¿Qué lleva a los salmantinos a acudir a terapia de pareja?

Tras años de felicidad en pareja, un día uno de los dos empieza a tener la sensación de que convive con un compañero de piso. Se suceden los conflictos, las quejas hacia el otro, el aburrimiento y la desmotivación por compartir momentos. La crítica, el desprecio, la actitud defensiva y evasiva son “los jinetes del apocalipsis” definidos por los expertos, que auguran el final de la relación. La terapia de pareja es el camino para intentar desactivarlos y recuperar el bienestar común.

Jokin Epelde es uno de estos terapeutas que acompaña en Salamanca a las parejas que atraviesan un mal momento y que quieren permanecer juntas o que quieren separarse de la manera más constructiva posible, sobre todo, cuando tienen hijos en común. “Muchas veces empezamos a buscar entre los recursos tienen para afrontar lo qué está ocurriendo”. El aburrimiento es uno de los detonantes que lleva a las personas a buscar la ayuda de un terapeuta. “Llevamos tantos años que no tenemos interés por hacer cosas juntos. Vivo con un compañero de piso, no con mi marido o mi novio”, explica Jokin reproduciendo el discurso más frecuente. “Primero partimos de los recursos que la pareja tenía en el pasado, adaptamos estas estrategias y buscamos nuevos aliados”. Esto se traduce, por ejemplo, en la práctica de aficiones comunes o en la generación de nuevas.

“Si el problema lleva tiempo, es necesario romper las inercias que les han llevado hasta aquí y hacer algo diferente que nos lleve al resultado distinto”. Parte del trabajo también es flexibilizar los roles, es decir, cambiar a la persona que los desempeña. “Por ejemplo, reflexionamos sobre qué lleva a uno de los dos a organizar siempre los viajes. Intentamos flexibilizar eso y que no sea siempre la misma”.

Pese a todo, no se puede olvidar que los conflictos y las tensiones existen y son inseparables de la condición humana. “Es lo que nos hace avanzar: hay que solucionarlos y ver qué hacemos antes de que se conviertan en problemas”. El psicólogo insiste en que un resultado positivo de la terapia de pareja no implica necesariamente su pervivencia como tal. “Depende de los objetivos que se establezcan. El éxito puede ser tener una separación sana, fructífera, y que si hay hijos, sufran lo menos posible”.

Como consecuencia de las terapias de pareja u otros factores, lo cierto es que el número de divorcios, separaciones y nulidades matrimoniales han descendido casi un 20% en los últimos años en Salamanca (según datos del Instituto Nacional de Estadística registrados entre 2018 y 2022).

La terapia de pareja está cada vez más normalizada, como también es más habitual ir al psicólogo, por lo que la percepción que tiene la población de estos profesionales también ha cambiado. “Al principio partíamos de la figura del terapeuta que aparece en las series: un experto que te decía cuál era el problema, una autoridad que creaba cierta reticencia”, explica. Al hecho de que sea cada vez más natural acudir a terapia en algún momento de la vida también han contribuido las redes sociales. No obstante, el experto pide precaución antes de confiar ciegamente en cualquier publicación de Instagram: “A veces generamos un conocimiento muy rápido de consumir, muy dicotomizado: bienestar- malestar, patología-salud. Se difunden técnicas que muchas veces no son generalizables, pero llegan a un público general y nos generan expectativas irreales sobre cuál es nuestro proceso”. Respecto a esta cuestión, pone como ejemplo las fases del duelo. “No es cierto que se pase de una etapa a otra, se puede ir hacia atrás”.

El psicólogo también se muestra en contra de las etiquetas, por ejemplo, a las personas ansiosas. “Entonces el trastorno de ansiedad generalizada y tú os convertís en algo inseparable. A lo mejor la sintomatología que has expresado es porque te está ocurriendo algo y nos hemos dejado de centrar en qué es lo que te pasa”, concluye.