Dice Pedro Sánchez en una entrevista que hay que “acabar con la impunidad” de los medios de comunicación; “pseudomedios”, dice él, que “propagan bulos financiados en buena parte por gobiernos de coalición entre PP y Vox”.
Más claro, agua. Se trata de que los medios sigan el recto sendero de la virtud, que es el que impulsa el Gobierno.
No le bastaba al actual régimen político con retorcer conceptos democráticos como la igualdad ante la ley, con la amnistía y otras prebendas partidistas, y la separación de poderes con su manoseo constante del poder judicial, sino que ahora pretende decir a la prensa, en el sentido más amplio de la palabra, qué es lo correcto y qué no en sus informaciones.
Por eso pretende modificar el derecho al honor de las personas y la rectificación, que hasta ahora conlleva que se rectifiquen los datos personales inexactos y se completen en caso de omisión perjudicial para el interesado. Pero no se va a quedar ahí, sino que busca una ley que regule todos los aspectos de la información, desde la propiedad de los medios hasta el concepto de lo que es verdad informativa. .
O sea, que tenemos en ciernes una ley de prensa, algo que no sucedía desde tiempos de Franco. Cuando la Transición democrática hubo gentes más o menos bienintencionadas que quisieron sustituir la ley franquista por otra que garantizase la libertad de expresión, pero al final acabó imponiéndose la idea de que la mejor ley de prensa es la que no existe y que para garantizar la libertad de información bastaba con el Código Penal, que ampara los derechos ciudadanos con las leyes de injuria y calumnia, que cualquiera puede interponer ante los jueces si se considera perjudicado en sus derecho a recibir una información veraz.
Como se ve, estamos ante una modificación de calado, que no trata de combatir fake news, como que la tierra es plana, que caen ellas solas por su propio peso, sino de ordenar disciplinadamente lo que debe decirse y de acabar con los “pseudomedios” que simplemente lanzan informaciones que no son del gusto del Gobierno.
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