Ha llegado la primavera y los campos se cubren de color rojo irritando a los agricultores y embobando a los aficionados a la fotografía.
La amapola (también llamada Papaver rhoeas) es una planta herbácea que florece entre abril y mayo, sin embargo, en climas cálidos, crece durante todo el año. Se caracteriza por ser una flor que dura muy poco, aunque deja más de 20.000 semillas en el terreno que va creciendo. Ha sido objeto de diversas leyendas de la mitología griega y romana
Es una de las flores más bonitas y curiosas, dadas su forma de expandirse y sobre todo por el brillo y delicadez extrema de los pétalos... Rápidamente se marchitan.
Pues bien, esta hermosa flor esconde varias historias, todas llenas de magia, probablemente por estar estrechamente relacionada con el hombre y la agricultura desde tiempos inmemoriales.
La amapola nació de las lágrimas de Deméter, la diosa de la agricultura y la fertilidad, cuando su hija Perséfone fue raptada por Hades, el dios del inframundo. Deméter lloró desconsolada durante el tiempo en que Perséfone estuvo ausente, y donde caían sus lágrimas, brotaron amapolas rojas.
¿Cuál es el significado de amapola?
Para los egipcios, esta flor era un símbolo de la hermosura y la juventud de la mujer. En las tumbas de los faraones depositaban grandes ramos de amapolas, para que sus antecesores conservaran la eterna juventud.
Leyenda Grecia y Roma
Una de ellas es la que explica que la diosa Venera, al descubrir que Adonis, que era su amado, había muerto, lloró durante siete días consecutivos. Cada lágrima, al caer a la tierra, se convertía en una flor de amapola. De ahí la fragilidad de los pétalos, que caen al igual que las lágrimas de Venera.
La leyenda de la amapola es muy popular en oriente, se la conoce como "la protectora de las almas" sacada del antiguo libro oriental Ey-chan-Y-Taipu.
Hace mucho tiempo, narra la leyenda, vivía por los bosques una joven llamada Idariel. Esta joven tenía el don de hablar con los árboles; estos le contaban hechos pasados y la aconsejaban.
Un día, mientras hablaba con el viejo castaño, un joven que paseaba por el bosque, se quedó prendado de su belleza. El anciano castaño se dio cuenta y se lo susurro a la muchacha. Y así, empezaron a verse día tras día bajo las ramas del pardusco árbol.
El chico, de nombre Atero, le contó que provenía del pueblo al otro lado del río. Tiempo más tarde, Idariel le confesó su don más preciado y el joven le reveló su particular habilidad y donde antes había un joven, un lobo color arena se encontraba frente a ella.
Esto no supuso problema para la muchacha, pues ambos estaban felices y enamorados.
Por desgracia empezó la guerra y Atero tuvo que partir, no sin antes hacerle prometer que fuera cada luna nueva bajo el viejo castaño, y cuando este sería su lugar de encuentro.
La chica se presentaba bajo el árbol a esperar y esperar… Un día, una mala noticia recorrió por todo el bosque…
—“Hija, no esperes más, él ya no volverá”— dijo la voz profunda del viejo castaño.
Los ojos de la joven comenzaron a sangrar cristales líquidos, la angustia y el dolor oprimían su pecho. Aquellos sentimientos pasaron a todos los árboles del bosque que de esta forma supieron del terrible sufrimiento de su estimada amiga. Lloró hasta que no pudo aguantar más el dolor y tomando un cuchillo lo clavó en el pecho.
El bosque se conmocionó ante un hecho terriblemente trágico. Reunidos, los ancianos deciden rogar al dios y Lhan, dios de la tierra, que hiciera algo por su hija, y no permitiera que muriera.
Lhan oyó las súplicas de los árboles, pero existían normas, el bosque debía ofrecer algo a cambio. Tenían que sacrificar algo muy preciado.
Todos estuvieron de acuerdo, se encerrarían en sí mismos y jamás un mortal volvería a escuchar sus voces.
Lhan no pudo devolverle su vida a la muchacha, pero le dio el don de poder vivir como una flor. De la primera lágrima que derramó surgió una bella flor, de pétalos rojos y corazón negro, como el azabache. Dejando a los pies del castaño un hermoso manto de amapolas rojas.
Cuentan, que en la tumba de Atero, al poco de ser enterrado, aparecieron amapolas y que´, año tras año, renacían con mayor vigor.
Lhan en su nueva vida le encomendó una misión a Idariel, cuidaría de los muertos y sería “la protectora de las almas”.
Propiedades terapéuticas
Las amapolas tienen propiedades hipnóticas y sedantes, por lo que son ideales para tratar problemas nerviosos y de insomnio. También se aplica para mejorar el asma, por tener efectos positivos en el aparato respiratorio.
Esta flor llamativa, no debe ser confundida con la adormidera; sus numerosas propiedades se han aprovechado desde tiempos inmemoriales. En la actualidad se ha comprobado que, aparte de su poder relajante, tienen propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antidepresivas.
Los alcaloides de la adormidera
La aplicación más conocida de la amapola común viene de la bio actividad de sus alcaloides. Que son un grupo de compuestos químicos orgánicos de importantes propiedades farmacológicas y biológicas. El más conocido es la rhoeadina.
Con efectos sobre el sistema nervioso central. Además, contiene otras, como la papaverina y la reagenina. Se encuentran en mayor concentración en los pétalos y el tallo por sus propiedades sedantes, son recomendados para casos de insomnio, ansiedad, nerviosismo y depresión.
Aunque la amapola común muestre estos efectos sobre el sistema nervioso, no hay que confundirla con otras especies que ofrecen alcaloides de mayor potencia, como la Papaver Somniferum, o adormidera, la planta de donde se extrae el opio conteniendo más de 20 alcaloides distintos, entre los que encontramos: papaverina, codeína y morfina.
Esta suma de alcaloides logran un efecto sedante mucho más potente, de ahí que sea utilizado con fines médicos, o para extraer el opio o la heroína. Por lo que conviene diferenciar entre ambas plantas. No debemos confundir la amapola común, que nos podemos encontrar en cualquier herbolario, con la adormidera (papaver somniferum), de cultivo regulado y estricto. De hecho, en España solamente una empresa tiene autorización para su cultivo legal.
Con independencia a la adormidera y a lo conflictiva que ha resultado esta planta a lo largo de la historia, la amapola silvestre ayuda de manera controlada a gestionar estrés y ansiedad, regular los niveles de corticosterona, corticoide relacionado con el metabolismo, las reacciones inmunológicas y respuestas de estrés. Además, es un precursor de la aldosterona. La regulación de corticosterona ayuda a controlar el ritmo circadiano de las células del cerebro.
Algunos de los opioides se elaboran directamente de la planta, mientras que otros se crean en laboratorios, donde los científicos utilizan la misma estructura química. También se demostró que los extractos de amapola al actuar sobre los receptores del dolor son analgésicos y antiinflamatorios.
Los efectos de la amapola común en el cerebro van más allá de la sedación o una relajación inducida. Científicos iraníes, en pruebas con ratones, compararon el desempeño de estos en una prueba estándar para medir la capacidad de sustancias antidepresivas (natación forzada). Antes les fueron administrados extractos de amapola común a unos, y fluoxetina a otros. Al final de la prueba, el efecto de la amapola común era comparable al del antidepresivo.
Para su uso, es importante saber que, en dosis adecuadas, los extractos de amapola no presentan toxicidad o contraindicaciones. Sin embargo, cuando estas dosis son superadas, sí se pueden dar reacciones relacionadas con el sistema nervioso. Si usted toma benzodiazepinas debe tener precaución porque los efectos sedantes se pueden potenciar sobre el sistema nervioso.
De todos modos, es importante destacar que esta especie de planta, en particular, es diferente a otras variedades, como la somniferum, cuyos alcaloides sí suponen un peligro potencial para la salud. Por ello, si está atravesando un episodio de mayor estrés del habitual, los extractos de amapola en gotas pueden ser una ayuda importante.
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