Lo único negativo era que las personas nacidas en esos días no pertenecían a ningún lugar ni a ningún tiempo y eran rechazados socialmente.

Entre los olmecas (1200 a.C. al 400 a.C.) que habitaron la costa atlántica de México y son los antepasados de los mayas, se adoraba al Hombre Jaguar, animal místico que fue creado por el Dios Sol como ejemplo de bondad, fortaleza, coraje y humildad. Es el protector de los seres humanos. También rendían culto a la Serpiente emplumada, el Hombre de la cosecha y El Espíritu de la lluvia.

Para los mayas, que poblaron la península del Yucatán (el sur de México y partes de Belice, El Salvador, Guatemala y Honduras entre el 2000 a.C. y la llegada de los españoles), la Serpiente Emplumada se transformo en Kukulkán o Quetzalcóatl. Su mitología está recogida en un libro sagrado llamado Popol Vuh (Libro del Consejo) y su muy conocido calendario no contiene, afortunadamente, la profecía de que el fin del mundo se produciría, como afirmaba algunos agoreros, el 21 de diciembre de 2012 coincidiendo con solsticio de invierno en el hemisferio norte.

Por su lado los aztecas ocuparon el centro del actual estado de México, según sus creencias, que figuran en la llama Piedra del Sol, son 4 las edades que la humanidad ha sufrido y cada una tiene su fin y su renacer[1]. La primera fue la de la Tierra, que concluyó cuando los jaguares devoraron a toda la raza humana. Le siguió la del Viento en la que enormes huracanes obligaron a los seres humanos a trepar a los árboles donde se convirtieron en monos. La tercera fue la de Fuego, en que enormes bolas de ardientes cayeron y todos los humanos se transformaron en guajalotes (una especie de pavo silvestre). Y por último la del Agua, en la que un sobrenatural diluvio convirtió a todos en peces. En la actualidad estaríamos en la quinta edad que terminará con una terrorífica sucesión de terremotos.

Para finalizar tenemos la civilización inca que entre, aproximadamente el siglo XII al siglo XVI, se asentó en la costa del Pacífico suramericano desde Colombia a Ecuador y Perú llegando hasta Chile incluyendo parte de la actual Bolivia y Argentina e influyendo decisivamente en la región por su gran poder político, militar y económico.

Su dios creador de todo es Viracocha (el Gran Señor Maestro del Mundo) que surgió de las profundidades del lago Titicaca en los tiempos de la oscuridad. Su primera creación fueron unos gigantes[2] sin cerebro a los que destruyó enviando un diluvio (el pachacuti) y posteriormente otros humanos que no le obedecieron y a los que extermino con un nuevo pachacuti que duro 60 días y 60 noches salvando sólo a dos de ellos que son los padres de la actual humanidad.

El significado del 'pachacuti' dar paso al caos primigenio para reconstruir un nuevo orden en el que cada nueva generación de seres humanos será mejor que la anterior hasta alcanzar la iluminación y así ser capaz de vivir en armonía con la naturaleza y entre ellos mismos con generosidad y compasión.

Las religiones han contribuido de manera muy importante, en algunos casos decisiva, a organizar sociales, cultural y políticamente las sociedades, al crear estructuras mentales que influyen de forma muy importante en la manera en que percibimos el mundo, nos percibimos nosotros mismos y aceptamos una serie de valores, esto ha propiciado una intima relación entre el poder religioso y el político. Probablemente las guerras entre religiones sean los conflictos que más muertes han producido a lo largo de nuestra historia.

Por esto creo que es importante conocerlas ya que sólo así se puede apreciar que es mucho más lo que las une que lo que las separa. ¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio, decía Albert Einstein.

[1]Como puede verse coinciden con los cuarto elementos primordiales

[2] También en la cultura griega aparecen los gigantes, los Titanes, a los que Zeus encerrara y en la Biblia son citados varias veces en el Génesis (6:4); Números (13:33); Deuteronomio (2:10-11, 3:11); Baruc (3:26-28); Sabiduría (14:6). Son llamados "Los nefilim"

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