Los más académicos dicen “Golpeo de uña”. Pero, busquen donde busquen, nunca encontrarán un manual de técnica de fútbol que enseñe a golpear el balón de puntera. Tampoco nadie se atrevería a catalogar tal acción como una virguería del juego, incluso viéndosela ejecutar a Ronaldo Nazario cuando conseguía gol con la máxima naturalidad. En su caso, siempre fue un excelente “recurso de la técnica” que le dio rendimiento en alguna contienda.
El?“hallux”, conocido como dedo gordo del pie, o gran artejo u ortejo para los más “redichos”,??? es considerado el primer dedo del pie en cuanto a orden. Se corresponde con el dedo pulgar, en los miembros superiores, o sea, las manos. Y a diferencia de los otros dedos, posee dos falanges en lugar de tres.
Cuando vemos golpear a Modric de exterior de pie, o a Roberto Carlos ejecutando un tiro a puerta utilizando la “trivela” (tres dedos exteriores del pie) con tanta precisión como intensidad del balón en sus trayectorias, pocos pueden entender que el aprendizaje de dichas figuras técnicas fuera autónomo y a lo que los entrenadores no suelen dedicarse, ni de niños, a enseñar tan específicas técnicas de golpeo. Sin embargo, esas figuras si pueden llegar a leerse en algunas lecciones de técnica de fútbol; yo mismo tengo un libro de Pelé donde nos ilustraba incluso con figuras realizadas por él mismo.
Por lo tanto, me voy a dar el capricho de sintetizar cómo se “golpea el balón de puntera” con eficiencia, tanto para conseguir un buen producto final como para no dañarse el pie. De hecho, puede utilizarse para “birlar” la pelota al contrario, desviarla antes que él, etc. Aunque lo más complejo sería conseguir gol de puntera.
Prioritariamente, procede cortarse la uña del dedo gordo sin que sobresalga apenas de la ”yema”, así evitaríamos deformaciones, hematomas donde la sangre puede quedar atrapada entre el lecho de la uña por golpeo deficiente y traumatismo seguro a través de la uña.
Una de las características principales de este golpeo es la rapidez con la que se puede ejecutar, anticipándose a todos los defensores, precisamente porque no es necesario armar la pierna, en retroceso previo, para coger fuerza en la acción. Así que, hay que escoger la superficie del balón donde conectar con el dedo gordo, fijándose en el “polo norte” del balón, en la parte más alta.
Al atacarlo para golpear, lo haremos con el dedo extendido y rígido, bloqueando sus dos falanges, tocando con fuerza la pelota pero “rozando” con la “yema del dedo gordo” con trayectoria ascendente, “raspando” la superficie, sin que el pie impacte frontalmente sino más bien por abajo. Para que no se resienta la articulación, el pie se mantendrá rígido también en el tobillo y todos los dedos acompañarán hacia arriba al “dedo gordo” activo formando una única pieza. Y con la sensación práctica de que la pantorrilla se contrae igualmente.
En el gesto protagonista, la pierna nunca se va a extender como en un golpeo normal, sino que acompañará la acción “bloqueando” previamente la rodilla. Eso sí, los dedos saldrán del golpeo en sentido ascendente y nunca golpearían en la parte baja de la pelota como en los tiros habituales de empeine.
Toda esta disección extensa parece complicada entenderla hasta que se hayan practicado dos golpeos al balón. Éste iniciará su trayectoria, primero de ascenso al recibir el impacto de la puntera, para caer inmediatamente al suelo, en velocidad, con la máxima sorpresa del portero que nunca se esperaría esa trayectoria especial.
Es una técnica apropiada para terrenos embarrados o encharcados, es un golpeo de éxito asegurado pero que se practica muy poco por miedo “al que dirán”. De chavales era la especialidad de los más inútiles en el juego y todavía se recuerdan aquellas reminiscencias. Aunque hay que incorporarlo al vademécum de virguerías técnicas del fútbol.
Una vez acabado este protocolo, me plantearé registrarlo en la oficina de patentes. Aunque aún se puede perfeccionar mucho más si lo culminásemos con la grabación de un vídeo ilustrativo. Eso sí, en la práctica se pueden dañar uñas, huesos, músculos y ligamentos actuantes… Por eso valdría la pena un previo perfeccionamiento. Todavía recuerdo cómo aprendí a hacer mis primeros “caños” al contrario, fue por medio de unas pocas viñetas en el TBO… Y el maestro de entonces se llamaba Ladislao Kubala…
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