Túnez 2024

Hacía dos años que no viajaba con los chicos de Santiago Uno. La mayoría no habían montado nunca en avión y se vio miedo e ilusión. Llegamos de noche y llegamos al hotel para dormir una hora, ducharnos y desayunar. Después comenzamos a bajar por el país de los bereberes, fenicios, romanos, bizantinos, otomanos y franceses fundamentalmente. Rodeado por el Mediterráneo, Libia y Argelia.

La primera parada cultural más significativa fue Djem, en el anfiteatro romano más grande de África. Las primeras fotos de grupo. Después comimos y visitamos las casas trogloditas en Matmata. Por la tarde noche vimos atardecer en el desierto de Douz donde dormimos en jaimas y algunas rapearon por la noche. Ante el desierto saltos en la arena y algunas controversias amorosas.

El domingo salimos para Tozeur e hicimos parada en Chott El Jerid, un lago salado donde no vimos sus espejismos. Por la tarde fuimos con diecisiete todoterrenos al oasis de montaña de Chebika.

El lunes comenzamos a subir hacia el norte parando en Kairouan y viendo la mezquita tipo fortaleza de la ciudad árabe más antigua de Túnez. Llegamos al hotel Mouradi Palace y desde allí el martes veintitrés visitamos el mausoleo del primer presidente de Túnez Burguiba en Monastir y la medina de Sousse . Nuestro guía Alí se emocionó hablando de la educación que aportó al país y los derechos de las mujeres respecto a otros países árabes, Túnez se independizó en 1957. Después gobernó Ben Alí que ya amasó fortuna mientras el pueblo sufría, lo que llevó a la revolución de la dignidad, o del jazmín o primavera árabe o por la violencia invierno en 2010. Los jóvenes se revelaron buscando una oportunidad de vida digna.

El miércoles recorrimos en cabo Bueno, Nabeul y la ciudad de playa y pescadores de Hammamet con un tiempo lluvioso.

Por las tardes hacíamos deporte en el hotel, en la piscina, jugando al tenis, a la petanca o tiro con arco. El jueves hizo buen tiempo y pudimos pasear por la playa, dar una vuelta en un barco pirata y jugar al fútbol en la arena.

El último día visitamos la medina de Túnez, Cartago y el pueblo blanco y azul de Sidi Bou Said. Por la noche de ese viernes regresamos en avión a Madrid.

No es un viaje como el de Aníbal cuando llegó con sus elefantes a sitiar Roma, ni el de Escipión el africano, el cónsul romano que derrotó a los cartagineses en Zama. Hemos escuchado las guerras púnicas en el sitio.

Simplemente hemos ido 99 y hemos vuelto todos. Chicas y chicos de exclusión han viajado en avión por primera vez y han estado en un hotel conviviendo y conociendo otra cultura. Lo que no pueden hacer con sus familias. Una bonita semana de convivencia con los educadores y alguno de sus hijos. Crear vicios sanos igual que luego en verano están dos meses durmiendo en el suelo en Marruecos. Espero que abran la mente y sea una buena inversión. Probablemente tengamos que hacerlo un año sí y uno no, por responsabilidad presupuestaria.

Rompemos fronteras y compartimos derechos. Hubo una falta de respeto de unos argelinos a una de nuestras chicas en el hotel y denunciándolo conseguimos que los echaran. Eso no lo conseguimos en Salamanca con quiénes les venden porros o se aprovechan de su fragilidad emocional siendo mayores de edad.

Saben que otra vida es posible, pueden atisbar otros valores culturales, hemos podido nutrir sus sueños de nuevas posibilidades. No es viajar por viajar, es viajar con ellos, con los “últimos” . Que puedan viajar como mis hijas.