Leer y viajar (valga la redundancia)

En este último artículo antes de la pausa agosteña, les propongo un libro, voluminoso y excesivo, con el que quiero, por un lado, sugerirles un título que por su extensión resulta idóneo para encarar su lectura en las largas semanas de ocio y holganza vacacional que se nos presentan por delante. Pero por si a algunos de ustedes el panorama de inactividad que conlleva el descanso les parece improductivo, tedioso y estéril, esta mi postrera recomendación del curso puede interesarles también porque contiene una invitación a dedicar su tiempo a una ocupación muy interesante y placentera, muy propicia también para las jornadas de asueto y que, con frecuencia, exige considerables dosis de dinamismo, esfuerzo y energía: el viaje.

Haciendo confluir este doble propósito -apacible lectura o expedición agitada- les traigo hoy, pues, la magnífica antología que con el título Viajeros presentó el pasado 2020 Marta Salís -quien también firma un indispensable prólogo al libro- en la colección Clásica Maior de Alba Editorial. Con el muy elocuente subtítulo, De Jonathan Swift a Alan Hollinghurst (1726-2017), la obra recoge, en sus cerca de novecientas apretadas páginas, presentados por orden cronológico, sesenta y seis relatos de viaje de otros tantos autores, en su mayor parte nombres bien conocidos de la literatura universal: Jonathan Swift, Voltaire, Nathaniel Hawthorne, Julio Verne, Charles Dickens, Mark Twain, Guy de Maupassant, Antón P. Chéjov, Edith Wharton, Ramón María del Valle-Inclán, Katherine Mansfield, Cesare Pavese, Jane y Paul Bowles, Flannery O’Connor, Langston Hughes, Juan Rulfo, Clarice Lispector, Richard Ford y Maggie O’Farrell, entre otros. Los textos se ofrecen ordenados en función de su fecha de publicación, y cada uno de ellos viene precedido de una breve nota biográfica de su autor y de una aproximación general a los temas del relato y a sus particulares enfoques del viaje.

La primorosa edición -cuidadas traducciones, tapas duras, cinta de registro marcapáginas- se ve realzada también por la muy atractiva portada, un cartel de 1937 de la compañía Intourist, obra de Nikolái Zhukov, con un título que por sí solo constituye una estimulante invitación a la aventura: De Shepetovka a Bakú. La ruta más cómoda, barata y cómoda entre Irán/Persia y Europa occidental vía la URSS.

En su indispensable prólogo a este Viajeros, Salís nos proporciona una breve historia de la literatura viajera, aporta una sucinta tipología de viajes, viajeros y medios de transporte, resume las líneas maestras de su obra, plantea el propósito y la estructura de la compilación, y adelanta los temas centrales sobre los que giran los relatos. Así, en el libro están presentes todas las imaginables variantes -y aun las menos previsibles- del fenómeno viajero, las casi infinitas manifestaciones de la curiosidad y el ansia de descubrimiento del ser humano: las expediciones y el nomadeo, los peregrinajes y las trashumancias, los paseos, las travesías y las navegaciones, las andanzas y las aventuras, las correrías y las giras, las visitas, las evasiones, las migraciones y los exilios, las fugas, los traslados y los vuelos, los periplos y los desplazamientos, las excursiones, las caminatas, las marchas, los recorridos, los vagabundeos y el lento y libre deambular por territorios desconocidos. Están también los viajes forzados, los no deseados, los de conquista, de exploración, de turismo, de trabajo, de guerra, de huida, los viajes sin vehículo, los viajes inmóviles, los viajes mentales, los inducidos por las drogas, los que solo ocurren en la fantasía, los deseos o las ensoñaciones, los viajes interiores, anímicos, espirituales, los metafóricos, los que conllevan dilemas de identidad, tribulaciones psíquicas, conflictos sociales, relativización de valores culturales, visiones políticas.

Leyendo los distintos cuentos seleccionados podremos conocer las muy variadas personalidades de los viajeros (entusiastas, curiosos, indolentes, asombrados, observadores, renuentes, circunspectos, soñadores, obligados, esforzados, atrevidos, los que no viajan, los que simulan su aventura, los que nunca llegan a partir, los que no saben a dónde se dirigen) y las casi innumerables maneras de viajar (a pie, en burro, a caballo, en barco, en globo, en carreta, en diligencia, en tren, en motocicleta, en coche, en canoa, en avión y hasta en nave espacial), categorías todas que cuentan con relevantes ejemplos en la antología.

Entre los cuentos antologados el lector puede detectar la presencia de los diversos motivos y propósitos que impulsan al viajero: por placer o por trabajo, por motivos económicos, por asuntos de dinero, de amor o de guerra, o por alguna firme promesa, grande o pequeña, como recoge Grace James en uno de los cuentos de la antología, La mujer de Hielo; también el deseo de cultura, el ansia de liberación (de ataduras reales o imaginarias), la necesidad de ocio, el cumplimiento de un rito amoroso, la luna de miel…

Igualmente, hay lugar para cuentos en los que afloran las muy variadas circunstancias que rodean el desplazamiento o la aventura, la expedición o el tránsito: los preparativos, la despedida y la partida, el trayecto, los azares, los encuentros inesperados, los compañeros de viaje, las incomodidades, las inclemencias del tiempo y del camino, el aburrimiento, los desencuentros, los peligros y accidentes inesperados (…), la decepción de las propias expectativas, los hallazgos, los imprevistos, y el regreso, la llegada, la acogedora recepción en el confortable entorno cotidiano. Y todo ello en textos de extraordinaria calidad literaria.

¡Felices viajes, felices lecturas, felices vacaciones! Y en septiembre, aún, ¡tantos libros por leer!

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Marta Salís (antóloga). Viajeros. Alba Editorial. Barcelona, 2020. 896 páginas. 39,50 euros

Marta Salís. Viajeros - YouTube