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Movimiento estudiantil 2024
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Al cabo de la calle

Movimiento estudiantil 2024

Actualizado 11/05/2024 09:23
Francisco Aguadero

Vuelve el espíritu de los movimientos estudiantiles del 68 en las universidades. Las causas de la eclosión de los movimientos estudiantiles de 1968 fueron varias, dependiendo del lugar, pero en todos los casos estuvo presente la protesta contra la guerra de Vietnam, y, más concretamente, contra la invasión militar norteamericana del Sudeste Asiático. La protesta contra la guerra actuó como trasfondo unificador de los movimientos e hilo conductor de la gran mayoría de las protestas estudiantiles de todo el mundo, durante la segunda mitad de los años sesenta.

También ahora, la guerra entre israelíes y palestinos y más concretamente la invasión de la Franja de Gaza por Israel, tras el terrible atentado de Hamás del 7 de octubre el cual condenó todo el mundo, la vulneración de los Derechos Humanos, la violación del Derecho Internacional y el genocidio que se está llevando a cabo en aquel territorio, está despertando a la Universidad, poniendo en pie a los estudiantes universitarios, con protestas y movimientos estudiantiles por doquier.

Los movimientos estudiantiles son movimientos sociales muy suigéneris, singulares. Surgen en las sociedades modernas de diferentes maneras. Generalmente se circunscriben al ámbito de la educación, en un marco geográfico estatal, regional o local. A lo que se añade la característica de ser una protesta limitada en el tiempo, por la limitación del curso escolar o de la etapa de estudiante y, también, por estar enfocada a una lucha concreta por algo.

Pero en la historia ha habido momentos en que las protestas estudiantiles se han extendido hacia toda la sociedad, tendiendo puentes hacia otros ámbitos de reivindicaciones y actuando como agentes de cambios sociales, cuando no, como reacción contra algún cambio sociopolítico. Casi siempre, los movimientos estudiantiles han actuado como retadores de regímenes carentes de legitimidad o autoridad moral, o como manifestación del sentir ciudadano ante algún asunto o causa de interés general.

Ejemplo evidente de lo que acabamos de decir es el mayo francés y de otros lugares de 1968, en el que el movimiento estudiantil se unió con el movimiento obrero, la huelga general y otras manifestaciones. Los resultados no fueron tan significativos como parecía indicar la fuerza del movimiento, quizá por la falta de experiencia de la juventud en la gestión de conflictos y el vértigo que da la responsabilidad del poder que, en aquel caso, no llegaron a tomarlo.

Por otra parte, la afirmación habitual de que allá, en torno a 1968, tomaron cuerpo los tres movimientos sociales iniciados en el siglo XX: feminismo, ecologismo y pacifismo, resulta verosímil para el caso de Estados Unidos, pero no parece tan claro que así sea en algunos ámbitos europeos, según el estudio de la documentación de la época hecho por varios autores y que sugieren que estos movimientos se iniciaron posteriormente, quizá al rebufo de aquellos acontecimientos. De lo que no cabe ninguna duda, es de que los movimientos del 68 impulsaron nuevos movimientos sociales y referentes políticos, el pensamiento crítico, las ciencias sociales y la expansión de la educación superior.

Salvando el tiempo y los matices, la universalidad del movimiento estudiantil universitario vuelve a manifestarse con intensidad en este mayo de 2024 como en aquel mayo del 68: contra la invasión de un territorio, la ocupación militar, la destrucción y la matanza llevada a cabo en Gaza por el ejército israelí, con 35.000 muertos, siendo un tercio de ellos niños inocentes sobre quienes se están cometiendo auténticos crímenes contra la humanidad.

Los jóvenes de todo rango y estatus social, nacidos a partir del año 2000, ya en los inicios de nuestro siglo XXI, están poniendo sobre la mesa y en las conciencias de los ciudadanos valores humanos adormecidos y acciones contra la barbarie que no se atreven a poner dirigentes de turno. Porque el respeto a los derechos humanos no solo va de ideologías, también de causas, como es el derecho del pueblo palestino a vivir en su propio territorio. El apoyo del movimiento estudiantil a la causa palestina no es antisemita, es una cuestión ética y moral de ciudadano del mundo.

El inicio de las protestas estudiantiles, surgidas en los campus universitarios más elitistas de Estados Unidos, país amigo, protector, benefactor y suministrador de material bélico a Israel, no deja lugar para tildar al movimiento estudiantil de manipulaciones, más allá de la protesta pura y dura sobre la masacre que se está cometiendo con los palestinos en la Franja de Gaza. El movimiento de protesta, extendido por universidades europeas y de otras latitudes, va en el mismo sentido. Los estudiantes piden la ruptura de relaciones con universidades israelíes que no condenen la violencia. Arrastrada por el movimiento estudiantil, la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) ha respaldado las reivindicaciones de los estudiantes y emitido un comunicado en el mismo sentido.

No podemos aventurar ningún tipo de suerte sobre cómo evolucionar el conflicto, ni siquiera si se llevará cabo la creación del Estado Palestino y esta fuera la solución. Contra las terribles acciones bélicas que Israel está llevando a cabo en Gaza, está el Derecho Humanitario, la Comunidad Internacional representada por la ONU, la mayoría de los países individualmente y, ahora, hasta su amigo y defensor, Estados Unidos, que ha frenado el envío de 3.000 bombas para evitar que Israel las utilice sobre Rafah, la ciudad gazatí donde se asienta millón y medio de refugiados obligados a desplazarse hasta allí, tras la ofensiva en el norte de Gaza. Según Unicef, 600.000 de ellos son niños refugiados en riesgo catastrófico si Benjamín Netanyahu decide seguir adelante con su idea y firme propósito de tomar y arrasar Rafah como ha hecho con el resto de Gaza.

El movimiento estudiantil de este mayo 2024, aunque variado según qué país, comparte las actuaciones de protesta, ocupación de instalaciones universitarias, acampadas, manifestaciones y, como no podía ser de otra forma, espacios para la música. A las protestas estudiantiles se está sumando el mundo de la cultura. Veremos a ver dónde acaba todo esto. Los movimientos sociales, las revoluciones, se sabe cómo empiezan, pero no como acaban, es una afirmación sobre la que hay un cierto consenso.

Escuchemos a Ismael Serrano en LUCES ERRANTES:

https://www.youtube.com/watch?v=vPSbYO_pzXQ

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© Francisco Aguadero Fernández, 10 de mayo de 2024

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