Todos hemos oído hablar de los vikingos, marinos escandinavos que procedían de Noruega, Suecia, Dinamarca y otros lugares; que fueron muy populares por sus correrías entre los siglos VIII y XII. Pero, aunque todos los vikingos eran escandinavos, no todos los escandinavos eran vikingos, este término se utilizaba para referirse a aquellos que se hacían a la mar en ciertas temporadas para comerciar con otros pueblos y, ocasionalmente, saquear poblaciones cercanas a la costa.
En estas sociedades guerreras el morir en batalla era el destino más deseado y así queda reflejado sus creencias y mitologías influenciadas por los pueblos indoeuropea, que invadieron la región entre el 4.000 y el 1.000 a.C. Pero, presentan ciertas peculiaridades. Por ejemplo, sus 9 ‘mundos’ o reinos entre los que están Asgard, el Reino habitado por los principales dioses y que está unido a Midgard, el Reino de los hombres, por el puente arco iris Bifrost.
También está el Reino de Hel, destino de los que moría a causa de la enfermedad o la vejez; el de Jotunheim, residencia de los gigantes de hielo, y algunos otros. Todos se encontraban alrededor de las raíces del árbol eterno Yggdrasil, que existía desde el principio de los tiempos y en cuya cúspide vivía una gigantesca águila y en su suelo la serpiente Nidhogg que trataba de roer sus raíces[1]. Entre sus hojas vivián las tres Nornas encargadas de tejer el destino de todos los seres vivos incluidos los dioses y todas las criaturas[2]. Una tejía el hilo de sus vidas, otra definía la longitud de este y la tercera cortaba ese hilo vital en el momento oportuno según el tipo de muerte que le habían asignado.
Ninguna criatura, dios o ser humano era inmortal por eso en el fin de los tiempos, el Ragnarök (destino de los dioses) todos eran destruido para renacer de nuevo. La batalla final se libra entre los dioses junto con los muertos heroicamente en batalla que las valquirias habían trasportado y conducido al Valhalla, que eran liderados por Odín. Sus enemigos, son los gigantes de fuego capitaneados por Surt, el negro, con su espada de fuego y Loki, el engañador.
El sol y la luna son devorados en Ragnarök por los lobos hijos Fenrir, el monstruoso gran lobo que en desde la oscuridad se tragará el Cielo y la Tierra. Al tiempo Surt, el negro, quemará el mundo entero y sólo se salvará el Bosque de Hodmímir que es lo único que no puede ser destruido. De allí surgirán todo un nuevo mundo de dioses y de seres vivos dando comienzo un nuevo ciclo.
Para terminar, la investigación sobre estos pueblos escandinavos ha desmentido ciertos errores que se dieron por sentado durante siglos. No llevaban cuernos en sus cascos, no se dedicaban siempre a asesinar y robar poblados por su sed de sangre, no eran todos altos, rubios y corpulentos. Además, las mujeres, al contrario de lo que se ha creído, ocupaban un papel muy relevante, podían tomar sus propias decisiones, salir de viaje solas, sabían leer, escribir, incluso decidía con quién casarse. Son bulos extendidos por los pueblos a los que vencieron.
Desde la antropología, todos los seres humanos en cualquier tiempo histórico, en cualquier lugar y en cualquier cultura; han contado con este tipo de narraciones de modos diversos y de diferente complejidad, porque forma parte esencial de nuestra naturaleza. El hecho de que en muchas de ellas el tiempo se considere cíclico tiene su origen en la observación de la naturaleza, los ciclos de la luna, el ciclo de las estaciones… se trata de entender el mundo, de dar una respuesta a los fenómenos inexplicables, y por eso podemos encontrar en muchas culturas elementos similares como: un dios del cielo, una madre de la tierra, dioses y diosas de la muerte y del amor, un defensor de los seres humanos o una divinidad que muerte y resucita, como Osiris en Egipto, Tammuz en Sumeria, Attis en Frigia, Adonis en Grecia o Jesucristo entre los cristianos.
Todos creemos en algo porque es inevitable que nos hagamos preguntas y ese es el origen de todas las mitologías y religiones, que tratar de darles respuesta. Porque como afirmaba el filósofo y escritor inglés G. K. Chesterton, el creador del Padre Brown, ese aparentemente ingenio sacerdote católico que es un gran detective: Donde acaba la biología comienza la religión.
[1] Todos estos lugares y personajes han sido popularizados por diversas películas de Marvel
[2] En la mitología griega eran las Moiras y en la romana las Parcas.
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