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¿Has comenzado a vivir tu segunda vida?
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¿Has comenzado a vivir tu segunda vida?

Actualizado 18/07/2024 07:44
José Luis Zunni

El gran Confucio decía que “tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que sólo tenemos una”. ¿Profundo…verdad? Pero comprensible. Porque toda nuestra vida se compone de ciclos, que vamos pasando de uno a otro, cada cual con sus características (también problemas), por ejemplo, al pasar de la adolescencia a la juventud.

Y si bien los ciclos vitales son inherentes a nuestra naturaleza humana, te aseguro que sí se convierte en imprescindible tomar consciencia cuándo se cierra un ciclo y se abre otro, si queremos asegurarnos un camino razonable de éxito en nuestra vida.

Aunque el alcance que le doy a esta mutación, no se circunscribe a las fases de evolución en las cuales vamos de la niñez a la vejez. ¡Nada de eso! Me estoy refiriendo a en qué momento hay que darse cuenta –cosa que a veces no queremos hacer- cuando determinado ciclo se agota, sea en el plano personal, de amistades, de ámbito laboral, etc. Y muy especialmente me estoy refiriendo a ese momento clave en tu vida, que se convierte en tu punto de inflexión, ese hecho que lo cambia todo. Sea que ha sido buscado o imprevisto.

Me animaría a vaticinar que, a la gran mayoría de personas, los grandes cambios que han sufrido, para bien o para mal, le ha pillado a contrapié.

Es el caso que te das cuenta que la manera en que estás llevando tu carrera profesional y desarrollo personal en una organización, ya no encaja en tu vida. Esto lo venías presintiendo, y ahora ya lo sabes con certeza. Entonces, ¿estás escenificando en realidad un cambio de ciclo? Desde ya que sí, y te diría más: estás iniciando una segunda parte de tu vida. A mí…al menos…me ha ocurrido. Le puede suceder a cualquiera.

Con frecuencia nos falta valor para tomar este tipo de decisión, de renunciar a un cargo de responsabilidad porque ya crees que has tocado techo y no te ofrece nada nuevo que te satisfaga. O cuando, tomas la decisión, de cambiar de país, porque tienes una formación muy buena, pero no encuentras colocación en tú campo de conocimiento. Y un cambio, por ejemplo, cruzando como suele decirse “el charco” para instalarte en Nueva York, desde ya que es trastocar cultura, hábitos, y especialmente, armarte de una paciencia especial para poder adaptarte a tu nuevo entorno.

La cuestión es que debes tomarlo como una nueva oportunidad que la vida te ha puesto por delante. El reto al que te enfrentas, demostrar que vales en otro continente y con otro idioma, es como nacer de nuevo, tienes que aprender otra vez a andar, desenvolverte en un nuevo medio…en definitiva…una segunda vida, o como algunos prefieren denominarla…una nueva vida.

Te aseguro que cuando decides esta ruptura, porque en realidad rompes con tu pasado y tu barrio, aunque regreses para Navidad, la tienes que aceptar como algo natural. Hay casos en que una vez producido el cambio de ciclo en personas que no querían aceptarlo, por ejemplo, una ruptura de pareja, siguen creyendo en una realidad que ya no existe, porque ha fenecido.

Uno de los elementos que más ansiedad provoca en las personas es la creencia de que algo es o existe, cuando en realidad ya no lo es o no tiene razón de ser. Lo que llamamos “percepción de la realidad”.

A partir de éste momento de nuevo renacer, deberíamos ser más cautos, menos impetuosos y más estables emocionalmente, para poder disfrutar de la vida y no agobiarnos porque creemos que nos han robado parte de nuestra existencia. Los ciclos transcurren, nuestra vida sigue y no podemos detenernos.

Un sabio monje oriental, le dijo en una ocasión a uno de sus discípulos: ”Si quieres saber lo rico que eres, enumera las cosas que tienes o de las que gozas y que no puedes comprar con dinero”. Lo que le venía a decir es que el dinero cabía en algún ciclo, pero las cosas que no podían comprar con dinero cabían en su vida entera.

Llegados a ese momento en el que evidencias una transformación en todo lo que te rodea, por instinto quieres mantener una conexión con tu vida pasada, pero te aseguro, que ya no te pertenece. Eres como otra persona a pesar de ser la misma. Esto es lo que te hace sentir el transcurso hacia una segunda vida.

Si participas en la carrera de la vida porque riegas una flor en vez de arrancarla, estás amando la vida y la respetas. La única forma de entender la vida es respetarla y saber vivirla. No aborrecer, por contrario agradecer el cambio a que las circunstancias te obligaron a cruzar el umbral de una segunda vida, entonces también sentirás felicidad por haberte encontrado a ti mismo/a y estar a gusto.

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