En el marco de su Verano Cultural, el pueblo natal de la madre del actor salmantino le nombrará Hijo Predilecto
Presentaba en el verano del 2017 José Antonio Sayagués su exquisito libro de memorias 'Semblanza de un cómico' en La Fuente de San Esteban, cuando Doña Pilar Fernández Labrador, la Dama de la Cultura salmantina, le sugirió entre bromas y veras al consistorio la idea de nombrarle Hijo Adoptivo del municipio donde naciera Gloria Sayagués, la madre del actor, quien ha manifestado ante la noticia, ya oficial, que es el reconocimiento que más feliz le hace.
Todos tenemos un paraíso perdido en la infancia, pero en las evocaciones de este actor y maestro de actores, de este director teatral que forma parte de la historia del arte dramático salmantino, La Fuente de San Esteban es un espacio de ensueño. En el pueblo visitaba a su tía Isabel, dueña de una fonda donde, seguramente, el niño observaba a los visitantes entre juegos y travesuras como mostrar predilección por rayos y truenos. Amaba Sayagués las tormentas y sobre todo, asistir a aquellas obras interpretadas por los cómicos de la lengua que ahora sabe de Calderón o Lope, teatro peripatético de los caminos que también ha hollado como director del Grupo Garufa, un José Antonio Sayagués dedicado siempre al montaje y la representación tras sus primeros años con Martín Recuerda. La historia del teatro salmantino, tan fecunda, tiene en nuestro protagonista no solo, como afirmaba Ignacio Pérez de la Sota, a un maestro de teatro, sino a un maestro de vida. Actores que en la actualidad viven el legado de sus años de Garufa, y que, a la vez, siguen participando del trabajo actual del artista.
Porque José Antonio Sayagués sigue en la brecha del proyecto audaz, de la sorpresa. Conocido en todo el país por su personaje de Pelayo, el tierno y socarrón tabernero de la inicial “Amar en tiempos revueltos”, el fin de la serie televisiva no ha supuesto el olvido del público masivo por un ente de ficción a quien el salmantino dio vida y sobre todo, lenguaje. La pincelada costumbrista conseguida con dichos charros y una forma de hablar que incluso ha dado lugar a un libro, fue el aporte indispensable de Sayagués al personaje. Hacedor y creador de Pelayo, los guionistas supieron darle al actor el aire de su vuelo, dejarle libre para investigar, documentar, articular el habla de un personaje que se ha hecho inolvidable y que la mayoría del público identifica con el propio Sayagués. Es inevitable, su trabajo de muñidor del lenguaje y de intérprete de Pelayo fue un regalo para todos y todos le recordamos… aunque ahora debamos mirar hacia el futuro y seguir esperando nuevos y audaces proyectos de un creador al que tuvimos la oportunidad de ver en las tablas de “su” Liceo dando vida al tiempo inventado que escribiera Isabel Bernardo para recrear a un Lorca creativo y sorprendente.
El cómico que sale al encuentro del poeta, como se definió en este último trabajo José Antonio Sayagués, era un verso desnudo. Un enamorado de su arte. Siempre afirmaré que una de las escenas que aún bailan en mi cabeza es la de nuestro actor dejándose afeitar por una Nuria Galache en estado de gracia interpretando a Doña Vicenta Lorca. El gesto contenido de ambos actores, tan unidos desde los primeros tiempos del Grupo Garufa, fue un instante decisivo de una belleza trágica y evocadora. Pura emoción teatral.
Y emoción tenemos ahora porque honra a quien honra merece. En este pueblo que luce como alcalde a un escritor, nombrarán Hijo Adoptivo a quien ha llevado la esencia de la tierra más allá de una Salamanca que le tiene como historia viva de nuestra dramaturgia generosa y divulgador del habla nuestra a través del poderoso medio de la televisión. Y esa historia viva no se detiene, porque nos dará nuevas pruebas de su talante y talento, el de un actor, un creador que fue niño en las calles de La Fuente de San Esteban sin miedo a la tormenta. Y será el recuerdo de esa madre que es tierra y esa tierra que es madre la que le acompañe en esta fiesta, en el reconocimiento debido a su persona a la que aplaudir con emoción intensa.
Charo Alonso.
Fotografías: Carmen Borrego.