Sábado, 21 de diciembre de 2024
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“Hay una parte de la sociedad que no es consciente de que tener un animal es una responsabilidad"
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Antonio Rubio y Lucia Vicente, Colegio Oficial de Veterinarios de Salamanca

“Hay una parte de la sociedad que no es consciente de que tener un animal es una responsabilidad"

Actualizado 26/04/2024 16:45
Rosa M. García

Las clínicas veterinarias aumentan a la par que el número de animales de compañía, pero no todas las mascotas acuden; por otro lado, hay escasez de veterinarios en este sector y también mucho intrusismo

Perros, sobre todo, pero también gatos, además de loros, cobayas, hamsters, periquitos, conejos… Los veterinarios de los animales de compañía o mascotas atienden a una gran variedad. “Los gatos están subiendo bastante, porque son más cómodos entre comillas; no hay que sacarlos, no hay que darle tanta atención, para la gente que vive en un piso quizás es más cómodo. Siempre ha habido más perros, porque los gatos han estado un poquito más de lado, pero ahora están subiendo”, asegura Lucia Vicente, responsable del área de pequeños animales del Colegio Oficial de Veterinarios de Salamanca, que, junto con el presidente del Colegio, Antonio Rubio, explican cómo es la situación actual de este sector.

Los veterinarios de mascotas hacen “un poco de todo, bastante medicina preventiva, nos encargamos de que estén al día con sus vacunas, desparasitaciones, que los propietarios sepan lo que tienen que hacer, lo que es importante que miren, que hagan de manera un poquito rutinaria tanto vacunaciones como desparasitaciones, como cuidado de la mascota en general. Y luego, claro, los atendemos cuando están enfermos”, explica Lucia Vicente.

Sobre si los propietarios cumplen, asegura que “hay de todo” y considera que “es muy importante que invirtamos tiempo en que el propietario entienda qué tiene que hacer y porqué. Si le decimos hoy le vamos a poner una vacuna, pero no qué vacuna es y que venga el año que viene, creo que es bastante difícil que lo cumplan”. Ella personalmente intenta que sepan “qué vacuna le voy a poner, porqué es importante ponérsela, cada cuánto hay que ponérsela, en qué le beneficia tanto la mascota como el propietario… Es un trabajo que a lo mejor a veces nos olvidamos de hacer y es muy importante”.

No todas las mascotas son llevadas al veterinario. “Desgraciadamente creo que todavía faltan muchas por ir y hay gente que no tiene la rutina de ir al veterinario de manera frecuente, sobre todo, a hacer medicina preventiva. Todavía me extraño cuando veo a un animal que lleva sin pisar un veterinario 4 o 5 años. Creo que tenemos muchísimo trabajo que hacer todavía y que el propietario tiene que entender que tienen que ir al veterinario, porque muchas veces es falta de conocimiento”.

“Hay una parte de la sociedad que no es consciente de que tener un animal es una responsabilidad" | Imagen 1

Cada vez hay más animales de compañía y, por lo tanto, van abriendo más clínicas. En la actualidad hay 33 en la provincia de Salamanca. Pero también hay mucho intrusismo: “Bastante más de lo que me gustaría. tanto de personas que no tienen ninguna formación como de personas que tienen formación en otras cosas y que no pueden meterse en veterinaria”. Casos, explica, “de auxiliares que hacen de veterinarios cuando no lo pueden hacer, también tenemos bastante problemas con los fisioterapeutas, porque hacen terapias en animales cuando realmente es el veterinario el que tiene que hacerlas; también he visto personas que hacen acupuntura, que no se puede hacer en animales; y extremos de gente que no tiene absolutamente ninguna formación sanitaria y se mete a vacunar, a desparasitar, a atender partos. Hay bastante intrusismo”.

Para combatirlo, considera que “es importante, por un lado, que la sociedad sepa quién es veterinario y quién no, y quién puede hacer ciertas cosas y quién no, porque hay veces que no lo saben realmente. Y, por otro lado, creo que en el momento que se tenga conocimiento, se debe intentar atajar de alguna manera”. Asegura que hay gente que no sabe que la persona que lo está atendiendo no es un veterinario; “va a una clínica veterinaria y da por hecho que la persona que la atiende es veterinario y resulta que no, resulta ser el dueño de la clínica, que no es veterinario, pero está ahí”.

Escasez de Veterinarios

Los veterinarios de pequeños animales “escasean desde hace unos años; estamos teniendo bastante problemas para encontrar veterinarios”, asegura Lucía Vicente. En este sentido, Antonio Rubio señala que “quizás el mayor problema que tenemos es que la retribución de los veterinarios en determinadas clínicas es bastante deplorable, porque muchas de las clínicas, no es el caso quizás de Salamanca, pero sí en la zona de Levante, están adquiridas por fondos de inversión, con lo cual contratan a personas recién salidas o incluso se pueden dar situaciones de un posible intrusismo”. En Salamanca, añade, sí se han detectado casos de intrusismo, “en el tiempo que llevamos nosotros ha habido un par de casos en clínicas de pequeños animales, de personas que no tenían titulación de veterinario y ejercían como tal, y hay otros casos en los que estamos detrás de ellos. Ahí tenemos la ayuda inestimable de la Guardia Civil, del Seprona, y la colaboración del Colegio; ahora estamos también en un proceso de ese tipo”.

Estos casos se detectan muchas veces por los propios veterinarios, que “nos damos cuenta de que las cosas no van bien, se van a contar con una segunda opinión, van un poco a que otra persona le resuelva el problema, porque ven que el animal no va bien y te das cuenta lo que está pasando”, dice Lucía Vicente. Otros casos, añade Antonio Rubio, “vienen motivados por alguna denuncia de usuarios que han tenido algún problema, porque esas personas al no estar capacitadas, van a cometer fallos y fallos graves; esos usuarios denuncian ante el Colegio y es donde descubrimos que la persona que le ha ha prescrito determinadas cosas pues no está autorizada”. Desconocen cuántas casos puede haber como estos, pero “habrá más de lo que pensamos”.

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Consideran que es difícil atraer a las personas para que sean veterinarios de pequeños animales. “Las condiciones que había antes están cambiando muy deprisa desde que ha salido el convenio, que hasta hace muy poquito no teníamos. Las cosas están mejorando por fin, pero la retribución es muy baja. Es la pescadilla que se muerde la cola, la sociedad no valora al veterinario como debe de valorarlo, por lo tanto, no acude al veterinario cuando tiene que acudir y lo que está dispuesto a pagar por los servicios que le damos no es acorde a los conocimientos que tenemos, y al final esto supone una quemazón en los veterinarios”, señala Vicente.

A este respecto, Rubio confirma la baja retribución hacia los clínicos, que “además están muy cualificados, se han encargado de formarse perfectamente a través de másters, que cuestan muchísimo dinero, han invertido grandes cantidades en equipos en sus propias clínicas y eso se tiene que retribuir. Y hay una parte de la sociedad que no es consciente de que tener un animal es una responsabilidad y hay que tratarlo. Entonces, si lo llevas, tienes que pagarlo, esto no es una Seguridad Social. Si juntamos las dos cosas, eso es lo que hace un poco ahuyentar a determinados veterinarios para que no entren en el tema de la clínica”.

Los precios por atender a las mascotas no son elevados, de hecho, afirma Lucía Vicente, “creo que cobramos bastante poco. También hay mucha competencia desleal, gente que cobra ridiculeces, que incluso perdería dinero sin que ellos a lo mejor lo supieran, o el intrusismo, ‘pues mira me voy al de al lado que me cobra menos’, pero es que resulta que el que te cobran menos ni siquiera es veterinario. Hay muchísima problemática y es todo un círculo vicioso. La gente no se da cuenta que para que yo tenga el aparataje que tengo en la clínica he invertido muchísimo dinero y ese dinero lo tengo que cobrar, porque para dar un servicio y poder hacer una analítica tengo unos aparatos en la clínica que me han costado muchísimo dinero”.

La situación no es tan ideal como parece y “ahora mismo creo que la gente prefiere poner una clínica y tener su propio negocio, y cerrar y abrir y hacer lo que ellos mismos consideren oportuno que tener un jefe detrás que le ponga un horario, un sueldo… Hay mucha gente que está saliendo y que con muy poca experiencia está poniendo clínica, prefiere hacerlo por su cuenta. todo el mundo tiene derecho a poner su clínica, pero hay que ser consciente de que te puedes meter o no, no tiene el mismo conocimiento una persona que lleva dos años trabajando que la persona que lleva 10 y ha hecho un máster; como ahora mismo entre comillas lo pueden hacer igual, ahí tenemos un problema también, la que gastado dinero a lo mejor se quema y no sigue porque el de al lado no gastado”.

La Ley animal

Sobre la nueva ley animal aseguran que les ha afectado “bastante”, aunque “se han modificado cosas, afortunadamente, que iban a traer problemas”, apunta Antonio Rubio. Por su parte Lucía Vicente asegura que “percibe miedo para ciertas cosas, por ejemplo, gente que duda si ir al veterinario porque cree que lo podemos denunciar. En el caso de los gatos, sobre todo que ahora mismo es obligatorio identificar a los gatos, cuando lo he estado informando consulta, ha habido gente que me ha dicho que, si viene con el gato sin identificar, lo denuncio”. Pero no es así, explica, “la gente tiene que entender que no tenemos esa labor, que tenemos una labor informativa y tenemos la labor de atender al animal y que esté bien, en ningún caso vamos a denunciar a nadie porque no está el animal identificado porque no es nuestro trabajo”. La responsabilidad de identificarlo es del titular del propietario, añade Rubio.

El tema de la eutanasia en la nueva Ley ha sido quizás uno de los más problemáticos. Al final se ha modificado, “pero aún así hay gente que tiene animales y no sabe si lo puede eutanasiar o no, cuando es un animal que está muy enfermo, ha perdido la calidad de vida porque es muy mayor, porque no se puede hacer nada más, pero los primeros borradores básicamente no nos permitían eutanasiar a un animal. Si la cuestión era económica, no nos dejaban y si se podía tratar, fuera suficiente o no, tampoco nos dejaban. Al final se ha cambiado, pero existe mucha desinformación y creo que se le ha quitado autoridad al veterinario, que es el que debe determinar si se debe eutanasiar o no”, señala Vicente.

Unos cambios en la Ley que, como explica Rubio, “ha sido el colectivo veterinario el que más ha presionado para poderlo cambiar, porque en un principio no se tenían en cuenta las condiciones económicas del titular del animal, no podía hacer tratamiento, y al final lo que se estaba provocando era un maltrato del animal”. También está pendiente el desarrollo reglamentario en varios aspectos: “se irán concretando más temas, porque hay algunos que están en el limbo y no se sabe concretamente cómo actuar”.

En este sentido, Vicente añade, que ahora se están encontrando con el problema de una vez fallecido el animal, “si no lo incineran y no adjuntamos un certificado de incineración, no lo podemos dar de baja. Es un tema sin pies y cabeza, si eutanasio o fallece, puedo darle de baja, independientemente que incineren o no; nos ponen a los veterinarios en un lugar complicado en el que no tendríamos que estar”.

Tenencia responsable

En definitiva, el panorama de los veterinarios de pequeños animales no es muy bueno. Lucía Vicente entiende que “la gente se eche un poco para atrás. Veterinario es la profesión más bonita del mundo, como dice mi padre, lo que pasa que nos van poniendo problemas que al final te hacen preguntarte si te compensa o no te compensa”.

“Tenemos que avanzar todavía mucho a nivel de sociedad para ponernos al ritmo de otros países y hay que darle mucha importancia a la tenencia responsable de los animales, que, claro, tienes que llevarlo al veterinario, y mientras no haya una seguridad social como en la medicina humana, pues hay que pagarlo. No puedes tener un perro o un gato por tenerlo simplemente, tienes que saber si tú puedes mantenerlo, cuidarlo, y para eso es la profesión veterinaria la única encargada y competente”, insiste Antonio Rubio.

“Es muy importante que la gente entienda que si tiene un animal, se tiene que plantear si lo puede tener; si tiene tiempo para sacarlo, si tiene dinero para mantenerlo y si le pasa algo al animal, lo va a poder pagar. Eso hasta ahora la mayoría creo que no se lo plantea”, concluye Lucía Vicente.