¿A que no estás pensando nunca en cuántos miles de días aún te restan para vivir? Desde ya que no nos gusta…diría que más bien aborrecemos hacernos este tipo de planteos. Pero de vez en cuando…os aseguro…queridos lectores/as que es muy conveniente, a fin de saber si estamos en el camino correcto.
La pregunta es por sí misma motivadora. Es como un impulso que te estás dando, más cuando podrían haberte salido no como hubieras deseado, algunas cuestiones, por ejemplo, en el plano laboral y desde ya que también en el personal.
Entonces, cuando tomas consciencia que aún hay muchos días por delante en la escalera de tu vida, solo este pensamiento te dará alivio y también un respiro. Que sí que es posible volver a intentarlo, por ejemplo, una oposición que no has podido pasar en esta ocasión, o una promoción en la empresa que no te ha llegado y pensabas que la obtendrías este año.
Pero te voy a demostrar que hacerte esta pregunta tiene un beneficio que impacta directamente en tu bienestar personal. Sabes que tenemos cierta tendencia (es nuestra naturaleza humana) de persistir en el error, más cuando nuestro mecanismo de pensamiento que nos hace tomar decisiones, siempre tiene como referentes nuestras acciones del pasado. Tropezamos una y otra vez, como se dice coloquialmente: “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.
Sucede que cuando nos enfrentamos a una decisión hoy, creemos que la situación que se presenta es similar a la que hemos vivido el pasado año, por ejemplo, en un problema en la empresa que tienes (si eres propietario) o en la que trabajas (pero tienes bastante responsabilidad en la decisión). Aunque la cuestión es que tu mecanismo decisorio acostumbrado a la pasada experiencia que decidió en otras circunstancias, éstas ya no se corresponden con las pasadas…porque al ritmo frenético que vivimos en la sociedad actual, es obvio que dicho encadenamiento de circunstancias va cambiando, va adecuándose a nuevas tendencias, a nuevas formas de hacer y/o comprender las cosas.
Nada es lo que era y el cambio es de tal calibre, que si miramos por qué hemos tomado tal o cual decisión, o cuál es la razón de por qué hemos hecho determinada cosa, hoy… mirándonos en el espejo retrovisor de nuestra vida, nos asustaríamos o quizás peor, nos desconoceríamos.
Esto tampoco debe preocuparos…porque si hay algo normal en nuestra esencia humana es la evolución. Y más del 80% del éxito de las personas en cada nuevo trabajo que tienen o experiencia que emprenden, tienen que ver con la capacidad de haber madurado y evolucionado, de manera de comprender, en su justa medida, un entorno que siempre nos es hostil.
Así de claro. Y estar en contra de ello es ir contra corriente, perjudicarnos porque creemos que con nuestra visión anterior y experiencia seguimos estando igual de capacitados para enfrentar el nuevo reto que se nos presenta. Más difícil es aún, cuando el reto se convierte en la gestión de una crisis que nos ha sobrevenido, caso de los pasados años 2020-2021 con el Covid-19 que todo lo cambió…que destrozó millones de puestos de trabajo que jamás iban a recuperarse en el mundo, pero lo peor fueron los millones de vidas que se llevó por delante.
Queramos o no, la pandemia nos puso las pilas a personas, organizaciones y países. Tuvimos que enfrentarnos a lo desconocido como jamás había ocurrido en cien años ni en las peores pesadillas. Aunque en el mundo las personas que en una gran mayoría sobrevivimos al Covid´-19 –gracias a Dios-, estoy convencido que al haber tenido la bendición del cielo de salir bien parados…inconscientemente nos estábamos diciendo a nosotros mismos “hoy tenemos que empezar de nuevo”, o también, “es el día 1 de lo que Dios me dé de vida”, o variantes de estas que han estado firmes en nuestros pensamientos.
El aprendizaje que nos dejó la pandemia ha sido de tal magnitud, que forzó a organizaciones y también a países a mirar de otra manera ese horizonte futuro que siempre lo ponemos por delante como meta. Y si la característica común que surgió en todas las sociedades del orbe a partir de la etapa post pandémica ha sido la inestabilidad y la incertidumbre, cuando interiorizas estos dos impactos y los haces como tuyos…como parte de ese panorama en el que te mueves a diario, le empiezas a dar tratamiento normalizado, algo que de por sí no lo es. Porque evidentemente, desde 2020 nos está costando a escala global llegar a lo que podría considerarse en otro tiempo, una época más normal, con menos sobresaltos y por supuesto, con cero guerras como las que lamentablemente tenemos en Ucrania y Gaza.
En honor a este primer día del resto de días que tu existencia te gratifique, te ruego que reflexiones sobre esta nueva oportunidad, porque con tu actitud frente a la vida, esta determinación en decir hoy inicio una nueva etapa de este largo viaje, es un revulsivo para el escepticismo, para la desesperanza y el sentimiento de derrota, cuando no de culpa y de arrepentimiento.
En ocasión de tener que enfrentarse a una nueva batalla contra sus enemigos, el gran general romano Julio César dijo a sus hombres más próximos al mando:
“Hoy vamos a enfrentarnos al enemigo en una guerra que no sabemos quién saldrá victorioso. Si al final del día volvemos a reunirnos habremos cumplido nuestro objetivo, y si no, esta despedida habrá estado bien hecha”.
Las palabras de César, tan rotundas y contundentes, nos ejemplifican que hasta en las más extremas circunstancias que nos toquen vivir, nuestra mente y actitud tiene que fundarse en que vamos a tener éxito en nuestro cometido, al mismo tiempo que nuestra prudencia y cautela nos dice que también podremos fracasar, y que lo que hemos hecho hasta aquí también habrá valido la pena.
La cuestión es cómo las encaramos, las victorias y las derrotas. Te aseguro, que cuando tomas consciencia de tu presente vital y miras en la línea de tu vida como un efecto túnel en el que habrá muchos días por delante aún, nuevas oportunidades y situaciones que te favorezcan, valorarás más lo que has hecho hasta el presente, y también le darás más valor a tu nueva manera de focalizar sabiendo que estás en el camino correcto de tu meta.
Y si por destino que te corresponde, como dijo César a sus generales, no vuelves a tener ocasión de ese re-encuentro después de la lucha, lo que habrás vivido hasta ese día sí que habrá valido la pena.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.