Hombres de España, ni el pasado ha muerto, ni está el mañana —ni el ayer— escrito.
ANTONIO MACHADO, «El Dios ibero»
Estoy más que convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Siglo tras siglo tratando de destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido.
Frase atribuida a OTTO VON BISMARCk”
“España camisa blanca de mi esperanza” fue todo un himno de la Transición en la interpretación de Ana Belén y compuesta por Víctor Manuel. Fue escrito en una época que estaba todo por hacer, mirando las penurias del pasado, pero enfrentando el futuro con esperanza. En momentos de agitación no es fácil hablar de nada, en el caso de la Historia de España no es desconocido la complicidad del pasado y las dificultades de su interpretación, para ello se necesita una cierta distancia.
En momentos de silencio y descanso, la lectura de un buen libro nos permite adentrarnos en sus páginas y no sólo descubrir los secretos que encierra, sino nos desvela la elocuencia de las palabras. Si el aire limpio nos permite respirar, el silencio nos permite pensar. La ausencia de lenguaje verbal y de ruido, nos adentra en la reflexión y la contemplación, creando una comunión silenciosa entre lector y escritor, concentrando el tiempo y la historia como una epifanía en el silencio del alma.
Eso me ha provocado el último libro que he leído este verano “España” de Michael Reid, un libro sobre medio siglo de democracia en España, pero sobre todo nos ofrece una mirada profunda y serena, alejada de enfrentamientos y trincheras. Fue publicado inicialmente en inglés en 2023, ahora en castellano. Un libro excelente, posiblemente uno de los mejores libros sobre nuestra realidad actual, al menos de los que yo he leído. En palabras de Antonio Muñoz Molina “El libro mejor y más completo sobre la España de hoy". Michael Reid es escritor, periodista, ha sido corresponsal del periódico The Economist y profesor adjunto de London School of Economics and Political Science (LSE). Es autor de El continente olvidado. Una historia de la nueva América Latina, elegido por la revista Foreign Affairs como uno de sus cien “Libros del Siglo”.
El autor, además de haber sido corresponsal en nuestro país, lo conoce perfectamente, ya que llegó y recorrió el país al inicio de los años 70, quedando fascinado por sus contradicciones. No sólo le enamoró, sino que le ayudó a conocerse mejor. Comenta que entró en el país una calurosa tarde de sábado de julio de 1971 junto a dos amigos de la universidad. Recorrieron el país conduciendo una desvencijada autocaravana Volkswagen azul. Me llama la atención su parada en el pueblo de Fernán Núñez, en la Andalucía rural profunda, llena de jornaleros y mujeres envejecidas, grabando en su memoria como el país más pobre en el que había estado nunca. Pasando luego a Torremolinos y Benidorm, que despuntaban como lugares turísticos, pero todavía el litoral permanecía sin urbanizar.
Comenta que se quedó enganchado del país como los grandes viajeros ingleses del siglo XIX. No sólo viajó en el verano siguiente, hay que añadir tres viajes más en los años setenta. El país estaba cambiando por un rápido crecimiento económico a pesar del inmovilismo político de la dictadura franquista, pero encontró a unos españoles deseosos de disfrutar de las mismas libertades que el resto de Europa. Así lo apreció cuando recorre el país en autoestop en los tradicionales seiscientos o en los cuadriculados Seat 124, hablando con aquellos españoles que sentían curiosidad por un extranjero. Una España sin autopistas y sin líneas ferroviarias de alta velocidad, era mucho más grande que la del viajero de hoy en día.
Michael Reid, en el libro, se cuestiona la opinión de que España es un país perseguido por su pasado franquista, ya que en los últimos años el consenso político de la Transición ha sido cuestionado, fragmentándose el bipartidismo, sobre todo desde la crisis de 2008. La democracia española ha sufrido múltiples sacudidas, muchas instituciones se han cuestionado (monarquía, justicia, partidos políticos), el avance de nacionalismo independentista, el COVID-19. Explica con claridad y rigor algunos de los problemas que acechan el futuro de nuestro país, como el independentismo catalán, pero también señala que otros muchos son los mismos que padecen nuestros vecinos europeos: el populismo, la creciente polarización o la desigualdad.
En el libro se intentan responder a las grandes preguntas de la España reciente: ¿Debe reconocérseles a las naciones o las regiones de las democracias europeas del siglo XXI el derecho a la autodeterminación? ¿Hay situaciones en las que los referéndums pueden solucionar cuestiones que suscitan grandes divisiones y polarización? ¿La «memoria histórica» es un deber democrático o un proyecto político partidista? ¿Por qué se registran en España unas tasas elevadas de desempleo tan persistentes, y cómo puede superar el país el legado de dos profundas depresiones? ¿Todo cambio social rápido aboca necesariamente a una reacción conservadora adversa? ¿Y pueden sobrevivir las monarquías parlamentarias a las malas conductas de sus monarcas?
Nos ofrece Un retrato cautivador, lúcido y fascinante de la España contemporánea desde la muerte de Franco hasta el cisma catalán. Comenta el autor que la historia no determina como pensamos el presente, pero sí influye. El autor nos quiere ofrecer una mirada más transversal a fin de valorar en qué sentidos se parece España a otras democracias europeas occidentales, pero también en qué otros su historia, su geografía, sus costumbres y sus ideas la han hecho distinta.
Termina su libro comentando que la sociedad española es resiliente y, en su inmensa mayoría, moderada. Por suerte, la polarización entre los políticos no suele verse reflejada en la vida cotidiana. No puede ser que la farra y el sol sean los únicos símbolos de identidad y las únicas vías de escape, en España hay algo más. Recuerda la incapacidad de los políticos de la Restauración para llegar a acuerdos sobre reformas importantes abrió la puerta a la dictadura de Primo de Rivera. No hay razón para que la historia se repita, pero aquello debería servir de advertencia para la clase política española. Los españoles han demostrado mucha paciencia, pero al menos que se atiendan sus demandas de cambio necesarias, la paciencia podría agotarse. Excelente obra.
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