Los ‘Passadiços do Távora’, el Santuario de Nª Sª da Lapa o el Centro Interpretativo de la Castaña y del Castaño, espacios que no se pueden perder
Vila da Ponte es un pequeño pueblo portugués, marcado por el río Távora. Tierra mágica, de faunos, milagros, conventos, “santinhas”, pan blanco, castañas, vino espumoso y peces de río.
Las anguilas y los peces escabechados forman parte de su mesa desde siempre. Una villa al pie de un río, bajo el manto de Nossa Senhora das Necessidades, erguida la basílica en la cima del monte. Otro monte, más alto, acoge uno de los santuarios marianos más importantes de Portugal: Nossa Senhora da Lapa, visita obligatoria si venimos a esta tierra, uno de los puntos de paso del Camino de Santiago de Torres, con inicio en Salamanca.
Pero esa es otra historia. Y otro reportaje. Hoy Salamanca al Día busca una jornada de playa. Y aquí hay una bien grande.
Al llegar al puente que determina esta población, ya vemos la animación en torno a la zona de recreo y en los bares del otro lado del río.
Desde 2021 la playa fluvial de Vila da Ponte aprovecha las aguas del embalse de Távora para el descanso, el esparcimiento y los deportes náuticos. En una zona delimitada, para proteger el baño de las profundidades de este espejo de agua, dispone de dos piscinas flotantes, una destinada a los más pequeños. Sólo está permitido el baño dentro de la zona señalizada, que cuenta con vigilancia de socorristas.
Los árboles están decorados con corazones de papel. Entre dos alcornoques hay un columpio con vistas. La pradera es fresca, protegida del sol por la arboleda abundante.
Los deportes acuáticos constituyen uno de los grandes atractivos de este lugar. Se pueden alquilar canoas y barcas a motor eléctrico. También bicicletas. Es posible practicar tiro con arco, contratar una sesión de paintball o una clase de piragüismo. Dispone de un pequeño muelle para embarcaciones sin motor.
El Centro Náutico de Vila da Ponte ofrece alojamiento a los deportistas que aquí vienen a practicar piragüismo durante todo el año.
Al otro lado de la carretera, hay puestos de bebida y comida y una zona de merenderos.
Y, un poco más allá, los Passadiços do Távora, una ruta de senderismo circular, cuyo primer kilómetro y medio trascurre a la vera del pantano, por entre afloraciones rocosas, pinos y matorral, por pasarelas de madera inicialmente y posterior camino de tierra, atravesando el famoso puente metálico de Ferreirim. Esta ruta, con comienzo y final en Vila da Ponte, tiene dos versiones, la larga, de 9 km y dificultad media/alta; y una corta, de 5,5 km y dificultad media. En el kilómetro 2,5 se halla la bifurcación que nos permite elegir, a la derecha, el camino largo, a la izquierda, el corto. En ambas opciones, se pasa, ya de regreso, por el Observatorio de Aves “Arácnido”.
Esta comarca se encuentra en la Beira Alta portuguesa, en el concejo de Sernancelhe, al noreste de Viseu, cerca ya de la margen izquierda del Douro. Una meseta donde abundan los castaños, con una variedad de castaña con denominación de origen reconocida.
Uno de los grandes escritores portugueses, Aquilino Ribeiro, nació en esta región, cuyas gentes y modo de vida están tan presentes en su obra, a la que denominó “Terras do Demo”, una patria donde el demonio anda suelto, pero donde la vida se abre paso, a pesar de todas las dificultades, entre las rocas de los altos riscos.
Las raíces de esta tierra antigua se adentran más allá del nacimiento de la nacionalidad lusitana. Vale la pena no perderse nada de ellas y estar bien atentos a todo: gentes, arquitectura y paisajes.
A Vila da Ponte se llega por la A-25 hasta la salida a la IP-2 hacia Trancoso, a la altura de Celorico da Beira. Una vez en Trancoso, son 28 km más por la EN-226 dirección Lamego. Desde la frontera salmantina de Fuentes de Oñoro a Vila da Ponte hay 100 km.
GPS 38º 18’ 36” N, 7º 42’ 10.6” W
São João de Tarouca, el monasterio que nació con Portugal, tiene un órgano que suena castellano