El joven rejoneador cortó tres orejas y El Payo y Pablo Aguado salieron abroncados en una tarde aciaga con la espada y toros de Juan Albarrán que desaparecieron con el tercio de varas en un festejo sin música y que provocó el desencanto del público
Únicamente el joven rejoneador, Guillermo Hermoso de Mendoza, se salvó del bochorno en Vitigudino, y no precisamente del calor, sino del espectáculo que presenciaron unas 1.300 personas en la corrida de toros mixta santo y seña de las Ferias y Fiestas de esta localidad.
Junto al joven rejoneador, hijo del legendario Pablo Hermoso de Mendoza, y que tras lo visto en Vitigudino ya tiene relevo, estaban anunciados el mexicano Octavio García ‘El Payo’ y Pablo Aguado, cruzando ambos el ruedo en su despedida, de esta histórica plaza, bajo el abucheo del público. También estaba anunciada la ganadería de Soto de la Fuente, aunque finalmente fueron del ganadero extremeño Juan Albarrán, además de dos de El Canario para rejones.
Despropósito. Esa es la palabra que define a un festejo sin banda de música y que hizo al público sonar los clarines para anunciar los cambios de tercio, o cantar el ‘Viva España’ de Manolo Escobar para animar de alguna manera al joven rejoneador en el toreo a caballo. Además, en los dos primeros toros de a pie solo salió un picador, aunque de por sí a los toritos de Albarrán le había sobrado con medio picador, es decir con marcar el puyazo les habría bastado, pero tanto El Payo como Aguado no lo vieron así y dejaron en sus dos segundos, los de más clase de la tarde, dos largas varas que acabaron con los de Badajoz tras los primeros muletazos.
Guillermo Hermoso de Mendoza estuvo cumplidor en su primero, pero le faltó emoción en el toreo a caballo, y es que sin música es más difícil. Cortó una oreja y el público pidió la segunda con fuerza, pero el presidente no se la concedió después de un gran rejonazo que catapultó al de El Canario en tres segundos. En su segundo, cuarto de la tarde, Guillermo se esforzó un poco más con el toreo a caballo y logró poner en pie al personal con un par de cortas a dos manos y con Justiciero el presidente hizo justicia y le concedió las dos orejas también pedidas con fuerza por el público.
El mexicano El Payo llegaba con la vitola de triunfador de Aguascalientes y el primero en suerte era un toro mal hecho de principio fin y pequeño, sin trapío alguno, toreable por el pitón derecho pero sin importancia, y por el pitón izquierdo una tanda insulsa. Fue silenciado tras varios pinchazos. En su segundo, quinto de la tarde, toreó bien a la verónica, pero las buenas maneras del torito de Albarrán se diluyeron en un puyazo excesivamente largo. Comenzó El Payo la faena de muleta con una serie de trincherazos que prometían, pero todo se quedó en un sueño. Tras una serie con la mano derecha el toro comenzó a derrotar y a defenderse. Nuevo error con la espada y silencio con algunos pitos.
Pablo Aguado era la gran esperanza, o al menos era la estrella que quería ver el público tras sus triunfos en Pamplona o el último en El Puerto, pero como los toros de Albarrán se diluyeron tras tomar una vara, al sevillano le pasó lo mismo, aunque lo único de calidad que se vio lo puso él, aunque hay que hacer memoria. El primero de su lote, tercero de la tarde, fue el toro de más trapío, aunque sin alardes, castaño, bien presentado. Tras marcar la vara, el de Badajoz se paró y solo la firmeza de Aguado facilitó que el público viera algún destello de calidad. Tras varios errores con la espada, el torero salió a saludar para recibir los aplausos del respetable.
En su segundo, el que cerraba plaza, bien arregladito, Aguado estuvo bien a la verónica, el toro humillaba, tanto que se llevó la voltereta. Tras un largo puyazo sin saber a cuento de qué, Aguado comenzaba la faena de muleta junto a las tablas, sacó tres tandas de derechazos que no llegaron al público, la falta de música tampoco le ayudó. Cambió de mano pero el de Albarrán dijo que no tragaba más, se paró y obligó al sevillano a buscar el estoque, y es que esta no fue la tarde de Aguado con la espada. Silencio.
La contratación de los festejos taurinos por parte del Ayuntamiento ha sido un dolor de cabeza de principio a fin, y es que lo que mal empieza mal acaba. La soberbia y la prepotencia nunca son buenas compañeras de viaje.
Ficha del Festejo
Corrida de toros Mixta en Vitigudino
Menos de media entrada, unas 1.300 personas.
Guillermo Hermoso de Mendoza: Una oreja y dos orejas. Salió a hombros.
El Payo: silencio y silencio.
Pablo Aguado: aplausos y silencio.
Bronca a los matadores a su salida de la plaza.