Querido lector,
Recién finalizada mi participación en esta 42ª Feria Municipal del libro de Salamanca, me siento a escribir este artículo, que bien podría ser una carta de agradecimiento hacia usted.
Quizá todavía no me conoce (sería lo más lógico), o quizá sí. Quizá haya sido una de los cientos de personas con las que he intercambiado opiniones y palabras durante los dos días de firmas. O, quizá, y solo quizá, sea ya una persona convencida y engañada, como a mí me gusta decir, por este escritor sinvergüenza.
Mi presencia en la feria, además de brindarme otras muchas experiencias, me ha ayudado a comprender que en esta vida hay tres tipos de lectores, atendiendo a su forma de dirigirse al escritor canalla que les ha abordado durante estos días.
El primer tipo de personas y el segundo van de la mano y englobarían a todos aquellos lectores que, compren o no compren el libro, escuchan con absoluto respeto y educación, demostrando una elegancia y un saber estar digno de una persona diez. Estos lectores, que por suerte suponen el 99% de nuestra sociedad, aman diferentes tipos de libros: novela negra, romántica, fantástica, histórica, policiaca, de terror…
Desde mi posición de escritor sinvergüenza trato de dirigirme a ellos de forma humilde, con la mayor delicadeza posible y siempre con una sonrisa en la cara. Si le dan una oportunidad a mi novela, maravilloso. Si no, se sonríe aún más fuerte y se desea un buen día porque ese lector lo merece. Eso es una norma básica. El público es soberano y solo por el mero hecho de pararse y dedicarme unos minutos ya tiene todo mi respeto.
Entonces… ¿dónde está el problema? El problema reside en el 1% restante. Seres de luz que, al escuchar tus palabras: “Hola, muy buenas tardes, ¿le gusta la novela negra?”, te miran con una mezcla de altivez y pena, solo dignas de alguien excelso, magnífico y grandioso, antes de continuar su marcha girándote la cara y sin pronunciar un simple: “gracias, no me interesa”.
Como bien les he dicho al inicio del artículo, yo, que soy un completo sinvergüenza, hago pública esta lacra con la que tenemos que luchar los escritores de vez en cuando, no para darles importancia a ellos, sino para ensalzar, todavía más, la figura de personas como usted, que ahora mismo está leyendo este artículo y que estoy seguro de que pertenece al primero de los grupos, a esas personas que poseen una educación exquisita.
¡Gracias! ¡Gracias de todo corazón de mi parte y de la del resto de profesionales de mi gremio! No saben lo felices que nos hacen con sus sonrisas, haya o no haya compra. Con sus palabras de aliento, haya o no haya compra. Con su respeto y su atención, haya o no haya dichosa compra.
Cierro esta Feria del Libro feliz, con la sensación del trabajo bien hecho y con las pilas llenas de energía para afrontar lo que venga por delante.
Termino ya sin perder la oportunidad de volver a darle las gracias.
A usted, que aguanta a este escritor sinvergüenza.
A usted, que forma parte de ese 99% de lectores.
A usted, que hace que todo esto merezca la pena.
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Instagram: @rubenjuy
Facebook: Rubén Juy
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