“La gratitud, consecuencia inmediata de la caridad, brota espontánea en el corazón de los hombres buenos, como las flores en cuidado jardín y las hierbas en fértil prado...”, son palabras de un oficial de la Guardia Civil a finales del siglo XIX. Sin lugar a dudas la gratitud es la memoria del corazón. Son tiempos en el que es bueno recordar y en justicia ensalzar. También defender ante tanta indefensión e injusticia. La honestidad es un valor que no hay que olvidar.
La Guardia Civil es un Instituto armado español de naturaleza militar, dependiente del Ministerio del Interior y del de Defensa, que cumple, entre otras, funciones de seguridad. Creada el 28 de marzo de 1844, mediante Real Decreto?, ideada por D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada, arranca el 13 de mayo de 1844, siendo este su primer Director General. Nace por la necesidad de disponer de un Cuerpo de Seguridad Pública de ámbito nacional, fuerte, profesional y de amplio despliegue territorial, que respondiera de manera eficiente a las necesidades de seguridad de la España de la primera mitad del siglo XIX, lo cual lleva a cabo con gran éxito.? Sus 180 años de historia continuada, sin alterar su denominación, le otorga la consideración del Cuerpo policial más antiguo de España.
El Duque de Ahumada siempre tuvo presente una gran preocupación por el correcto y honroso empleo por sus hombres de las armas y por supuesto el de las blancas, que eran las que siempre se portaban en todo momento incluso cuando no se estaba expresamente prestando servicio. Así el 4 de agosto de 1846 dictó la siguiente circular que tuvo su origen en un hecho desagradable: “Varias veces algunos Guardias han desenvainado sus sables contra paisanos desarmados. Para llegar a este extremo es necesario que haya una grande necesidad de apelar a él, pues todo Guardia Civil debe tener muy presente el lema de las antiguas espadas españolas, – no me saques sin razón, ni me envaines sin honor - y pocas veces puede haber causa para desenvainarla contra el paisano desarmado”.
El lema de la Guardia Civil es: “El Honor es mi Principal Divisa”, extraído del artículo 1º del Reglamento para el Servicio escrito por su fundador, que literalmente dice: “El Honor es la principal divisa del Guardia Civil. Debe, por consiguiente, conservarse sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás”, y refleja el espíritu que rige al Instituto además de la cualidad más valorada. En su artículo 2º: “El mayor prestigio y fuerza moral del Cuerpo es su primer elemento; y asegurar la moralidad de sus individuos, la base fundamental de la existencia de la Institución”. El honor es fundamental a la hora de servir a los demás y debe entenderse como “la cualidad moral que lleva al más exacto cumplimiento de los deberes”, es decir, como sinónimo de honestidad y honorabilidad. Ser honrado y parecerlo son actitudes necesarias a la vez. Es un principio que no puede cambiar; desde tiempos antiguos o de Cervantes sigue valiendo igual, porque es inherente a la dignidad de la persona, y tiempos atrás era inherente a ser español.
La Guardia Civil está más presente que nunca en la realidad española y sabe defenderse con honor. Hay un dicho antiguo castellano que dice: “puede una gota de lodo sobre un diamante caer, puede de igual modo su fulgor oscurecer; pero aunque el diamante esté cubierto de cieno, su valor lo hace bueno; no lo perderá ni un instante, y ha de ser siempre diamante por más que lo manchen todo”. La fidelidad, la dignidad, la honestidad y el amor a los demás siempre serán un valor seguro para las personas capaces de dar ejemplo de ellas. Estas virtudes forman el verdadero valor de la persona y del Cuerpo. España le debe muchísimo.
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