El periodista Chema Díez habla del importante partido para Unionistas en la casa del Deportivo de La Coruña esta jornada
Unionistas CF jugará ante más de 20.000 personas el próximo domingo 7 de abril a partir de las 17.00 horas. Ver algo así en una categoría como Primera RFEF es sorprendente y, a la vez, gratificante por el nivel de los rivales y la posibilidad que tienen algunos futbolistas de jugar en campos con tanta historia.
Sí, hablamos de Riazor, estadio que otrora vivió momentos mágicos en Liga y Champions y que ahora transita en un nuevo camino hacia el fútbol más profesional con un Deportivo de la Coruña que, de la mano de Idiakez, lleva velocidad de crucero.
Visitar Riazor y hacerlo contra un Dépor que va líder y con el favoritismo de lograr el ascenso directo supera cualquier tipo de motivación extra para Unionistas, que ya sabe lo que es jugar en un estadio que ha dado tantos momentos mágicos al fútbol español, no sólo a sus aficionados.
16 puntos separan a ambos conjuntos en la clasificación, con dos objetivos bien distintos: unos, lograr el ansiado y perseguido ascenso a Segunda División; y, otros, seguir soñando hasta el final con una Copa del Rey que está muy cerca. Y es un botín muy preciado.
Unionistas llega a este partido después de sumar dos victorias seguidas (Nàstic y SD Logroñés) y con la vitola de saber lo que es ganar en campos de los equipos llamados a luchar por ascender. A la victoria contra el Nàstic en tierras catalanas, hay que sumarle el triunfo ante el filial del FC Barcelona (0-2) o el empate ante la SD Ponferradina (1-1).
El equipo gallego, liderado por Imanol Idiakez, llega en un momento inmejorable, después de realizar una segunda vuelta casi inmaculada y con jugadores de la talla de Lucas Pérez, Germán Parreño, Balenziaga, Pablo Vázquez, Diego Villares, David Mella o una de las grandes sensaciones de la categoría: el joven Yeremay, cuyo nivel futbolístico es altísimo.
Pero, como se suele decir en esto del fútbol, juegan once contra once y la realidad exterior al terreno de juego, muchas veces no tiene nada que ver con lo que pasa sobre el verde y la ilusión, las ganas y el objetivo de la Copa son alicientes demasiado ambiciosos como para no pensar que es posible ganar en Riazor.
Y si encima lo haces rodeado de los tuyos, esos que nunca se rinden y acompañan al equipo allá donde vaya, pues todo es un poco más favorable. Es muy difícil, claro… pero en Riazor, ¿por qué no?