Lunes, 07 de octubre de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
'Bastonito' II, treinta años después
X
AL HILO DE LAS TABLAS

'Bastonito' II, treinta años después

Actualizado 19/06/2024 21:37
Fermín González

Los toreros se pasan media vida o la vida entera soñando con un 'faenón' a un toro ideal en una plaza importante. Los sueños son bonitos, esa es la verdad, pero esconden defectos y carencias y, por lo general, esconden faenas imposibles

Los toreros se pasan media vida o la vida entera soñando con un “faenón” a un toro ideal, en una plaza importante. Los sueños son bonitos, esa es la verdad, pero esconden defectos y carencias y, por lo general, esconden faenas imposibles. Debe ser terrible esperar años ese toro, en esa plaza que uno quiere y que la dichosa realidad te convierta en un torero vulgar, que deje escapar la oportunidad de su vida, aún más cuando ese sueño de expectación se vuelve en profunda decepción. El asunto debe ser para “ponerse al tren”.

La recién terminada feria Isidril en las Ventas madrileña, por cierto, con una respuesta de público superior, sin embargo, no ha sido la misma en cuanto a los de “coleta”, donde algunos se han afligido y otros tantos no han pasado de la vulgaridad, y además los han despachado con un número de avisos desproporcionado, que si los padres de la tauromaquia y algunos de sus herederos se vistieran de nuevo de luces no entenderían tanta calamidad cansina. Sin ir más lejos, y si no recuerdo mal, El Viti se retiró con dos y Paco Camino ninguno, por ejemplo. Y algún torero tardaba una semana en salir a la calle tras sufrir dicho lance y cuando era abroncado, tardaba un mes en presentarse ante el público. Cierto que eran otros tiempos, otros los toros y otros los toreros.

En cuanto al toro, tampoco ha sido un alarde de bravura y casta (algunas ganaderías de seguir así, la terminarán perdiendo para siempre), pero una docena de animales, nos hizo sentir que aun queda sangre brava y que el toro llamado de lidia puede emocionar a los aficionados.

Entre ellos ha estado un nuevo “Bastonito” de Baltasar Iván, que posiblemente sea de la reata y familia de aquel otro, “Bastonito” que alla por la feria del 1994, le tocó en suerte a Cesar Rincón, en pelea llena de verdad y emoción. Aquel animal peso 501 kilos, y estuvo en un tris de no salir a la plaza, fue además protestado de salida. Y en eso se quedó tras el sorteo -sale, pero si se protesta se devuelve-, pero el toro de buenas hechuras, aun terciado aguantó y tras su paso por el caballo, donde no dejó de pelear, embestir y empujar, el público tomó partido por el toro al tomar dos largas varas sin cabecear, fijo y bajó el estribo, no corrigió nunca el sitio, tardaron en sacarlo del peto, le pegaron sin que el castigo doblegara su casta. Sobre la bravura de aquel hubo todo un curso de opiniones, que también comentaría El Capea, muy acertadamente dijo: No era una peligrosa bravura ofensiva, sino una mortal bravura defensiva. El toro tuvo más violencia que entrega.

La respuesta de Rincón resulto soberbia, la entrega absoluta, del que sabe donde se mete, y la gallardía, del que a pesar de como bullía la plaza, se fue por el toro con decisión, y mediante cites cruzados y conduciendo la embestida, con la mano baja embarcando y alargando la embestida, trenzó una apuesta, en la que siempre medio la cornada, pero que terminó a base de lidiar y torear, logro el colombiano, la más genuina de las emociones, que se ha venido recordando en los últimos tiempos, La postrera serie por naturales, fue el tiempo en que el toro se templó, en clara demostración de poderío, por dos veces “Bastonito” logro coger y zarandear al torero, la segunda, entre la épica y la tragedia con la espada clavada en la cruz rodando toro y torero, ahí la belleza se fundieron, dando gloria es esta Fiesta.

Pues este Isidro de nuevo volvió -como digo-a las Ventas, después de treinta años otro “Bastonito”, pariente de aquel, no fue protestado pues, al contrario, este peso 592 kilos, y también ha sido muy ponderadoy elegido en algunos foros taurinos como un animal de sobresaliente presencia, bravura, casta nobleza y movilidad, que demostró en los tres tercios. Sin embargo, su matador Francisco de Manuel se perdió en un mar de confusiones, quiso hacerle el toreo, pero no encontró los resortes, que el toro merecía, no logro llegar a un público, que había visto en el animal una embestida pronta y vibrante que inspiraba a practicar un toreo con verdad, de entrega y disposición, es decir aplicarle tauromaquia. No consiguió de Manuel esta conexión, y este “bastonito” murió sin la gloria de su antepasado, pero con el reconocimiento de los aficionados cabales y entendidos que aun siguen en esta plaza. Y a buen seguro que la plaza venteña ha tomado nota, y no se extrañe Francisco de Manuel, que este toro le va hacer mucho daño… al tiempo.