La exposicón, organizada por el Servicio de Actividades Culturales y la Facultad de Bellas Artes de la USAL, estará abierta hasta el 5 de mayo
La sala exposiciones del Espacio de Arte Experimental de Fonseca acoge desde este martes y hasta el 5 de mayo ‘Fantasmagorías’, de la artista Andrea Fernández, organizada por el Servicio de Actividades Culturales y la Facultad de Bellas Artes de la USAL.
La inauguración ha contado con la presencia de Luis Barrio Fernández, director del Servicio de Actividades Culturales; Diego del Pozo Barriuso, vicedecano de Estructuras y Extensión Cultural de la Facultad de Bellas Artes; y la autora, Andrea Fernández.
El horario para visitar la exposicón es: martes a sábado de12:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:30 horas; domingos y festivos de 10:00 a 14:00 h.; los lunes, cerrado.
El proyecto 'Fantasmagorías', una mirada retrospectiva de lo sensible, abraza una memoria autorreferencial que parece emerger de las tinieblas del olvido. Confeccionada desde el archivo personal autobiográfico, encuentra en su interior fragmentos acumulados tan propios de lo vivificado como de lo vívidamente vivido. Busca reconducir la mirada allí donde no alcanza nuestra propia mano, allí donde nuestros cuerpos yacieron en algún momento. La vuelta al registro, gráfico o auditivo nos permite poder encontrar las ruinas de lo que ayer fue hogar carnal, o simplemente cuerpo habitado.
Este autorretrato, imaginado desde lo audiovisual, la imagen fotográfica y archivo escrito, construye una memoria, una identidad cabalgando un hilo de voz que acaba por desvanecerse en una voz hablada. La aparición de aquello que pudo antes haberse ocultado. Un acto/duelo fallido que parece materializarse en el eterno retorno. Una manera particular del volver como metodología del hacer. Una parresía llena de la verdad, que nunca podrá encontrar un cierre. Una forma informe que tan pronto se nos desvela como vuelve a velarse a su paso. En otras palabras, un recuerdo infraleve que acecha en una larga sombra del pasado que se nos presenta en presente, incapaz de materializarse.
Fantasmagoría, autobiografía, memoria y cuerpo-ausente son algunos de los conceptos que podemos ver volcados en este proyecto. Transmutado en una máquina que no existe, nos trasladan a ningures, un nolugar inhabitablemente habitado. Así como una imitación, copia o reproducción, las imágenes toman su propia esencia, alejándose de su primera fuente. Más allá de este reflejo, su hecho ha sido devorado por su representación, se ha desvanecido.
Despierta entonces la inquietante extrañeza tan propia como impropia de poder verse en el otro. Rozaremos con nuestras huellas el registro, el reflejo de un espejo con la imagen de un fantasma que hace llamamiento a los nuestros propios, como quien intenta devolvernos la mirada. He aquí la muestra, de des-nucarse para des-nudarse. ¿Qué podemos recordar? O en cualquier caso ¿Qué parecemos haber olvidado y vuelve sucesivamente?
Andrea Fernández. Hermida (Vigo, Galicia, 2001) tiene el Grado de Bellas Artes y actualmente está cursando el Máster en Producción y Prácticas Artísticas en la Universidad de Salamanca y el Grado de Psicología de la UNED, lleva consigo una larga trayectoria dentro de la práctica artística.
Durante los últimos 7 años, ha explorado en su trabajo cuestiones acerca de la autobiografía, el trauma psicoanalítico, la memoria y las poéticas de la identidad a través de técnicas interdisciplinares. Su profunda vinculación con lo audiovisual ha sido marcada por el dibujo, la fotografía y la escultura, mostrándonos una visión particular que reflexiona acerca las no-ficciones, el cuerpo y la herida.
Desde el 2014 ha participado en proyectos colectivos y exposiciones de arte contemporáneo, recibiendo en 2023 el Premio San Marcos de la Universidad de Salamanca en la categoría de escultura con la obra Abyección I, así como otras menciones en audiovisuales (2022), pintura (2023) y otras manifestaciones artísticas (2023). Actualmente se encuentra comisariando la exposición colectiva Pieles y pelos, velos y desvelos en la Salaseis de la Facultad de Bellas Artes.
FOTOS: RAÚL GONZÁLEZ RIEGO