, 05 de mayo de 2024
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Luis García Montero presenta en Salamanca 'Almudena' ante un público entregado
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de la mano de Luis García Jambrina

Luis García Montero presenta en Salamanca 'Almudena' ante un público entregado

Actualizado 25/04/2024 15:52
Charo Alonso

El director del Instituto Cervantes visita Letras Corsarias con una biografía sentimental hecha poema a su esposa Almudena Grandes

Acababa de publicar el poeta profesor Luis García Montero 'Completamente viernes', en los noventa, el primer libro en el que hablaba abiertamente de su amor por la novelista madrileña, cuando tuve la fortuna de escucharla y cenar con ella en Badajoz. Y de Almudena Grandes, feliz y febril en la risa, abierta, cercana y sumamente divertida, guardé una fotografía y una confidencia a medida que avanzaba la cena, tan literaria, tan alegre ¿Qué sientes cuando ves este libro de poemas de amor que te ha dedicado el Poeta? Y todo fueron resoplidos simpáticos, risas de melena negra y esa voz cálida y grave: “Al principio me daba vergüenza. Es un regalo”.

Ahora el regalo es un hermoso volumen publicado por Tusquets que se lee como una historia de amor con final abierto y adolorido. Contiene como una caja amorosa los poemas escritos desde el 1994 hasta la muerte de la escritora a la que dedicó Un año y tres meses. Libro que coloqué junto a Completamente viernes, ese hermoso ejercicio ebrio de amor inicial que el esposo puso sobre el féretro de la esposa. A Luis García Montero, los profesores lo estudiamos en el temario de literatura contemporánea, ese mismo García Montero que ahora es el Director del Instituto Cervantes, el poeta, la otra mitad de una pareja legendaria. Y el autor de Almudena.

Charo Alonso: Ya sabemos por qué Almudena, pero ¿Por qué ahora?

Luis García Montero: Desde los años noventa, cuando empecé a vivir con Almudena, le escribí poemas de amor, utilicé la poesía para saber qué decimos cuando decimos soy yo, somos nosotros. La mirada poética ha sido siempre importante para mí en tiempos del amor, como no iba a serlo ante la enfermedad. Me daba miedo publicar Un año y tres meses, pero con la muerte me había quedado en el vacío y la única forma de darle sentido a la vida era mi vocación poética. Era un libro sobre la vulnerabilidad. Ahora Tusquets me propuso reunir los poemas e incluir entero este libro.

Ch.A.: En él hay dos dibujos muy hermosos con un detalle especial: en uno es la autora la que pone la cabeza sobre su hombro, y en la otra, el Poeta el que pone la cabeza en el hombro de la autora…

L.G.M.: Se eligieron las fotografías para esos dibujos y tiene un sentido: la historia de nuestra democracia también es la historia de nuestra educación sentimental. Es una muestra de que no hay dominación, ambos son iguales. La democracia no es solo ir a votar cada cuatro años sino que se vive en las relaciones humanas, sin dominación, sin imposición. La hemos vivido en la libertad de la primera novela de Almudena, en que se pudiera hablar de Lorca en Granada. La democracia es la importancia de la igualdad, y también la del cuidado, que todos tengamos el derecho a ser cuidados mutuamente y no solo unos pocos. Vivimos en una sociedad muy narcisista y tenemos que aprender a cuidarnos, en el día a día, en los momentos de enfermedad, apoyarnos en el hombro del otro.

Ch.A.: Después de un libro como este… ¿Qué está escribiendo ahora?

L.G.M.: Estoy escribiendo algún poema a partir de esa mirada sobre el mundo que me llena de inquietud… pero me he refugiado en el ensayo. Estoy escribiendo sobre Prometeo, y lo hago para entender este futuro nuestro de guerra, de injusticias… quisiera preguntarle si después del castigo por robar el fuego y viendo como hemos respondido los hombres si no habría cambiado de idea.

Ch.A.: No quiero molestarle más y hay mucha gente que desea hablar con usted pero no puedo dejar de preguntarle si viaja al sur… en tren… desde la Estación Puerta de Atocha Almudena Grandes.

L.G.M.: Es muy emocionante sentir el cariño de la gente y toda la familia estamos muy agradecidos. El amor hacia Almudena se siente con esa estatua, esa calle, ese colegio… Te voy a contar una anécdota, hace unos meses escribí en una columna que mi hija me había regalado una chaqueta y me la dejé en el tren. Me di cuenta y regresé a la estación, hablé con los responsables, fui al vagón y al salir oí por los altavoces como decían que el tren iba a salir hacia la estación Almudena Grandes Puerta de Atocha. Entonces sentí que Almudena estaba ahí, que me había llamado la atención por perder el regalo de mi hija. Ella estaba acompañándome y ayudándome para recuperar esa chaqueta.

Te mira a los ojos Luis García Montero y son ojos que sonríen. Atienden a quien llega con uno, dos, tres volúmenes, pilas de libros que firma con calma. No cabe nadie más en la librería y la cristalera de la cubierta corsaria se abre para que, desde la calle, veamos el escorzo del poeta, la larga melena de Luis García Jambrina quien hace una presentación generosa y rigurosa de este “Intelectual de muchos saberes, catedrático de la universidad de Granada, hombre comprometido políticamente, y poeta… el más representativo de los últimos cuarenta años”. A lo que García Montero no puede por menos que añadir que esto “Me va a generar muchos enemigos” dejando que las risas del público interrumpan la laudatio de Jambrina, quien sigue incidiendo en su lectura humanista del mundo, su cercanía con la tradición, su personaje iluso y descreído, perplejo y desorientado con el que el lector se identifica. El autor de este libro de libros, cancionero amoroso de título escueto, excelente antología y ejercicio elegíaco que es un canto a la vida que se inicia con un texto de la propia Almudena y se cierra con el único poema –un poema de amor- que escribió la narradora, dedicado, como no podía ser de otra manera, a Luis García Montero.

Si el amor es un género literario, reitera Jambrina, este lo es. Un libro que conmueve al lector que llena la librería de un silencio cómplice en el que se oye la voz aún aflamencada y sureña de García Montero feliz de estar en compañía de Jambrina, feliz de estar en la Salamanca literaria, junto a una Universidad que defiende de los cretinos que la critican y que alimenta los proyectos de la enseñanza del español en el Cervantes que ahora dirige. Un poeta que resalta la importancia de las librerías y que recuerda cómo coincidió con la novelista en el año 1991 en un acto contra la Primera Guerra del Golfo, conociéndola después en un encuentro de escritores en Verines que ahora, precisamente, dirige el propio Jambrina. Un encuentro ya mítico del que presumía García de la Concha “Yo presenté a García Montero y a Almudena” y que estuvo siempre marcado por la poesía.

El padre y el abuelo de Almudena Grandes eran poetas, ella era una gran lectora de poesía, y en los inicios de su historia de amor, García Montero le pedía a sus amigos poetas libros con dedicatorias a la amada a quien escribía, al final, un poema de amor. Poemas que llenaron varios títulos en los que “El yo biográfico tiene que trascender más allá de sí mismo”. El conjunto de poemas, cual cancionero amatorio, se publicó en el 2014 por la editorial Valparaiso y la propia Almudena escribió el prólogo que ahora se reedita en este volumen donde tienen cabida todos los poemas de amor y los poemas de los cuidados finales y la muerte que dudó en publicar García Montero, ya que “te pierdes en el vacío pero me alegro de haber escrito un libro así, porque mucha gente ha venido a contarme que le ha servido para afrontar sus propias pérdidas. La poesía da sentido a mi vida y acudo a la historia de la literatura para nombrar el amor, y para nombrar la muerte, para buscarle un sentido a la pérdida y aprender a convivir con la vulnerabilidad”.

Y un silencio plagado de voces quietas parece detenerse. Más allá de la anécdota contada con inmensa gracia, más allá de la alegría de esta recepción inmensa de abrazos y libros hay un silencio pleno de voces calladas, canto a la vida y a la memoria. La memoria compartida y amorosa que no cesa, galdosiana, rebelde, militante, plena. Es la vida desbordando todas las letras: Almudena.

Charo Alonso.