La estrecha relación entre política y religión ha ayudado a extender la idea de que el colectivo LGTBIQ+ «no es africano« o que los homosexuales «abren las puertas del infierno»
Lara Brusa Safigueroa
Defensora de los derechos humanos
No es noticia que en muchos países esté presente la lucha contra la eliminación de derechos hacia la comunidad LGTBIQ+, pero en muchas ocasiones esta información se olvida o en ocasiones no se le da voz. Alrededor del mundo, un tercio de ellos tienen leyes que criminalizan al colectivo. Son los casos a manos del gobierno de los países de Kenia, Ghana, Malaui o Uganda, en los que todavía no se da voz o se mantienen al margen debido a que se trata de países que quedan «lejos» del «moderno y avanzado Occidente».
En Kenia, el presidente William Ruto lleva años pronunciándose en contra de los derechos del colectivo LGTBIQ+, sobre todo entre 2015 y 2022, con sus discursos de odio: «no hay cabida para los homosexuales en este país» o «mi posición como cristiano es que la Biblia nos enseña contra la homosexualidad». Esta situación se ha agravado más cuando, en junio de 2023, se aprobó una de las leyes más graves contra la comunidad, pues establece la pena de muerte por causa de «homosexualidad agravada». Más tarde se impuso otra medida que reforzaría la anterior, condenando a cincuenta años de cárcel a todo aquel que «practicase» la homosexualidad. El pueblo keniano ha salido a las calles, pero en su mayoría a apoyar la causa movilizados por la estrecha relación entre el partido del presidente Ruto y la religión; se ha extendido la idea de que el colectivo «LGTBIQ+ no es africano» o que los homosexuales «abren las puertas al infierno [...]».
Kenia no es el único país de África que desgraciadamente sufre estos ataques brutales contra los derechos humanos de los ciudadanos. En Ghana, el pasado mes de febrero se aprobó un proyecto de ley para encarcelar de tres a diez años o más a todos aquellos que se identifican como homosexuales o a aquellos que tengan algún tipo de relación con asociaciones o personas cercanas al colectivo. Como se puede imaginar, se impide el matrimonio entre personas del mismo sexo, e incluso aunque esas personas se hubiesen casado en otro país, si viven ahí, se les perseguirá; también se busca que el gobierno traiga de vuelta y pueda juzgar y condenar a quienes buscaron refugio y asilo en otros países.
Finalmente, otro ejemplo de este tipo de medidas en contra de los derechos del colectivo LGTBIQ+ es Uganda. Ya hace unos años se hizo viral un mitin del por entonces pastor/doctor Martin Ssempa, actuando como presidente de un grupo de trabajo nacional en contra de la homosexualidad en la República de Uganda. Así, sumándose a este caso, el año pasado se aprobó una ley que mantiene la cadena perpetua por mantener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo (norma vigente desde tiempos coloniales británicos), además de condenar la «promoción de la homosexualidad» y condenar a pena de muerte a todo aquel que practique la «homosexualidad agravada». Todo por «defender la santidad, culturas y aspiraciones de su pueblo».
En todos estos países, los grupos que defienden los derechos LGTBIQ+ han reclamado, se han manifestado y están haciendo todo lo posible para que estas leyes que se quieren imponer no se promulguen, pues las consecuencias que pueden tener son más que negativas para el pueblo keniano, ghanés y ugandés. Debería bastar con su lucha, pero como vemos, no es suficiente y se necesita de la colaboración y lucha de todos para acabar con leyes que lo único que consiguen es estigmatizar al colectivo además de robarles sus derechos humanos y castigarlos por el mero hecho de existir. A día de hoy, pertenecer al colectivo LGTBIQ+ es un riesgo debido a todo el sentimiento homofóbico, transfóbico, etc., que se produce hacia estos por parte de la sociedad en algunos países. Pero el peligro es aún mayor si te ha tocado la mala suerte de nacer o vivir en unos de estos países del mundo en los que el gobierno está en contra de ti y hace todo lo posible para reprimirte.
Desde Amnistía Internacional se hace un llamamiento y se pide a los gobiernos y Estados de África que reconozcan públicamente y protejan los derechos humanos de todas las personas por igual, sin importar su orientación o identidad sexual. Deben abstenerse de realizar y promulgar leyes que atenten contra las conductas sexuales libremente consentidas entre personas del mismo sexo para así cumplir las normas internacionales de derechos humanos y respetar los principios básicos de dignidad e igualdad humanas. Del mismo modo, se debe fomentar la educación igualitaria para evitar todo tipo de discriminaciones entre las personas.
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