Miércoles, 15 de mayo de 2024
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Un gran tipo de la vieja escuela
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obituario

Un gran tipo de la vieja escuela

Actualizado 03/04/2024 14:47
Toño Blázquez

In momorian Jesús María Corredera

Aquellos años los medios impresos de Salamanca tuvieron un nivel muy efervescente y competitivo. Llegaron a imprimirse hasta tres periódicos. Yo era un mindundi con una pasión desordenada por el periodismo. La Gaceta Regional de Nicolás Dorado de las Heras, que me trataba con una distanciosa displicencia, pero me dejaba escribir mis primeros esbozos en comentarios y croniquillas, la Gaceta de José Luis Mosquete después director, de Nacho Francia y Ernesto, que siempre firmó X, la de Francisco Casanova Villar con su inefable Hoja del Lunes, sus plátanos de merienda y su curiosa amistad con la estrella peñerandina de EEUU, afincada vacacionalmente en Alba, Wences Moreno, con el que se carteaba desde Las Vegas misivas eróticas, la Gaceta de Don Lance, que me saludaba con un exabrupto, a mí, chavea que anda por allí impertinente y curiosón.. El traqueteo insomne de los teletipos. Las linotipias abajo, en talleres, el paciencioso y puntilloso LLuis (nunca apreciado y valorado en justa medida a su trabajo) con el Sr. Abundio (inolvidable maestro del oficio), aquellas maquinorras Oliveti: tacatá, tacatá, tacatá….La de los inolvidables corresponsales de provincia, Myly Díaz, Vicente, Sol Olivera…y Jesús María Corredera.

Corredera era ya un tipo de emergente talento periodístico, un tipo del que aprender muchas cosas. Yo me arrimé a él porque era buen persona, a los maletillas del oficio nos trataba con respeto, cosa infrecuente, tenía ideas originales sobre reportajes, entrevistas…de hecho durante varios años una sección suya llamada La Ronda, fue una de las más leídas del periódico. Por ese formato, tipo entrevista, pasó lo más representativo de los gremios de la ciudad. Siempre, a pesar del mucho tiempo sin vernos, aunque vivimos cerca, guardé una noble y sincera amistad con Jesús, un tipo que alcanzó a vivir con pasión el periodismo de la vieja escuela y en el que yo empecé a nadar muy jovencito al amparo primerizo de aquel Adelanto, con la misma “tecnología” de la época, de Enrique se Sena.

Cuando leo ahora que se cerró tu ciclo de vida, tan joven aún, me mueve mucha tristeza por dentro porque (aún los lapsus) nuestra amistad siempre tuvo la frescura de esas amapolas que están a punto de principiar una nueva primavera. No te preocupes Jesús, aunque tú no la alcances a ver, yo te la contaré en mi memoria justo cuando nace abril, cuando ya es evocación y casi olvido aquel periodismo fervoroso que tanto nos apasionó.

Descansa en paz amigo.