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Miguel Gullón, el salmantino que predice el tiempo desde Madrid
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Miguel Gullón, el salmantino que predice el tiempo desde Madrid

Actualizado 05/04/2024 08:11
Berta Joven

Es uno de los meteorólogos que trabaja en el Centro Nacional de Predicción de la AEMET

El salmantino Miguel Gullón es miembro del equipo de meteorólogos que elabora la predicción del tiempo en Madrid, Castilla La Mancha y el norte de la Península. Está detrás de la información que aparece en la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) cuando queremos comprobar el tiempo que esperamos a la hora de hacer una maleta o asegurarnos del buen estado de las carreteras antes de emprender un viaje. “Los modelos son confiables hasta 24-48 horas”, puntualiza.

Miguel estudió Física en la Universidad de Salamanca y, posteriormente, un doctorado en Astrofísica en la Universidad de Alicante. Aprobó la oposición en 2021: primero, consiguió plaza en el nivel base, el de observador, y tiempo después aprobó el examen para el cuerpo medio, por lo que desde septiembre de 2023 es predictor en el Centro Nacional de Predicción de la AEMET (Madrid). “Yo trabajo en lo que se llama predicción operativa, que consiste en hacer las predicciones y los avisos para difundirlas en los medios”, explica. Tras las lluvias de Semana Santa, confirma que está siendo un buen año en cuanto a precipitaciones gracias a la circulación de borrascas, aunque la sequía siga siendo grave en en varias zonas de España: sur, Levante y noreste, sobre todo Cataluña.

En la AEMET trabajan en equipo. Los predictores interpretan los modelos y el jefe de turno tiene la última palabra. Si es un aviso rojo, se eleva a los superiores, que decide cuándo es necesario activar una alerta. “En enero hubo un escenario cuyos ingredientes iniciales eran similares a los de Filomena pero que al final fue mucho menos adverso de lo previsto. Para que se dé un fenómeno así, se tienen que poner diferentes actores en juego, que las bajas presiones se sitúen de una determinada manera, la llegada de aire frío… Recuerdo que me sorprendí bastante porque los modelos apuntaban a una configuración muy parecida a Filomena, pero al final resultó que no”.

Y es que la meteorología es una ciencia “caótica”, en palabras de Miguel. “Los modelos son fuertemente dependientes de la escala y de las condiciones iniciales. Dependen de las condiciones de contorno (terreno, orografía...) Las predicciones se deben interpretar en términos probabilísticos. Se vende que tenemos que ser más deterministas, pero no creo que haya un meteorólogo que te diga con total certeza que un fenómeno va a ocurrir. A lo sumo, con un 99% de probabilidad".

Como meteorólogo, Miguel está especialmente preocupado por el cambio climático. “Lo veo como una muerte lenta”, se lamenta. Las consecuencias del calentamiento global en un futuro inmediato son desconocidas. “Mucha gente cree que no importa que la temperatura aumente un grado de media global, pero eso significan diez más en verano. Si ya alcanzamos en la península 40ºC, eso significa que podremos llegar a 50ºC en cuestión de varios años o décadas”.

Veranos de cinco meses, noches a 25ºC… los escenarios son aterradores y Miguel afirma que los informes sobre el cambio climático suelen ser “muy conservadores en sus predicciones”. “Otra de las cuestiones que tampoco se transmite es que el exceso de energía que hemos generado por la quema de combustibles fósiles es absorbido por el océano aproximadamente en un 90%. Es decir, que todo este calor que estamos notando ahora es solo el 10%. Pero el océano está diciendo 'basta' y este año no ha conseguido regular la temperatura en invierno. Estamos entrando en un terreno desconocido del sistema climático terrestre, ya que el océano tiene aproximadamente mil veces más poder calorífico que la atmósfera y, por lo tanto, su inercia es enorme. Las implicaciones de esto serán profundas pues implicarán un desequilibrio de los diferentes regímenes climáticos en el planeta".

Desde el Centro Nacional de Predicción de la AEMET, Miguel Gullón observa estos nuevos patrones climáticos y examina los datos y la información que proporcionan los sistemas especializados, mientras se enfrenta al reto de trabajar como predictor en un momento tan crítico del planeta.