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Condenar conciencias: ¿derecho del Parlamento Europeo?
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Condenar conciencias: ¿derecho del Parlamento Europeo?

Actualizado 12/04/2024 07:51
Tomás González Blázquez

Cuando hace unas cuantas semanas ayudaba a mi hijo con un trabajo sobre la Unión Europea, para la asignatura de Sociales en 4º de Primaria, no imaginaba que una de sus instituciones, el Parlamento Europeo, estaba a punto de condenarme. Lo hizo, concretamente, este jueves pasado, 11 de abril de 2024: una fecha memorable, para no olvidar.

Si en su resolución del 24 de junio de 2021 esta misma cámara reconocía “que, por razones personales, los profesionales de la medicina pueden invocar una cláusula de conciencia”, sin dejar de subrayar que “la cláusula de conciencia de una persona no puede interferir con el derecho del paciente a acceder plenamente a la atención sanitaria y a los servicios”, se conformaba con un lamento: “Lamenta que, en ocasiones, la práctica común en los Estados miembros permita a los médicos, y en algunas ocasiones a instituciones médicas enteras, negarse a prestar servicios sanitarios sobre la base de la denominada cláusula de conciencia, que conduce a la denegación del aborto por motivos de religión o de conciencia, y que pone en peligro la vida y los derechos de las mujeres; señala que esta cláusula también se utiliza a menudo en situaciones en las que cualquier retraso podría poner en peligro la vida o la salud del paciente”.

Lo que les parecía lamentable es ya condenable, y han pasado de un lamento a una condena, en la última de sus resoluciones, que anhela nuevamente convertir el aborto en un derecho fundamental en la Unión Europea: “Condena el hecho de que, en algunos Estados miembros, el personal médico y, en algunos casos, las instituciones médicas en su totalidad denieguen el aborto sobre la base de la cláusula de «conciencia»; lamenta que esta cláusula se utilice a menudo en situaciones en las que cualquier retraso pone en peligro la vida o la salud de la paciente”.

A la vida y a la salud, precisamente, nos debemos los médicos. La creciente aceptación social de la eliminación de la vida humana antes de nacer, argumentando unos supuestos motivos de salud, escenifica esa lucha entre derechos que posterga el derecho a la vida. La realidad, indiscutible a la luz de las cifras oficiales, es que el aborto se emplea sin límite alguno como “método anticonceptivo” posterior a la concepción, en lo que representa una contradicción flagrante con cualquier planteamiento de salud sexual y reproductiva con un mínimo de solvencia científica, es decir, libre de inconsistentes ideologías de género y de baratos argumentarios de partido político.

Imagino que en la siguiente resolución del Parlamento Europeo instarán a la derogación del Código de Deontología Médica vigente en España: Respetar la vida humana, la dignidad de la persona y el cuidado de la salud del individuo y de la comunidad son los deberes primordiales del médico (art. 4.1). El médico debe ejercer su profesión con el mayor respeto por el derecho a la vida y la protección de la salud de las personas y de su comunidad (art. 4.5). El ser humano es un fin en sí mismo en todas las fases del ciclo biológico, desde la concepción hasta la muerte. Es un deber deontológico respetar y proteger al concebido y no nacido (art. 61.1). La objeción de conciencia es el derecho del médico a ser eximido del cumplimiento de los deberes constitucionales o legales por resultar dicho cumplimiento contrario a sus propias convicciones. El reconocimiento de la objeción de conciencia atañe individualmente a cada médico y es garantía de libertad e independencia en su ejercicio profesional (art. 34). Y junto a la española, acosarán al resto de corporaciones médicas de los estados miembros. Total, los médicos, ese colectivo tan despreciable… ¿Deontología? A los europarlamentarios esta palabra les debe sonar a un idioma fuera del alcance de sus traductores, ya sea en Estrasburgo o en Bruselas. Erigidos en dispensadores de derechos y ejercitantes de los mismos, acaban de condenarme por oponer mi conciencia de médico al crimen del aborto. Todo un honor.

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