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Nieves, madre de acogida: “Todo niño necesita abrazos, besos y una familiar que le cuide”
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TESTIMONIO

Nieves, madre de acogida: “Todo niño necesita abrazos, besos y una familiar que le cuide”

Actualizado 14/06/2024 14:05
Vanesa Martins

Nieves, su marido y sus tres hijos, han sido familia de acogida de diez menores gracias al programa de Cruz Roja

Una familia es fundamental para que los niños crezcan rodeados de amor y cariño. Sin embargo, muchos niños y jóvenes, por diferentes cuestiones, no pueden ser cuidados por su familia de origen y acaban siendo separados de ella e incorporados al sistema de protección de la Junta de Castilla y León. En este momento es cuando entra en marcha el acogimiento familiar, un recurso que permite a los niños, niñas y jóvenes de la comunidad crecer en una familia de forma temporal.

En Salamanca, gracias a Cruz Roja, hay diferentes familias que se forman y se ofrecen a cuidar a estos pequeños. Nieves es una madre de acogida salmantina y, junto a su marido y sus hijos no duda en darle cariño temporal a estos pequeños que más lo necesitan.

Se enteró de esta iniciativa a través de un cartel que vio en un autobús. “Había una foto de un niño que buscaba familia de acogida. Teníamos tres hijos y me conmovió tanto, pensando que podía ser uno de ellos, que empecé a leer y a informarme de que era el acogimiento familiar”, cuenta Nieves. “Se lo comente a mi marido y decidimos tomar la decisión”.

Todo lleva un proceso largo y fueron a Cruz Roja a informarse más detalladamente. “Nos atendieron y nos estuvieran explicando que en un principio todas las personas pueden ser familia de acogida. Primero se hacía un curso y luego ya tú tomabas la decisión de si quería ser familia de acogida o no. Por hacer el curso no estás obligado a ser familia de acogida. No te compromete a nada, pero nosotros decidimos que sí, que queríamos serlo”, cuenta emocionada.

Tras las entrevistas personales, conocer cómo es la vida de esa familia llegó la pregunta: ¿Cuál son sus inquietudes para acoger a un niño o niña? “Nuestra inquietud era poder ayudar a niños que en un momento de su vida estaban sin besos, sin abrazos y en riesgo. Nosotros podemos cuidados, darles muchos besos y acompañarlos al colegio, el recogerlos, el echarlos por la noche… Cosas tan sencillas y tan básicas que pueden pasar desapercibidas y sin familias de acogida ellos no podrían tenerlas”, detalla.

"Nuestro primer niño de acogida tenía 24 horas de vida"

Con todo preparado, los trámites listos y habiendo tomado la decisión de que ellos querían acoger a un menor de entre 0 y 3 años, tocaba esperar hasta que “nos necesitarán”, cuenta Nieves. “Entonces un día nos llaman por teléfono y nos dicen que hay un niño que necesita de nuestra familia. Ahí comenzó un poco la locura y los nervios. Era un niño que acaba de nacer, tenía un día de vida. Y empezamos a preparar todo, que ya lo teníamos más o menos organizado”. Ahí comenzó su primera experiencia de familia de acogida, con tres hijos de ocho, diez y trece años y un pequeño con tan solo 24 horas de vida.

“El momento de ir a buscarlo fue muy emotivo, sentí dolor y alegría a partes iguales”, resalta Nieves. “Dolor por la madre, que por la circunstancia que sea, lo ha tenido que dejar y hay que tenerles mucho respeto porque no se sabe las circunstancias por las que ha tenido que tomar esa decisión. Y por otro lado alegría, porque sabía que nosotros, nuestra familia, le íbamos a colmar de todo eso, que hasta el momento que llegara su familia definitiva, le íbamos a dar mucho cariño y muchos besos. Entonces, es un momento muy, de muchas contradicciones y de muchos sentimientos”, detalla y recuerda.

El pequeño estuvo con Nieves y su familia cinco meses. Y tras él, han llegado otros nueve niños más de acogida. Pero algo difícil y duro es el momento de la despedida. “Es un momento duro y tienes que ir preparando desde que llegan. Nosotros siempre lo hablamos y lo tenemos claro, que es el primer día que llega pero que también es uno menos para que se vaya. Pero aún así, no deja de ser duro”.

Nieves tiene claro una cosa clarísima. “Después de tener a mis hijos, lo más más gratificante que hemos podido hacer, aún con el dolor que es al final, es convertirnos en familia de acogida. Siempre gana lo bueno, el cuidado y una sonrisa de un niño es lo principal. Por esto no duda en animar. “Es bueno para mentalizar que familia de acogida podemos ser todos los que queramos, dejar hueco en nuestro corazón y espacio en nuestra casa para ellos, concluye.